jueves, 19 de enero de 2012
EL MAPA CARTOGRÁFICO MÁS ANTIGUO DE LA HISTORIA (2300 AC)
En 1931, cerca de la ciudad de Kirkuk, en el norte de Iraq, se halló el que por ahora es el mapa más antiguo de la historia, trazado sobre una tablilla de barro, fechado entre el 2500 y el 2300 aC (Semitic Museum, Harvard University, Cambridge, Mass., SMN 4172).
Aunque no se ha identificado con precisión el lugar, todo apunta a que representa un territorio concreto cerca de la ciudad de Gasur, más tarde conocida como Nuzi.
La tablilla muestra varios brazos de un río o varios canales. Circulan por un valle entre montañas (lo que asegura que la zona cartografiada pertenece al norte, y no al sur de Mesopotamia). Indica varias poblaciones; los nombres son de difícil o imposible lectura, salvo el que se halla en un círculo en el margen inferior izquierdo, donde se logra leer (los signos mas2 -en forma de cruz: borde, límite-, dur -asentamiento- e ibla -cinturón, defensa-, se reconocen): Mashkan-dur-ibla, una población no hallada hasta ahora; quizá un bastión o una plaza fuerte.
En el centro de la tablilla se indica una superficie: 20 bur, 1 eshe, unas quince hectáreas, y el nombre del propietario: Azala.
El mapa está orientado: se indican, como era habitual en la planimetría mesopotámica, los nombres de los vientos del este (en la parte superior izquierda), oeste (abajo) y norte (izquierda). El nombre del viento sureñoo está borrado.
Es probable que el curso se dirigiera del norte al sureste. No se sabe si se trata de un río con afluentes, canales, o un conjunto de afluentes de un río mayor no dibujado por estar fuera del marco.
Las montañas se representan mediante una franja compuesta por un mosaico de pequeñas semi-circunferencias (o parábolas).
Se descubre que en el tercer milenio no se distinguía entre representación naturalista y esquemática o sígnica, como tampoco se distinguía entre planta y alzado en algunas ocasiones: se trata de un mapa, por tanto de una proyección ortogonal. Los cursos fluviales están plasmados horizontalmente, y se reconocen bien las convenciones gráficas que permiten distinguir ríos y caminos. Sin embargo, el tipo de convención para representar una cadena montañosa era la misma en un relieve en un sello-cilindro (una representación de frente o en alzado) y en un relieve esculpido (es decir, en una representación que hoy cualificaríamos de "artística"): en los tres casos, las montañas son representadas mediante una convención gráfica.
Pero salvo esta ambigüedad, todos los elementos de una representación cartográfica precisa utilizados aún hoy ya están presentes: un mapa tiene que estar orientado, y se tienen que emplear unos códigos para distinguir los distintos hitos naturales. La línea o el contorno es el elemento gráfico principal, y todas las formas se representan en proyección, casi siempre horizontal.
Una mapa indica una plena conciencia del territorio, de la consideración de la naturaleza como un territorio del que el hombre se desprende: éste no está en él, sino que plasma los elementos independientemente de su punto de vista personal. Ningún elemento se refiere a un punto preciso. El hombre, por tanto, se percibe a sí mismo como distante de la naturaleza, y ésta aparece como un territorio que puede ser marcado, del que el hombre puede adueñarse, no solo física sino también mentalmente. El humano se siente "por encima" de la naturaleza, cuyas riquezas se reducen a unos pocos elementos convencionalmente representados. Ya no destaca aquellos elementos con los que se identifa, en los que se proyecta, elementos relacionados emocionalmente con él, sino que solo marca aquellos que son útiles para una correcta posesión del territorio y una fácil circulación por él. La naturaleza se cosifica, y se pone a disposición del ser humano que la recorre mentalmente. Ésta ya no posee secretos para el hombre. Todo se ofrece a su contemplación, se pone a su disposición.
Un mapa también señala la capacidad de abstracción del hombre, capaz de seleccionar unos hitos que identifican un territorio, hitos que ya no son propios de un sitio, sino que se hallan en toda la tierra. Son los nombres escritos y su posición ,los que permiten reconocer un territorio. El nombre se impone a la cosa, la sustituye. Las cosas ya no son si no han sido nombradas, escritas. El verbo sustituye a la realidad, convertida en una convención. Convención fijada por el ser humano.
Agradezco a Lledó Gas (UPC-ETSAB) el hallazgo de esta tablilla fundamental mas no muy conocida
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