viernes, 27 de abril de 2012
(La Biblia y la arquitectura) Las tablas de la ley, o el proyecto del arca de la Alianza
La imagen de Charles Heston, digo, Moisés, alzando, enfurecido, sobre su cabeza, las alargadas tablas de la ley, hechas de piedra grabada , a punto de estrellarlas contra el suelo, no puede rebatirse. En nuestro imaginario, las tablas, en las que se ven cortas líneas dispuestas como en un poema, solo pueden contener los "diez mandamientos", como bien indica la película de Cecil B. Mille.
Sin embargo, el texto bíblico no dice exactamente esto; lo que describe, por el contrario es quizá menos impactante, pero mucho más acorde con una tradición del Próximo Oriente Antiguo, en la que se inscribe el texto del Antiguo Testamento.
En efecto (Éxodo 35, 11), Moisés, tras descender por última vez del monte Sinai, habiendo grabado una copia de las primeras tablas que rompió en mil pedazos -cuando descubrió que el pueblo de Israel, sintiéndose abandonado por Moisés refugiado en lo alto de Sinai, conversando con Yavhé, había forjado una estatua de culto (el Becerro de Oro), para poder creer en, es decir ver, una figura sobrenatural-, ordenó a su pueblo que se pusieran manos a la obra (literalmente) y que cumplieran con lo que estaba escrito en las tablas.
Éstas no contenían enseñanzas o edictos morales. No les dictaba cómo tenían que comportarse; les enunciaba lo que tenían qué hacer; y este obrar que Yavhé exigía tenía como finalidad una obra: un mishkán: un término hebreo, que se suele traducir por tabernáculo, pero que significa residencia, morada. La traducción moderna deriva de la Vulgata latina; y la palabra tabernaculum proviene, a su vez, no del texto hebreo sino de la versión griega, en la que mishkan se traduce por skene. Skene designaba un decorado teatral, una construcción efímera, montada sobre una estrada también efímera y que, posiblemente, teniendo ruedas, podía desplazarse. Skene, además, significaba cabaña. Skene, entonces, asumía tanto el significado de hogar (modesto) cuanto de construcción no duradera, una tienda, una cubierta sostenida por cuatro estacas prestamente hincadas.
Las tablas, entonces, contenían todas las indicaciones gráficas y escritas para proyectar y construir una morada para Yavhé que tuviera una carácter efímero o, más bien, trashumante: una pequeña morada en la que se pudieran recoger y transportar todo lo relacionado con el culto; esto es, el Arca de la alianza.
Las tablas contienen el proyecto, un proyecto de arquitectura. Los textos en hebreo, griego y latín son claros. Yavhé muestra a Moisés "el modelo de la morada y el modelo de todos los objetos (Ex., 25, 8-10). El original hebreo emplea el sustantivo tabnı̂yth, que significa huella, marca, traza; también maqueta; el texto griego recurre al término paradeigma: modelo; mientras que la Vulgata emplea similitudo, es decir imagen. Lo que Yavhé ordena a Moisés escribir o dibujar en las tablas, consiste tanto en una planta cuanto en una perspectiva.
Los datos son exhaustivos: medidas y materiales están claramente enunciados; la disposición, la decoración de este templo portátil se enuncian con claridad. Todo lo que tiene que contener, desde el vestuario sacerdotal hasta las cortinas, los perfumes, los cofres, un candelabro, etc. Yavhé habla como un experto sastre: detalla morosamente las telas con las que confeccionar trajes y telones; como un inmejorable conocedor de todas las técnicas artesanas (carpintería, joyería, construcción). El arca se define como un templo en miniatura, que dispone de cuantos espacios configurarán, mucho más tarde, el templo de Jerusalem. El arca es una prefiguración del Templo; un modelo o una maqueta.
En su preocupación por la buena ejecución de planos y puesta en obra, Yavhé escoge a un hábil artesano al que dota de clarividencia: Betsaleel, hijo de Ouri, hijo de Hour, de la tribu de Judea (Ex., 31, 1-2) a quien dota de hokma, que significa tanto habilidad manual (propia de un artesano) cuanto inteligencia o discernimiento (el don de un practicante de un arte liberal). Le otorga sofía y episteme (saber y discernimiento) -en la versión griega-, sapientia, et intelligentia et scientia in omni opere, según la Vulgata. Este don es el espíritu de dios que es vertido o introducido en Betsaleel, inspirándole. Éste, sin dejar un técnico adquiere, durante el tiempo necesario para la ejecución del arca, la condición de inspirado. Dios le guía o le alienta; de algún modo, colabora en la obra.
El verdadero contenido de las tablas, entonces, y la relación que Yavhé establece con Moisés y con Betssaleel, se repetirá, años más tarde, cuando el proyecto del Templo de Jerusalén. De nuevo, en este caso, Yavhé entregará a David los documentos gráficos y escritos (tabnit) necesarios para proyectar y edificar el Templo. Este modo de obrar, por otra parte, se inscribe dentro de la tradición mesopotámica, según la cual, los dioses alentaban a los reyes y les comunicaban, en sueños lo que tenían que hacer al despertarse, mostrándoles toda la documentación necesaria para la correcta puesta en obra. Así, al menos, ocurrió cuando el rey neo-sumerio Gudea tuvo una visión, en sueños, durante la cual su divinidad protectora y toda una corte celestial le "hizo ver" lo que tenía que levantar, le adiestró en el conocimiento necesario para emprender el proyecto y la construcción de un templo.
La arquitectura era un arte demasiado importante para ser dejada en manos de mortales sin divina inspiración.
Esta lectura de las tablas, que debe todo a una sugerencia del dr. Gregorio del Olmo, quizá decepcione, pero no desdibuja empero el gesto altivo de Charles Heston, aprestándose a aplastar testas infieles o incrédulas con unas tablas arrojadizas.
El doctor Gregorio del Olmo fue mi profesor en la Facultat, entre otras asignaturas de Instituciones del Antiguo Testamento. Como experto en las culturas de esa parte del Próximo Oriente, conoce bien el origen y la transmisión de las leyes, incluidas aquellas que hacen referencia no sólo al comportamiento sino a las construcciones que debían albergar a los dioses y a las instituciones religiosas.
ResponderEliminarEs seguro que algo tan complejo como las instrucciones que detallas y que detalla Éxodo no fueron dadas de viva voz, como relata el texto bíblico, sino de forma escrita.
Pero me pregunto en qué se basa la idea de que las tablas contenían estas instrucciones. Éxodo es claro cuando indica que las tablas contienen los mandamientos pero, que yo sepa, no existe ningun documento que especifique que esas tablas u otro documento afín contenían los datos para construir el arca y el tabernáculo.
¿Sabrías decirme en qué se basa la teoría del doctor Del Olmo?
Un saludo,
Enric
Recuerdo que Gregorio del Olmo me comentó que las tablas eran tablillas, con los datos para la construcción del Arca, un día, en una conversación de café, tras una conferencia suya en la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
ResponderEliminarMe quedé pasmado.
Pero di crédito a lo que dijo. Y me olvidé.
El otro día recordé su comentario.
He revisado el texto bíblico en varios idiomas.
La interpretación de Gregorio del Olmo no es descabellada. De hecho, en ningún sitio se dice explícitamente que las tablas (las palabras hebrea, griega y latina designan a una superficie de madera o de piedra, al parecer no de barro) solo contuvieran los "diez" mandamientos.
Las tablas estaban escritas por ambos lados. Toda la superficie estaba cubierta de signos.
Cuando Moisés muestra las segundas tablas al pueblo hebreo,les enuncia o les lee lo que contienen (35, 1): aparte de los mandamientos, la larga memoria proyectual del Arca también es ampliamente citada. Moisés añade (35, 10-11): "todos los que sean hábiles, que vengan y hagan lo que Yavhé ha ordenado: la Morada, su tienda y su techo, sus armaduras, sus travesaños, etc...." Y la descripción de Moisés repite lo que Yavhé le comunicó.
Como se ha comentado, quizá sarcásticamente 8no recuerdo bien si Gregorio del olmo, o Félix de Azúa), el que las tablas solo contengan los mandamientos, a los que Yavhé no otorga especial relevancia, parece ser una interpretación posterior, no sé si renacentista o de Hollywood.
por tanto, la interpretación de Gregorio del Olmo se basa en una lectura atenta del Éxodo.
Un cordial saludo
Pedro