Tras mostrar y hablar sobre arte contemporáneo, volvamos a temas serios.
El mito sumerio "Enki y Ninhursag" -Enki, el dios de la arquitectura, ordenador del espacio habitado, y Ninhursag, una antigua diosa-madre, diosa de las montañas- cuenta una historia extraña.
Ninhursag tuvo que dar a luz a ocho diosas para que curaran ocho males que afectaron a Enki después de que hubiera ingerido vorazmente ocho plantas que la misma Ninhursag engendró con el semen de Enki.
El significado del mito no está claro. Quizá describa las nefastas consecuencias de actos desabridos o intempestidos (la lujuria y la gula de Enki), o la creación de plantas medicinales.
El mito, sin embargo, presenta un interés insólito: la creación de la diosa Ninti.
Ninti, literalmente, significa Nin-ti: Señora Costilla. Fue creada para que curara a Enki de un punzante dolor que tenía en un costado.
Según algún estudioso, Ninti estaría en el origen de la extraña historia de la creación de Eva a partir de la costilla de Adán. El hebreo hawwâh (que ha dado lugar a Eva), que deriva de hawah, respirar, vivir, significa viviente; el sumerio ti, por su parte, se traduce tanto por costilla como por vivir, sentarse, morar.
La diosa Ninti sería pues la Señora de la Costilla o la Señora que deja vivir, es decir, que deja habitar (véase KRAMER, Samuel Noah: L´histoire commence à Sumer, Op. cit., pp. 197-198).
La equiparación entre costilla y vida, en sumerio, se basa en un juego de palabras que, al parecer, suenan igual, pero que se escriben de manera muy distinta: vivir se escribía til o til3, y costilla, uzuti (siendo uzu el determinativo que indica que la palabra que introduce designa una parte del cuerpo).
Si la creación de Ninti es una broma, la creación de Eva, tan extraña, ¿no reflejaría también un humor socarrón, que las versiones griega y latina de la Biblia no habrían podido o querido reflejar?
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