Los estudiantes de la Universidad de Barcelona, según se narra en una noticia, protestan porque la capilla neogótica de dicha Universidad ha sido reabierta al culto (en vez de ser transformada en una aula), lo que resta lugares para el estudio.
Lo curioso es que, a las diez de la mañana, un día de cada día, unos tres personas estudian en la biblioteca central de la universidad. Una en cada ala. Debe de haber cuatro bibliotecarios para atender a nadie. Da casi miedo entrar.
Quizá las bibliotecas ya no sean lugares de estudio.
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