domingo, 27 de febrero de 2011
Bruce Baillie (1931): Castro Street (1966)
Castro Street (1966)
Cargado por Lost_Shangri_La_Horizon. - Mira películas y shows de TV enteros.
Uno de los mejores documentales de los años sesenta que refleja la vida (la luz, el sonido) de una calle urbana (en Richmond, California). Desde 1992, es considerado patrimonio cultural en los Estados Unidos.
Sobre Bruce Baillie véase esta web.
Yevhen Slabchenko (Eugène Deslaw): Noches eléctricas (1927)
Eugène Deslaw (nacido Yevhen Slabchenko) es un cineasta ucraniano (1898-1966), que ha documentado la vida de las ciudades y el movimiento incesante de las máquinas, entre ésas, las urbes modernas.
sábado, 26 de febrero de 2011
El símbolo del ser humano (el hombre como símbolo)
El mito del andrógino, que cuenta un cada vez más bebido Aristófanes, en el banquete, en el que, entre copas y chanzas los comensales debaten sobre Eros (el amor, o el deseo), que Platón describe en El simposio -quizá su obra (¿teórica? ¿teatral?) más conocida- no deja lugar a dudas: antiguamente, los seres humanos eran esféricos. Poseían dos sexos, que componían un tercero, el andrógino. Dado que tenían de todo, y en abundancia (dos rostros, cuatro brazos y cuatro piernas, etc.), y poseían una forma perfecta, al igual que los dioses, no deseaban nada (el deseo se manifiesta con la conciencia de la falta que algo, cuya necesidad se hace sentir para llegar a estar colmados, o recuperar una perdida o hipotética antigua perfección). Sin embargo, mientras los dioses "verdaderos" vivían en lo alto del Olimpo, los hombres tenían que contentarse con la llanura. Celosos, y siendo conscientes que en nada se diferenciaban de los poderes superiores, decidieron alcanzar la cumbre.
Una multitud de esferas se puso a rodar. Se acercaron a la montaña sagrada y ascendían. Dada su esfericidad, podían desplazarse en cualquier dirección: avanzaban como, explica Platón, los malabaristas que son capaces de dar vueltas sobre sí mismos, apoyándose, alternativamente, sobre los brazos y las piernas extendidos.
Ante esta grave amenaza que pone en cuestión la vida de los dioses, Zeus, el padre de todos, deliberó. La solución fácil hubiera sido fulminar a la humanidad con su rayo. Mas, en esta caso, ¿quién habría practicado los ritos gracias a los cuáles los dioses se daban cuenta de su importancia, y se alimentaban por medio del olor que los manjares ofrendados ascendía (los dioses, como seres etéreos que son, solo necesitan humo, perfume, olores para sobrevivir; no se alimentan de nada material, ya que los alimentos son materia muerta, y traen la muerte. Somos mortales porque comemos. La comida que ingerimos solo retrasa el día de nuestra muerte, aunque nos concede la ilusión, cuando somos jóvenes, y porque somos ilusos, de que somos inmortales).
Tras deliberar y evaluar las consecuencias de la decisión que iba a tomar y del acto que iba a ejecutar, Zeus lanzó su rayo que, como como afiladas tijeras, abriría en canal a los humanos: los escindiría en dos. Desde entonces, los hombres pasarían su vida buscando la mitad que les falta tratando de recuperar la unidad y perfección que otrora poseían. Y, de este modo, dejarían de pensar en ascender al Olimpo y reemplazar a los dioses. La imperiosa necesidad de reencontrar la mitad perdida -y hallada, en ocasiones, pero siempre por un tiempo limitado- les ocuparía toda una vida. Una vida malgastada.
"Cada uno de nosotros, por consiguiente es una fracción complementaria, un símbolo humano, y partido como ha sido, es el desdoblamiento de una cosa única: de lo que se deduce que cada uno está en constante búsqueda de la fracción complementaria, del símbolo de sí mismo" (191 d).
¿"Símbolo"? El ser humano es ¿un símbolo? Esa descripción ha hecho correr ríos de tinta, y ha dado lugar a necesarias aclaraciones. Escritas tal cual, las frases anteriores no tienen demasiado sentido. Sin embargo, el texto de Platón es claro: buscamos "anthropou sumbolon". ¿Qué quiere decir Platón? ¿qué imagen esotérica acerca de la condición humana evoca?
Para nosotros, un símbolo es una imagen: un signo de alianza (como una bandera o un tótem), o una obra de arte. Guernica es un símbolo de la atrocidad de la guerra: así lo deseó Picasso.
Sin embargo, en Grecia, symbolon designaba a una ficha, como la que se utiliza en un juego de mesa o del azar. Esta pieza pequeña solía ser de terracota. Se utilizaba, no en juegos de mesa, pero sí en actos que tenían lugar alrededor de una mesa: en actos en los que se sellaban acuerdos: por ejemplo, acuerdos de paz o de colaboración entre partes (familias, clanes, tribus) antes enfrentadas. Durante el acto que sellaba la paz alcanzada, se cogía el símbolo (la ficha) y se partía (como una hostia, un símbolo que sella la alianza entre un dios y sus fieles, o la humanidad entera, de la que el dios forma parte y ante la cual actúa como representante -o símbolo). Cada parte, entonces, se quedaba con una "parte" del símbolo fracturado para la ocasión. Desde entonces, en cualquier situación conflictiva, los contendientes buscaban los símbolos (las partes del símbolo) que poseían (un fragmento de símbolo era un bien preciado), y los reunían para ver si encajaban. Si eso ocurría, el símbolo reunido era la prueba de que ambos bandos habían logrado, un día, fumar la pipa de la paz; eran, de algún modo, como hermanos. Las diferencias podían, entonces, solventarse por medios no violentos. Al menos, un día, una vez, lo lograron.
Un símbolo, en la Grecia antigua, era entonces un signo de reconocimiento; el término también denominaba un pasaporte o un salvoconducto. Este signo podía manifestarse de muy diversas formas: mediante un objeto material, una palabra pronunciada o escrita, un signo, un gesto. Un símbolo era una insignia. Identificaba a quien lo poseía y le permitía circular sin problemas por lugares conflictivos. El mayor y más largo conflicto, que duraba desde la eternidad, era el que enfrentaba a los hombres y los dioses. Esos se dirigían a los seres humanos para transmitirles sus voluntades a través de presagios (otro de los significados, muy antiguos, por ejemplo en Esquilo, de symbolon): de este modo, manchas en los hígados de víctimas sacrificadas, propiciatorias, el vuelo de determinados pájaros, etc. eran símbolos: signos que los poderes sobrenaturales enviaban a la tierra. Estos signos, de algún modo, visualizaban, o enunciaban de modo críptico, lo que requería la presencia activa de un augur (un mago, un sacerdote, un hechicero) que supiera descifrar, leer el mensaje comunicado de modo no verbal.
Si los humanos, para Platón, eran símbolos, ¿que enunciaban? ¿qué manifestaban visiblemente a través de su naturaleza, o de su cuerpo, escindido? Su perdida perfección, lo que implica su ruptura, no solo con sus congéneres (sus otras mitades), sino también con el cielo. Pero un signo tiene una función clara: manifestar, pero también solventar, o sortear, una diferencia. El ser humano, entonces, expone su escisión con respecto a lo divino, pero también comunica, a través de su cuerpo, que dicha escisión puede ser resuelta: es decir que puede volver a ser un ser perfecto, un dios. La naturaleza o el cuerpo humano expone la diferencia y la resolución de esta diferencia.
La arqueóloga e historiadora Eva Subías (URiV, Tarragona) sostiene que el cristianismo es una derivación, o una supervivencia del platonismo (y que, por tanto, el mundo antiguo quedó clausurado, no con la irrupción del cristianismo, sino del islam). Tiene toda la razón. El cristianismo que revalorizó la condición humana: ésta fue digna de un dios; digna de ser asumida por la divinidad, y digna de ser recuperada. Ésta concepción no habrías sido posible sin la previa concepción del hombre como símbolo (no es casual que el banquete, platónico, fuera también el lugar o la ocasión de la última cena, es decir de la primera comunión con el dios cristiano: el signo de la alianza): símbolo de su previa perfección, perdida o escindida, falla que puede ser redimida por la presencia de Eros (que el cristianismo transformó en Caritas: del amor al desvelo: otra manera de nombrar que la vida es, al mismo tiempo, lo que nos aleja de -llevándonos a la muerte- y nos acerca a los dioses). Viviendo, morimos y, por tanto, resucitamos. El ser humano es un complejo símbolo.
El mito del andrógino platónico fue interpretado en la película de John Cameron Mitchell, Hedwig and the Angry Inch (2002), como mostró la profesora de estética Jéssica Jacques (UAB) (quizá la mejor interpretación reciente de un mito). Este fragmento ya lo presentamos hace un año. Quizá convenga volver a verlo. Platón nunca fue tan actual; y tan certero.
Una multitud de esferas se puso a rodar. Se acercaron a la montaña sagrada y ascendían. Dada su esfericidad, podían desplazarse en cualquier dirección: avanzaban como, explica Platón, los malabaristas que son capaces de dar vueltas sobre sí mismos, apoyándose, alternativamente, sobre los brazos y las piernas extendidos.
Ante esta grave amenaza que pone en cuestión la vida de los dioses, Zeus, el padre de todos, deliberó. La solución fácil hubiera sido fulminar a la humanidad con su rayo. Mas, en esta caso, ¿quién habría practicado los ritos gracias a los cuáles los dioses se daban cuenta de su importancia, y se alimentaban por medio del olor que los manjares ofrendados ascendía (los dioses, como seres etéreos que son, solo necesitan humo, perfume, olores para sobrevivir; no se alimentan de nada material, ya que los alimentos son materia muerta, y traen la muerte. Somos mortales porque comemos. La comida que ingerimos solo retrasa el día de nuestra muerte, aunque nos concede la ilusión, cuando somos jóvenes, y porque somos ilusos, de que somos inmortales).
Tras deliberar y evaluar las consecuencias de la decisión que iba a tomar y del acto que iba a ejecutar, Zeus lanzó su rayo que, como como afiladas tijeras, abriría en canal a los humanos: los escindiría en dos. Desde entonces, los hombres pasarían su vida buscando la mitad que les falta tratando de recuperar la unidad y perfección que otrora poseían. Y, de este modo, dejarían de pensar en ascender al Olimpo y reemplazar a los dioses. La imperiosa necesidad de reencontrar la mitad perdida -y hallada, en ocasiones, pero siempre por un tiempo limitado- les ocuparía toda una vida. Una vida malgastada.
"Cada uno de nosotros, por consiguiente es una fracción complementaria, un símbolo humano, y partido como ha sido, es el desdoblamiento de una cosa única: de lo que se deduce que cada uno está en constante búsqueda de la fracción complementaria, del símbolo de sí mismo" (191 d).
¿"Símbolo"? El ser humano es ¿un símbolo? Esa descripción ha hecho correr ríos de tinta, y ha dado lugar a necesarias aclaraciones. Escritas tal cual, las frases anteriores no tienen demasiado sentido. Sin embargo, el texto de Platón es claro: buscamos "anthropou sumbolon". ¿Qué quiere decir Platón? ¿qué imagen esotérica acerca de la condición humana evoca?
Para nosotros, un símbolo es una imagen: un signo de alianza (como una bandera o un tótem), o una obra de arte. Guernica es un símbolo de la atrocidad de la guerra: así lo deseó Picasso.
Sin embargo, en Grecia, symbolon designaba a una ficha, como la que se utiliza en un juego de mesa o del azar. Esta pieza pequeña solía ser de terracota. Se utilizaba, no en juegos de mesa, pero sí en actos que tenían lugar alrededor de una mesa: en actos en los que se sellaban acuerdos: por ejemplo, acuerdos de paz o de colaboración entre partes (familias, clanes, tribus) antes enfrentadas. Durante el acto que sellaba la paz alcanzada, se cogía el símbolo (la ficha) y se partía (como una hostia, un símbolo que sella la alianza entre un dios y sus fieles, o la humanidad entera, de la que el dios forma parte y ante la cual actúa como representante -o símbolo). Cada parte, entonces, se quedaba con una "parte" del símbolo fracturado para la ocasión. Desde entonces, en cualquier situación conflictiva, los contendientes buscaban los símbolos (las partes del símbolo) que poseían (un fragmento de símbolo era un bien preciado), y los reunían para ver si encajaban. Si eso ocurría, el símbolo reunido era la prueba de que ambos bandos habían logrado, un día, fumar la pipa de la paz; eran, de algún modo, como hermanos. Las diferencias podían, entonces, solventarse por medios no violentos. Al menos, un día, una vez, lo lograron.
Un símbolo, en la Grecia antigua, era entonces un signo de reconocimiento; el término también denominaba un pasaporte o un salvoconducto. Este signo podía manifestarse de muy diversas formas: mediante un objeto material, una palabra pronunciada o escrita, un signo, un gesto. Un símbolo era una insignia. Identificaba a quien lo poseía y le permitía circular sin problemas por lugares conflictivos. El mayor y más largo conflicto, que duraba desde la eternidad, era el que enfrentaba a los hombres y los dioses. Esos se dirigían a los seres humanos para transmitirles sus voluntades a través de presagios (otro de los significados, muy antiguos, por ejemplo en Esquilo, de symbolon): de este modo, manchas en los hígados de víctimas sacrificadas, propiciatorias, el vuelo de determinados pájaros, etc. eran símbolos: signos que los poderes sobrenaturales enviaban a la tierra. Estos signos, de algún modo, visualizaban, o enunciaban de modo críptico, lo que requería la presencia activa de un augur (un mago, un sacerdote, un hechicero) que supiera descifrar, leer el mensaje comunicado de modo no verbal.
Si los humanos, para Platón, eran símbolos, ¿que enunciaban? ¿qué manifestaban visiblemente a través de su naturaleza, o de su cuerpo, escindido? Su perdida perfección, lo que implica su ruptura, no solo con sus congéneres (sus otras mitades), sino también con el cielo. Pero un signo tiene una función clara: manifestar, pero también solventar, o sortear, una diferencia. El ser humano, entonces, expone su escisión con respecto a lo divino, pero también comunica, a través de su cuerpo, que dicha escisión puede ser resuelta: es decir que puede volver a ser un ser perfecto, un dios. La naturaleza o el cuerpo humano expone la diferencia y la resolución de esta diferencia.
La arqueóloga e historiadora Eva Subías (URiV, Tarragona) sostiene que el cristianismo es una derivación, o una supervivencia del platonismo (y que, por tanto, el mundo antiguo quedó clausurado, no con la irrupción del cristianismo, sino del islam). Tiene toda la razón. El cristianismo que revalorizó la condición humana: ésta fue digna de un dios; digna de ser asumida por la divinidad, y digna de ser recuperada. Ésta concepción no habrías sido posible sin la previa concepción del hombre como símbolo (no es casual que el banquete, platónico, fuera también el lugar o la ocasión de la última cena, es decir de la primera comunión con el dios cristiano: el signo de la alianza): símbolo de su previa perfección, perdida o escindida, falla que puede ser redimida por la presencia de Eros (que el cristianismo transformó en Caritas: del amor al desvelo: otra manera de nombrar que la vida es, al mismo tiempo, lo que nos aleja de -llevándonos a la muerte- y nos acerca a los dioses). Viviendo, morimos y, por tanto, resucitamos. El ser humano es un complejo símbolo.
El mito del andrógino platónico fue interpretado en la película de John Cameron Mitchell, Hedwig and the Angry Inch (2002), como mostró la profesora de estética Jéssica Jacques (UAB) (quizá la mejor interpretación reciente de un mito). Este fragmento ya lo presentamos hace un año. Quizá convenga volver a verlo. Platón nunca fue tan actual; y tan certero.
viernes, 25 de febrero de 2011
David Byrne: How architecture helped music evolve | Video on TED.com
David Byrne: How architecture helped music evolve Video on TED.com
Los Ted Talks son breves y concisas conferencias, muy claras, sobre temas diversos; En unos veinte minutos como máximo se presentan exposiciones suscintas y completas sobre un tema determinado, pensadas para todo tipo de públicos. El tiempo y el tempo de cada conferencia está cuidadosamente calculado.
Por ejemplo, esa charla sobre arquitectura y música, de David Byrne.
Vale la pesa repasar la lista de temas o conferencias en la web de TED
Agradezco a Isabel Salgado y Miriea Gubern la información sobre esta página web.
Los Ted Talks son breves y concisas conferencias, muy claras, sobre temas diversos; En unos veinte minutos como máximo se presentan exposiciones suscintas y completas sobre un tema determinado, pensadas para todo tipo de públicos. El tiempo y el tempo de cada conferencia está cuidadosamente calculado.
Por ejemplo, esa charla sobre arquitectura y música, de David Byrne.
Vale la pesa repasar la lista de temas o conferencias en la web de TED
Agradezco a Isabel Salgado y Miriea Gubern la información sobre esta página web.
jueves, 24 de febrero de 2011
David Bestué: Formalismo puro (2010)
Un estudio de la arquitectura moderna y contemporánea española, juzgada por un artista (quien es el mejor juez del trabajo del arquitecto)
miércoles, 23 de febrero de 2011
Henri Chomette: Des jeux reflets et de la vitesse (de los juegos de reflejos y de la velocidad) (1923-25)
OBRA MAESTRA. El mejor documental sobre la pulsión urbana.
Gracias a David Capellas por la información sobre este documental
martes, 22 de febrero de 2011
Cambio
"Do you see what change is coming to the Middle East? It shows how wrong was the US in changing Saddam regime; a real change could have come from inside the country ....."
(Mensaje electrónico denviado por una profesora de la Universidad de Baghdad, 21 de febrero de 2011)
...y, quizá, con miles de muertos menos.
(Mensaje electrónico denviado por una profesora de la Universidad de Baghdad, 21 de febrero de 2011)
...y, quizá, con miles de muertos menos.
Luciano Berio/ Bruno Maderna: Ritratto di Città (1954) . Texto de Roberto Leydi.
Quizá la obra radiofónica musical más importante desde la posguerra sobre la ciudad moderna
lunes, 21 de febrero de 2011
Pablo Valbuena (1978); Perceptibles (Corridor Study) (2011)
Pablo Valbuena (1978) es arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Madrid, y video artista. Sus trabajos versan sobre las ambiguas relaciones entre la imagen y el modelo.
En la serie Perceptibles (Finalista del Premio Generación 2011 de Caja Madrid, expuesta hoy en La Casa Encendida, de Madrid), superpone filmaciones de elementos o espacios arquitectónicos con el dibujo por ordenador de ésos. Los contornos reales y virtuales se confunden. Los juegos de luces, las manchas de colores también. La realidad muta lentamente y se convierte en su doble plástico. Hay momentos en que es difícil percibir si se está ante una imagen o la realidad (o, dicho con más propiedad, ante una imagen fílmica de la realidad, o ante su representación gráfica, manual).
El reflejo de la puerta, sin embargo, no se modifica. Su sentido sí: se trata del reflejo real (la imagen reflejada de un ente real) de lo que, en verdad, se muestra como una imagen dibujada. La imagen es lo real; lo rreal, imagen. La imagen ya no es imagen de un ente existente, sino de una imagen (una puerta dibujada). Una imagen produce una imagen (una imagen didujada engendra una imagen espejada). Realidad y reflejo poseen igual entidad; una entidad sin ser, que no es nada (más que una imagen; imágenes de entes reales, sin modelos realees que se reflejan). Un complejo juego entre la realidad y la ficción.
Véase su webhttp://www.pablovalbuena.com/
Memorias de un montador de exposiciones de arquitectura y diseño, II: Del bells oficis al disseny actual (1984)
Excelente, sobrecogedora exposición del fotógrafo español Brangulí, no muy conocido, en la sala de exposiciones de Telefónica en Madrid -que el CCCB de Barcelona acogerá en mayo-
Documentó la vida política, social y cultural de Barcelona entre principios del siglo XX y los años de la posguerra. Las imágenes fueron pensadas y tomadas como secuencias de series, y se exponen conjuntamente. Son testimonios duros y, sin duda, veraces. El ojo es clínico. Ni sentimental ni desdeñoso. Muestra objetivamente. El resultado, terrorífico. Las imágenes sobre la Barcelona de finales de la guerra civil, y de los primeros años de la posguerra revelan una ciudad entregada a los vencedores por la que campean impunemente nazis y fascinerosos, y en la que cruces, gamadas o no, llamean, entre el estamento político, militar y religioso, con la aquiescencia de lo que parece una sociedad civil pudiente, y sonriente, que enseña todos los dientes cuando caminaba contoneándose.
Esta exposición recordó el trabajo de documentación de una muestra dedicada a los setenta y cinco años del Fomento de las Artes Decorativas (FAD), financiada por la Caja de Ahorros de Barcelona, y que se presentó en el Salón del Tinell en 1984.
Dos años antes, el historiador y crítico de arte Daniel Giralt Miracle, propuso a los estudiantes habíamos documentado la presencia de objetos y obras de estilo art deco en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 (buscando unas seiscientas piezas para la muestra dedicada a celebrar el cincuentenario de aquélla -exposición conmemorativa que se presentó en la Fundación Miró de Barcelona, y que dirigió Ignasi de Solà Morales-), si queríamos llevar a cabo un trabajo documental parecido, buscando piezas para una muestra de homenaje a la agrupación del FAD desde sus inicios.
La historia de esta institución no estaba escrita. Se nos propuso hallar obras representativas de los socios más destacados desde la fundación del Fomento de las Artes Decorativas a principios del siglo XX. Pero no existían listas. La solución pasó por estudiar las actas de todas las juntas. El trabajo duró meses. Todas aquéllas fueron revisadas. Gracias a estos documentos se pudo saber quien había sido socio del Fomento, y qué actos y acontecimientos habían acaecido.
La historia de esa agrupación, abierta a las vanguardias de los años treinta, y simpatizante del GATCPAC, cambió drásticamente después de la Guerra Civil. El Fomento no cerró. Muchos socios siguieron. El presidente, desde 1922, (Santiago Marco) no cambió (siguió con pocos trabas y molestias hasta 1949); sí el tipo de actividades. Misas, actos políticos y religiosos de confraternización con las autoridades políticas y religiosas, loas al nuevo régimen, exposiciones de arte sacro, hasta los años cincuenta, fueron corrientes y, sin duda, inevitables. El estilo decorativo abandonó el tubo metálico y la baquelita en favor de las maderas oscuras. Sorprendió descubrir decoraciones enteramente de madera, de Marco, en pisos descomunales de la parte alta de Barcelona, llevados a cabo justo al acabar la guerra, ya en 1940.
Redactamos fichas para cada año. Transcribimos la mayoría de las noticias anotadas en las actas de las juntas del Fomento de las Artes Decorativas (luego FAD). A menudo, resumíamos los detalles en unas pocas frases.
El catálogo tenía que incluir una cronología. Cuando la entregamos, nos fue devuelta con la mayoría de las notas referidas a las actividades del Fomento durante la posguerra tachadas; o cambiadas: allí donde se exponía el vuelco ideológico de la agrupación, un bolígrafo rojo había anotado la resistencia de aquélla a las nuevas directrices del régimen. La confraternización devenía persecución. La historia del Fomento en los años cuarenta y principios de los cincuenta quedaba escamoteada; o alterada.
Nos negamos a firmar el texto. Pero éste no podía aparecer anónimamente. Se nos aseguró entonces que si "suavizábamos" alguna expresión (citada directamente de las actas), la cronología se publicaría íntegra. Aceptamos. Era correcta, se nos comentó. Pedimos verificar las galeradas. No era necesario: el texto no había sido modificado más. Se publicaba tal como lo habíamos entregado.
El catálogo se publicó unos después de la inauguración de Dels Bells Oficis al Disseny Actual, con unas quinientas piezas. Lo abrimos impacientes.
Nos quedamos blancos.
¿Hace falta comentar cómo quedó registrada la historia pormenorizada del Fomento de las Artes Decorativas o FAD?
domingo, 20 de febrero de 2011
José Manuel Ballester (1960): Calle sin fin (2007)
Calle sin fin, una de las pocos videos de José Manuel Ballester, conocido por sus pinturas y, hoy, por sus fotografías de tema urbano -el video, sin embargo, va a ser uno de los géneros que más a tratar próximamente-, y, quizá su obra maestra.
Una encrucijada en Shanghai.
martes, 15 de febrero de 2011
Karel Zeman (1910-1989): Pan Prokouk v pokušení (Mr. Prokouk: el arquitecto -1947)
Agradezco a Jorge Raedo y su web ¿Qué es arquitectura? el descubrimiento de este cortometraje de animación del cineasta checo Karel Zeman
lunes, 14 de febrero de 2011
Mierle Laderman Ukeles (1939): Not Just Garbage (1974)
Mierle Laderman Ukeles recuerda algunas de sus míticas intervenciones en la ciudad de Nueva York en los años setenta y ochenta, como Not Just Garbage, en la que limpió una calle, o Touch Sanitation, fruto de dar la mano y agradecer personalmente a cada uno de los trabajadores sanitarios de la por el aquel entonces decaída y dejada ciudad.
De algún modo, Nueva York se recuperó gracias a los exorcismos de esta artista, que simbolizaron -o activaron- el resurgir de aquélla.
domingo, 13 de febrero de 2011
El canon del siglo XXI
Los detectives salvajes (Roberto Bolaño), La vida. Instrucciones al uso (Georges Perec), Rayuela (Julio Cortázar), El túnel (Ernesto Sábato), La metamorfosis (Kafka), Esperando a Godot (Samuel Beckett), Un mundo feliz (Aldous Huxley), Arrancad las semillas, fusilad a los niños (Kenzaburo Oé), Així parlà Zaratrusta (Friedrich Nietzsche), Contes (Txèkhov o Chejov), Otelo (Shakespeare), Macbeth (Shakespeare), Siddhartha (Hermann Hesse), Candide (Voltaire), L´avare (Molière), Las ciudades invisibles (Ítalo Calvino), El otro, el mismo (J.-L. Borges), Nuevos Poemas I (Rainer María Rilke), Las flores del mal (Baudelaire), Homenaje a Cataluña (Georges Orwell), Yonqui /(William Burroughs), Fedón (Platón), Crimen y castigo (F. Dostoievski), El guardián de centeno (J. D. Salinger), Cumbres borrascosas (Emily Brontë), Dr. Jeckyll and Mr. Hyde (Robert L. Stevenson), El gran Gatsby (Scott Fitgerald), Las ilusiones perdidas (H. de Balzac), El príncep (Maquiavelo), L´anticrist (F. Nietzsche), Escritos musicales (Theodor Adorno), 1984 (George Orwell), etc....
¿Qué es esa lista? ¿El programa de lecturas del curso de tercer ciclo de Estudios Literarios, o de Humanidades, de la Universidad de Barcelona, o de la Universidad Pompeu Fabre, de Barcelona? Podría o debería serlo.
No: se trata la lista de libros favoritos de estudiantes de tercer curso de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
Ciertamente, La sombra del viento (Ruiz Zafón), Los pilares de la tierra (K. Follett), y Lacatedral del Mar (I. Falcones) han obtenido la mayor puntuación,. Cuatro votos cada uno. Sobre un total de unos cien alumnos. El cuatro por ciento de los estudiantes las ha votado.
Ocurre que cada alumno ha escogido textos distintos, tres como máximo. Casi ningún título o autor se repite; salvo Platón y Nietzsche. Cada estudiante parece tener un mundo propio, gustos personales; ser un mundo aparte. Los libros están en castellano, catalán, inglés, francés. Quizá la presencia de estudiantes extranjeros con una beca Erasmus explique la presencia de algunos títulos (sobre todo en francés), pero no da razón de la calidad de la lista. Novelas, poesía, algunos ensayos, incluso textos filosóficos: casi todos posteriores al siglo XIX. En algún caso, relatos literarios que se suelen asociar preferentemente, con acierto o no, a lectores adolescentes o de veinte años. En otros, textos difíciles.
En un momento en que el nivel de preparación -y de la enseñanza- universitarios desciende, la lectura baja (en favor de los medios visuales), el interés por las artes del pasado o del presente está por los suelos, estudiantes de arquitectura componen una lista que habría sido imposible en los años setenta y ochenta cuando, supuestamente, el nivel universitario se situaba en la estratosfera.
¿Han sido sinceros los estudiantes? Sin duda. Los profesores repetimos que el nivel de conocimiento ha bajado sin verificarlo cada año. No lo sé, o ya no lo sé. Nos creemos mejor preparados que los alumnos de hoy. Tampoco estoy seguro: los recuerdos a menudo se deforman, y exaltan el pasado. Mas, ¿qué no habrían dado nuestros propios profesores, hace años, por tener una lista que revelara semejantes gustos y una amplitud de miras parecida?
Es posible que no todo esté perdido. O que quienes andamos perdidos, a menudo, seamos los enseñantes.
Desde luego, una lista que descoloca. Afortunadamente. Y que obliga a vigilar el nivel de la enseñanza.
¿Qué es esa lista? ¿El programa de lecturas del curso de tercer ciclo de Estudios Literarios, o de Humanidades, de la Universidad de Barcelona, o de la Universidad Pompeu Fabre, de Barcelona? Podría o debería serlo.
No: se trata la lista de libros favoritos de estudiantes de tercer curso de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
Ciertamente, La sombra del viento (Ruiz Zafón), Los pilares de la tierra (K. Follett), y Lacatedral del Mar (I. Falcones) han obtenido la mayor puntuación,. Cuatro votos cada uno. Sobre un total de unos cien alumnos. El cuatro por ciento de los estudiantes las ha votado.
Ocurre que cada alumno ha escogido textos distintos, tres como máximo. Casi ningún título o autor se repite; salvo Platón y Nietzsche. Cada estudiante parece tener un mundo propio, gustos personales; ser un mundo aparte. Los libros están en castellano, catalán, inglés, francés. Quizá la presencia de estudiantes extranjeros con una beca Erasmus explique la presencia de algunos títulos (sobre todo en francés), pero no da razón de la calidad de la lista. Novelas, poesía, algunos ensayos, incluso textos filosóficos: casi todos posteriores al siglo XIX. En algún caso, relatos literarios que se suelen asociar preferentemente, con acierto o no, a lectores adolescentes o de veinte años. En otros, textos difíciles.
En un momento en que el nivel de preparación -y de la enseñanza- universitarios desciende, la lectura baja (en favor de los medios visuales), el interés por las artes del pasado o del presente está por los suelos, estudiantes de arquitectura componen una lista que habría sido imposible en los años setenta y ochenta cuando, supuestamente, el nivel universitario se situaba en la estratosfera.
¿Han sido sinceros los estudiantes? Sin duda. Los profesores repetimos que el nivel de conocimiento ha bajado sin verificarlo cada año. No lo sé, o ya no lo sé. Nos creemos mejor preparados que los alumnos de hoy. Tampoco estoy seguro: los recuerdos a menudo se deforman, y exaltan el pasado. Mas, ¿qué no habrían dado nuestros propios profesores, hace años, por tener una lista que revelara semejantes gustos y una amplitud de miras parecida?
Es posible que no todo esté perdido. O que quienes andamos perdidos, a menudo, seamos los enseñantes.
Desde luego, una lista que descoloca. Afortunadamente. Y que obliga a vigilar el nivel de la enseñanza.
Hector´s House, o La maison de Toutou (1967)
La Maison De Toutou
Cargado por dividu. - Explora otro vídeos de animales.
Mítica serie de animación televisiva inglesa, basada en la serie francesa, también celebérrima, La maison de Toutou. Se proyectó de 1967 a principios de los años setenta.
viernes, 11 de febrero de 2011
jueves, 10 de febrero de 2011
Chantal Akerman: Saute ma ville (Haz explotar mi ciudad) (1968)
"Mítico" primer cortometraje de la cineasta belga Chantal Akerman, cuya obra vuelve una y otra vez sobre la difícil relación entre el movimiento incesante de la vida urbana y la quietud, el encerramiento, casi siempre femenino del o en el hogar (salvo el de la prostituta que trabaja en la calle, o en un piso "abierto" al exterior).
¿Cómo se percibe tras un baño de Lomana?
miércoles, 9 de febrero de 2011
martes, 8 de febrero de 2011
El camino de Damasco (la mejor arquitectura de Barcelona en 2010)
Premio Ciudad de Barcelona a la mejor arquitectura contemporánea en 2010
Según un inteligente y agudísimo fallo del jurado del Premio Ciudad de Barcelona, la mejor obra de arquitectura del 2010 ha sido el templo expiatorio de la Sagrada Familia, de numerosos autores, siendo finalista el edificio Mediatic. Valiente decisión.
Desee hace unos años, la arquitectura y el urbanismo de Barcelona no levantan cabeza. Desde los casos de corrupción urbanística y amenazas de muerte a quien las denunicia, que afectan sobre todo el casco antiguo (proyectos ilegales de hoteles, etc.), urbanizaciones privadas según modelos dubaitis (Diagonal Mar), construcciones de incierta legalidad (hotel W, frente al mar), proyectos de remodelación urbana con fines nebulosos (el replanteo de la avenida Diagonal), iniciativas sorprendentes (construcción y destrucción, con un coste púdicamente en la sombra, de casetas en las Ramblas, apertura de oficinas en China por parte del Colegio de Arquitectos para facilitar la construcción desaforada de arquitectos catalanes en Extremo oriente), la quiebra de dicha institución después de años de gastos imperiales de algunos directivos, hasta la caída en picado del modelo de enseñanza en la otrora apreciada Escuela de Arquitectura, todo parece confabularse para enturbiar la imagen de postal de la arquitectura contemporánea de la ciudad. Los mejores arquitectos de nueva hornada emigran, y la Barcelona del 92 se diluye en el olvido.
Ante esta situación que se prolonga desde hace ocho años al menos, ¿hubiera tenido sentido premiar una obra excelente, dando la impresión que nada acontece, y que el nivel de excelencia se mantiene? Es lógico que no. Premiar lo peor, y lo más dudoso, era la única decisión acertada. Por un lado, un premio a un arquitecto muerto desde hace ochenta años, con un proyecto que en nada se parece al proyecto original (dado que se perdieron los planos y casi todos los bocetos), levantado sin permiso de obras, aún no concluido, y que amenaza a varias manzanas de viviendas. Un monumento al kitsch más desaforado. Es cierto que se valora la amplitud del espacio interior, el juego de luces, pero su realización aún manifiesta más lo que se hubiera ganado si se hubiera quedado en un sueño. La ideología que vehicula no tiene que ser tenida en cuenta, ciertamente -la arquitectura del pasado que ha sobrevivido esconde, sin duda, oscuras historias-, pero no se entiende entonces que se defienda la reconstrucción de las cuatro columnas-barras de Montjuich: no parece que haya sido por sus valores arquitectónico-escultóricos (aunque, sin duda, dado el precedente, serán, sin duda, premiadas el año que viene). Mas, aún atendiendo a una valoración exclusivamente formalista, el templo expiatorio de la Sagrada Familia es un monumental error estético, sin la gracia, en una segunda lectura, del local de alterne Bailén 22 (que también hubiera podido ser premiado), o cualquier casino o parque temático.
Ciertamente, pésimas obras no escaseaban: desde el hotel W hasta la remodelación (aún no concluida) de la plaza de toros de la Plaza España, o la comisaria en esa misma desdichada plaza, el florilegio, aún en tiempos de crisis, era notable y variado.
Es cierto, también, que se hubiera podido optar por una solución opuesta: premiar una buena iniciativa, que tampoco faltaban ejemplos: la inteligente reflexión visual sobre las relaciones humanas en ámbito urbano de David Bestué y Marc Vives, la edición del hermoso texto de Cacciari sobre la ciudad, la novela gráfica Asterios Polyp, de David Mazzucchelli (sobre un arquitecto con dudas morales sobre su hacer), las novedosas visiones urbanas de Felipe de Ferrari, la conferencia de Giuliana Bruno sobre cine y arquitectura (considerada un hito en la ciudad), el ciclo de música y arquitectura en CajaMadrid, los trrabajos de las agencias de cooperación en temas de arquitectura de la UPC y de la UIC, la presentación del Pabellón catalán en la Bienal de Arquitectura de Venecia, dedicada a la reflexión sobre intervenciones urbanas en Barcelona, la remodelación del barrio de la Mina (desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico), la restauración de la Fundación Tàpies, etc., ejemplos que ampliaban el horizonte físico y mental no faltaban; ejemplos de creación y reflexión arquitectónicas, sobre el acto de construir y el hecho de habitar, es decir, sobre las bondades o razones de seguir haciendo arquitectura.
Mas, ¿tenía sentido esta opción? ¿No iba a crear falsas ilusiones en la bondad de la arquitectura que se lleva a cabo en Barcelona hoy? ¿No hubiera prestado a engaño? Por eso, la elección del finalista es también todo un acierto: escoger a una obra, cuyo autor, en contra de las bases, se puso reiteradamente en contacto con el jurado, también simbolizaba el nivel moral de parte de las actuaciones arquitectónicas en la ciudad.
Un aplauso, por tanto, por tan valiente decisión.
Porque no cabe pensar que parte del jurado (con intelectuales que defienden la vivienda social y abominan de la arquitectura espectacular, y reputados arquitectos) hubiera escogido de buena fe -nunca mejor dicho- semejantes obras como ejemplos de buen hacer.
domingo, 6 de febrero de 2011
Ann Xiao: The Uncertain City (2004)
Multipremiado corto de animación de la joven arquitecta y cineasta china Ann Xiao. Véase también el cortometraje de animación Between the Lines (2008), sobre la estación londinense de King´s Cross, en la web a artista (antes citada), o en Artintern.net. De visión obligatoria en facultades de arquitectura y urbanismo.
sábado, 5 de febrero de 2011
Marina Chernikova: Crossings (2004) & Urban Surfing (2007)
Crossings / Marina CHERNIKOVA
envoyé par VIDEOFORMES. - Films courts et animations.
Un viaje a tres ciudades, Roma, Tokio y Moscú, que inicia un breve ciclo de cortometrajes sobre ciudades, sobre miradas sobre ciudades y la experiencia de la vida en la ciudad.
Sobre Marina Chernikova, véase su web.
Sus videos urbanos pertenecen a la colección Image Archives, la mayor colección por internet de videos de arquitectura (video-arquitectura).
Crossings está incluido en el dvd City2City, Lowave, 2006 (editado con la ayuda del CNC -Centre National de la Cinématographie). Proyectado en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en 2009.
viernes, 4 de febrero de 2011
Faz etrusca
Máscara de terracota etrusca, a tamaño natural, del siglo VII aC, procedente de la necrópolis de Tolle, cerca de Chiusi (Italia), que cubría una urna cineraria en forma de vasja canopio.
Se trata de una pieza única en la historia del arte etrusco, ya que fue modelada sobre el rostro, masculino o femenino, del difunto, una figura excepcional, sin duda, a quien se sacrificaron innumerables animales, y algún humano. No se explica porque se desmarca tanto de la iconografía funeraria etrusca, por su tamaño, su técnica, y por los rasgos duros exhibidos, con los ojos entreabiertos (las estatuas funerarias etruscas abren los ojos desmesuradamente y sonríen para que la Muerte no les asuste, y para mostrarle que no la temen, que confían en ella y en Caronte).
Museo Etrusco de Chianciano Terme.
(Foto: Tocho, con el permiso e la dirección del Museo)
jueves, 3 de febrero de 2011
(El retorno) de las casas del alma
Urnas cinerarias etruscas en forma de casa, en piedra o en terracota, entre los siglos VII y V aC, del Museo Etrusco de Chianciano Terme, en Chianciano, cerca de Chiusi (Italia).
Tamaño aproximado: base 50x30 cm, altura: 40 cm, salvo las piezas 4, 8 y 9, de 30x20x15 cm, aproximadamente.
Las cinco primeras están permanentemente expuestas. El resto, en las reservas: jamás expuestas ni publicadas (el museo posee más, y su número crece cada año) . La primera, pintada, fue hallada intacta en 2001. No ha requerido restauración alguna. Los pájaros que la coronan, que simbolizan el alma del difunto -o son una ofrenda a una divinidad funeraria-, se hallaban incluso en su sitio.
Las urnas, junto con unos ciento cuarenta urnas canopio y treinte mil objetos votivos, proceden de Tolle, la mayor necrópolis etrusca del mundo, excavada desde 1985. El material, inédito, atesta tres reservas.
(Fotos: Tocho, con el permiso del director del Museo)
(Desde Chianciano Terme, cerca de Chiusi, en Italia)
El Museo Archeologico delle Acque di Chianciano Terme, en Chiusi (Italia), y el Museo delle Culture, de Lugano (Suiza), preparan conjuntamente una muestra, Le Case delle Anime, sobre maquetas arquitectónicas de la antigüedad, que se inaugurará en junio en Chiusi.
La exposición parte de Casas del alma, que tuvo lugar en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, en 1997, y cuyo catálogo ha servido de fuente de documentación de la presente muestra. En ambas se quería tratar el tema del imaginario antiguo del hogar, y valorar si aún es de recibo.
La muestra actual comprende treinta y cinco maquetas provenientes de museos italianos y extranjeros, y cinco de los fondos del propio museo. Incluye un tercio del casi centenar de maquetas expuestas en Barcelona. Pero añade una buena colección de casas del alma etruscas, provenientes de museos locales cercanos, y una pequeña muestra de maquetas de culturas no mediterráneas (precolombinas y del Extremo Oriente), de colecciones públicas suizas.
Ambas muestras, sin embargo, no son idénticas: en Barcelona, se incluyeron planos antiguos (sobre tablillas, papiros, placas de mármol), a fin de exponer los diversos sistemas proyectuales antiguos; la exposición que pronto se va a inaugurar solo contiene maquetas antiguas. La manera de dar forma a la idea mental del arquitecto no es el tema que se percibe, sino los valores que dichas imágenes vehiculan, y cómo son recibidas. Mientras en Barcelona, se trataba de ver la arquitectura desde los puntos de vista del creador (el arquitecto) y del receptor, en Chiusi se ciñen a la imagen que el receptor se hace a la vista de la arquitectura. El aprecio que siente ante su hogar se traduce en la "maqueta" que contendrá sus cenizas, y que le acompañará, le protegerá en su tránsito hacia el más allá. Son los valores del hogar el tema central de la muestra de Chiusi.
La muestra de Chiusi ordena las obras atendiendo a las funciones funerarias y voticas que cumple, así como a la miniaturización a la que somete el mundo, para dominarlo mejor, y para expresar su admiración ante él, convirtiéndolo en un mundo que cabe casi en la mano.
Es extraño, y emocionante, ver que la muestra de Barcelona, de algún modo, aún sigue vigente y da frutos.
Ayer, tuvo lugar en el museo de Chiusi un encuentro para dialogar sobre el imaginario o los imaginarios del espacio doméstico sobre el o los que la exposición versará.
Y cena en Pesce di´Oro (http://www.ristorantepescedoro.it/), cabe el lago arificial de Chiusi (creado por los etruscos como lugar donde poner a prueba las naves con las que lucharían con griegos y cartagineses para dominar el Mediterráneo), en el que sirven brustico, un pescado lacustre al modo etrusco (cocido entero y sin limpiar, y ahumado, sobre un fuego violento con "madera" de cañas, y posteriormente vaciado, asado y macerdado en aceite y limón): extraordinario. Considerado el mejor restaurante toscano.
martes, 1 de febrero de 2011
El Cairo, 28 y 29 de enero de 2011
Ejemplo de urbanización de lujo en la costa cerca de Alejandría.
Vivienda en el Egipto Medio, cerca de Minia
(Fotos: Tocho. Uso libre)
Sábado 28 de marzo
El autocar entró zigzagueando y en tromba en El Cairo. La casa nula circulación por la carretera y en los arrabales de la ciudad favorecían el tren desbocado. Eran las cuatro menos cinco de la tarde. El toque de queda empezaba cinco minutos más tarde. Un pinchazo de uno de los dos vehículos militares que nos acompañaban, en medio del desierto, había frenado nuestro avance. Bajamos a toda prisa. Se cerraron las puertas acristaladas del hotel. El personal extendió una larga y gruesa manguera hasta la calle en previsión de un posible incendio. Cayó la noche. Las primeras patrullas o los primeros saqueadores corrían por la avenida de las Pirámides, por la que retumbaba el creciente estrépito metálico de un carro de combate que disparaba al aire mientras avanzaba sin detenerse ante ningún obstáculo, ya fuera un coche o una persona.
Fue la noche anterior, en Minia, la capìtal del Egipto Medio, a unos doscientos cincuenta quilómetros al sur de El Cairo, en cuanto el guía se nos acercó y nos comunicó que quizá no podríamos llegar al día siguiente a la capital, cuando comprendimos que la situación en Egipto, tras la jornada de revueltas, a la salida de las mezquitas y las iglesias, del viernes, se complicaba.
Hasta entonces, habíamos circulado fuertemente protegidos, mas el Egipto Medio se ha considerado, desde los años ochenta, una zona insegura para extranjeros y para cristianos, poco visitada. La total falta de turistas -salvo un japonés que, absorto, fotografiada los estelas fundaciones, esculpidas en las paredes rocosas que delimitan el desierto, de Akhetaton, la capital que el faraón Akhenaton fundara, en una árida planicie-, incluso en esta parte del país, era extraña. Pero la calma imperaba en los pueblos cercanos al Nilo por los que pasábamos. Un policía, con una mano ostentosamente vendada, mostraba, sin embargo, al día siguiente, que las manifestaciones también habían prendido en Minia.
El gobernador militar del Egipto Medio no autorizaba nuestra partida. Pero las órdenes eran contradictorias. Subíamos al autobús para descender a continuación. Un creciente número de policias y generales engalonados, serios, mas amables con nosotros, se concentraban ante el hotel. Nuevos vehículos militares, atestados de soldados, de mirada cansada, aparcaban ante aquél. No se nos autorizaba siquiera a cruzar la calle que mira a los jardines y las terrazas que bordean el río.
Cuando ya nos preparábamos para una nueve noche en Minia, llegó la orden esperada: podíamos, teníamos que regresar a El Cairo sin detenernos.
Domingo, 29 de enero
Ocho de la mañana. Se levanta el toque de queda. Durante toda la noche han circulado patrullas vecinales, coches y algún tanque. Disparos y altercados. Tiros de metralleta ocasionales trazaban una estela verdosa y relampaguente sobre nuestras cabezas, en la terraza del hotel. El olor a quemado que llegaba hasta las habitaciones no era una impresión errónea: salteadores habían logrado, pese a las brigadas de defensa vecinales, incendiar y saquear tres restaurantes (entre éstos Le Parisien), el vulgar hotel Mena (ante el que, tres días antes, aparcaban grandes coches negros con los vidrios tintados), una gasolinera y una discoteca con un rótulo de neón; las fotos de chicas maquilladas, ligeras de ropa y entradas en carne, exhibidas en la fachada, habían sido arrancadas. El dueño de una farmacia, cabe el hotel, se había apresurado a vaciar las estanterías y a pintar de blanco las puertas acristaladas. Al días siguiente, mandaría tapiar la entrada. Dos operarios cargaban a toda prisa taburetes de bar giratorios y mesas de un club en una camioneta, antes de cerrar las puertas, quizá definitivamente.
Los comercios, cerrados, salvo vendedores callejeros de fruta, de periódicos, y pequeños ultramarinos. Algún restaurante mantenía las persianas entreabiertas. En el centro, sin embargo, modestos cafés tenían unas pocas mesitas de madera en la angosto acera, todas ocupadas por vecinos que bebían y fumaban pipas de agua.
Camiones militares. Tanques ante los que se pasa ya casi sin mirarlos. Controles vecinales efectivos. Un modesto funcionario riega, tranquilo y metódico, un parterre intensamente verde entre dos calzadas. Algunos operarios barren la calle y recogen la basura. Vecinos, con bastones de madera, se suceden para dirigir el tráfico. Nunca se ha circulado mejor en El Cairo, y no solo por el fuerte descenso del tráfico. La policía ha desaparecido. Un orden casi nórdico reina.
Camino de la plaza el-Tahir, frente al Museo Egipcio, barrios impolutos, en los que algunas tiendas están abiertas y los escaparates iluminados, y calles bien ordenadas, suceden a coches quemados, alguna camioneta Mitsubishi azul oscuro con los cristales y la parte posterior, en la que se cargan a los policías, destrozada por balazos, y grises edificios gubernamentales, con la entrada alfombrada por una extensa capa de ceniza.
Calle y callejuelas cortadas, por barricadas, coches o camiones atravesados. En la plaza, ante la fachada del Museo, cerrado, en o detrás de cuya esquina superior izquierda se alza una fina cortina de humo, y de un edificio gubernamental -de moderna, intimidante arquitectura-, con toda la fachada ennegrecida, hombres y mujeres exhiben pancartas pequeñas escritas a mano en árabe. Sonríen. Levantan el pulgar a nuestro paso. Y se excusan por la situación, afirmando que ya no pueden más. Lo único que quieren, repiten, es que el presidente y su familia se vayan para siempre. No importa qué pueda ocurrir después. Algunos sostienen banderas o banderolas tricolores. Parecen francesas. Casi nadie habla, pero, de tanto en tanto, corean cortas frases que no entendemos. Subidos a un tanque, soldados de pie, quietos, a los que nadie presta atención. Un hombre, de rodillas y con la cabeza gacha, reza, incongruentemente. Da la espalda a la multitud, y algún vecino advierte por gestos que no se camine o se esté ante él. Un helicóptero sobrevuela la plaza. Y, de pronto, un bramido ensordecedor, sobrecogedor. Las fachadas y los viaductos elevados de hormigón que ciñen la plaza y avanzan hacia el río, vibran y multiplican el rugido de dos cazas negros que vuelan en círculo a muy baja altitud.
De espaldas a una fila de tanques con el cañón erecto, hombres postrados sobre cartones alargados dispuestos en cuadrícula, rezan a un lado de la plaza, a la sombra de los viaductos.
El inicio del toque de queda se acerca. Regresamos en taxi hacia el hotel. Cruzamos todos los controles sin dificultad. La noche siguiente, tranquila. O quizá nos acostumbramos al silencio, a los disparos ocasionales y al traqueteo, a la tos interminable de un solitario tanque, absurdo, al que la calle ilusoriamente vacía parece venirle grande.
En los alrededores de El Cairo se está levantando New Giza: una ciudad, plantada en el desierto, un remedo del París del diecinueve, cruzado por bulevares y plantado de farolas neogóticas, que más parece una versión aún más ostentosa de una ciudad de los Emiratos Árabes. En la costa, hasta cien quilómetros de Alejandría se suceden las urbanizaciones de lujo, valladas y fuertenmente defendidas por torreones.
La periferia de El Cairo y de Alejandría, por su parte, está abierta por canales de aguas pútridas, casi vidriosas, en los que se pudren animales muertos, cuyas laderas están sepultadas por capas de basura sin fondo, a las que se miran innumerables bloques sucios y sin cristales, plantados en descampados tapizados por una incierta capa blanquecina de basura quemada.
La miseria, la suciedad y el abandono son aún más lacerantes que hace veinte años, cuando aún los descomunales carteles impólutos, que anuncian New Giza, 1 y 2, no se alzaban triunfalmente en el desierto.
Hace unos quince días, el conservador de antigüedades del Museo de Arte e Historia de Ginebra contaba acerca de la fortuna que Japón pagó hace unos pocos años para obtener el préstamo, impensable, del tesoro de Tutankhamon. Entregada al director de antigüedades de Egipto, fue transferido de inmediato a Dª Suzanne Mubarak, esposa del presidente.
Por otra parte, las reservas del Museo de Ginebra antes citado guardan los fondos del Museo Arqueológico Nacional de Gaza hasta que puedan retornar y ser expuestos. La compleja operación requirió permisos de Israel, de la Autoridad Palestina, de Egipto, de Suiza y de la ONU. El bloqueo, sin embargo, era absoluto. Durante meses nada se pudo hacer. Hasta la intervención de Suzanne Mubarak. No se sabe o no se dice a cambio de qué.
¿Sorprende la revuelta o la revolución egipcia?
Agradecimientos a la serena Embajada de España en El Cairo, a D. Arturo Capdevila (representante del consulado español en el aeropuerto de El Cairo, a quien debemos la invaluable información para tomar a tiempo el avión), a D. Nasser Korkar y a la agencia Planes.