Se ha comentado a menudo la estrecha relación entre el apóstol Tomás, el patrón de los arquitectos (aún hoy en día) -cuya leyenda y su relación con la arquitectura es descrita en las apócrifas Actas de Tomás, un texto gnóstico siriaco, del siglo III dC- y Cristo.
Al igual que éste, Tomás es hijo de un carpintero, es crucificado, y hace milagros. Incluso alcanza un estado que solo puede describirse como una transfiguración.
El que la vida de Cristo fuera el modelo de la vida de Tomás es plenamente lógico. Tomás, tanto en hebreo cuanto en otra lengua semita (el acadio), significaba gemelo. Esta noción pasaría al griego: A Tomás (en la Biblia en hebreo y en latín) se le llama Dídimo (en la Biblia en griego). Y Dídimo, significa, literalmente, gemelo.
Existen numerosos textos apócrifos, de los primeros siglos del Cristianismo, atribuidos a Tomás. Además de las Actas (y de una Apocalipsis), el Evangelio de Tomás aporta unos datos curiosos. Un día Cristo preguntó a sus discípulos qué imagen tenían de él, con quién lo comparaban. Pedro lo comparó con un ángel justo; Mateo, con un filósofo sabio. Pero Tomás se negó a divulgar a quién se parecía Cristo; no quiso contestarle. Entonces, Cristo, lejos de enfadarse, reconoció que ya no era el maestro de Tomás -es decir, que Tomás ya no era un discípulo suyo, alguien inferior a él- sino que había alcanzado la sabiduría divina. Le pidió entonces que ambos se apartaran por un momento, del grupo y le comunico en voz baja tres palabras. A la vuelta, Pedro y Mateo preguntaron a Tomás qué es lo que Cristo le había contado, mas Tomas les respondió:
"si os explicara una sola de las palabras que me ha dicho, cogeríais piedras y me las tiraríais, y fuego saldría de las piedras que os quemaría".
Al igual que la palabra de Dios, lo que Tomás sabe ya no puede ser contado.
La creciente equiparación entre Tomás y Cristo y, porque no decirlo, la confusión que provocaban (siendo gemelos no se les distinguía) llegó a tal punto que la relación entre ellos se desdibujaría. Tomás ya no era necesariamente una imagen espejada de Cristo. Éste, como destaca Raymond Kuntzmann, se presentó un día como hermano de Tomás, transfiriendo la primacía en el apóstol, convertido en el prototipo del que Cristo se definió a sí mismo como su imagen. La imagen, de Cristo, que era Tomás inicialmente, se alteró tanto, que éste se convirtió en modelo. Y, por tanto, Tomás era (como) el hijo de dios.
Esta "divinización" de Tomás no dejó de tener consecuencias. La arquitectura que construía ya no estaba al alcance de los humanos. El palacio celestial que edificó en los aires deslumbraba. A decir verdad, era invisible desde la tierra. Al contrario que la ciudad de Ur, edificada por Gilgamesh, y que, percibida por todos desde lejos, proclamaba la "inmortalidad" del héroe mesopotámico, el palacio que Tomás edificó no estaba al alcance de cualquiera. Solo podían acercarse al palacio en las alturas los ángeles y las almas tan puras que ascendían hasta las regiones superiores del éter. Palacio que no tocaba la tierra, y, por tanto, no estaba marcado por la mortandad, la corrupción. Era inmortal y ofrecía la inmortalidad a las almas. Los mortales, entonces, no podían ni siquiera concebirlo.
Al igual que en las tradiciones politeistas, la arquitectura es una creación divina y una práctica solo al alcance de seres sobrenaturales. Cristo es arquitecto. Su obra es la iglesia que edifica; también él es su misma obra. Su cuerpo es su edificio. Pero Cristo es arquitecto porque Tomás lo es. Tomás fue adoptado como patrón -como modelo protector- por los constructores porque logró santificó la labor edificatoria. Hasta el mismo dios cristiano se hizo arquitecto a imitación de Tomás.
Santo Tomás que estás en los cielos...
Querido profesor: Se encuentra bien ? Seguro que no le pasa nada.....ya sabe aqui estamos para ayudarle!!
ResponderEliminarEstimada Glauka
ResponderEliminarDado que entre la arquitectura y la medicina no hay diferencias (ambas ciencias pretender cuidar al ser humano; recordemos que Esculapio es hijo de Apolo, y que medir y medicar son acciones parecidas que pretender poner orden), la divinización del arquitecto, Glauka, de refilón, ¡le afecta! ¿No es fantástico, cuasi diosa?
Tocho en los altares