jueves, 31 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (V y fin): ARBELES (IRAQ)
Barrio de Ainwara: viviendas, parque, iglesia cristiana en forma de zigurat.
Tercer anillo de circunvalación.
Plaza frente a la entrada de la ciudadela
Casas pudientes
Tell con construcciones neo-asirias en el centro de la ciudad
Vistas del zoco desde la ciudadela. La gran muralla blanca moderna corresponde a un nuevo bazar, desierto, perteneciente a la familia gobernante.
Casas de familias adineradas. Todo por la fachada
Fotos: Tocho, mayo de 2012.
La diferencia fundamental entre ciudades y pueblos en Mesopotamia residía en que las ciudades eran la morada de ciertos dioses. Éstos, los fundadores y protectores de la ciudad, poseían su templo principal en el recinto que las murallas establecían. El número de habitantes ni la extensión eran, por el contrario, determinantes a la hora de reconocer una ciudad.
La diosa Inana (cuyo nombre algunos estudiosos piensan que podría significar Nin An: Señora del Cielo) era una divinidad principal en el sur de Mesopotamia. En el norte existía una diosa muy similar, que quizá fuera la misma diosa: Ishtar.
Esta diosa estaba asentada en diversas ciudades, en las que poseía templos principales. Al igual que ocurre en todas las religiones, la diosa que moraba en una ciudad o un santuario era distinta de la de otro emplazamiento. Incluso en una religión monoteísta como el cristianismo, la Virgen María de un Santuario no puede ser confundida con la Virgen que apareció en otro lugar. Son, casi, divinidades distintas, pese a tener el mismo nombre.
Inana, en el sur de Mesopotamia, era una diosa de la fertilidad y la fecundidad. sin embargo, su manifestación norteña, Ishtar, presentaba rasgos más guerreros, lo que no era óbice para que también estuviera en el origen de la renovación de la vida. Era una diosa, pero poseía barba, al menos en Babilonia; mujer y guerrera; virgen y madre: aunaba los contrarios; los trascendía; la diversidad de la vida, las contradicciones se disolvían en y ante Ishtar. Ishtar establecía o reestablecía la unidad perdida.
En tanto que diosa del cosmos antes de la partición, Ishtar permitía o simbolizaba el retorno al origen. Por ese motivo, la diosa descendió a los infiernos donde fue despojada de sus cuerpo, de su vitalidad hasta quedar reducida a un pellejo. Ésta su suerte, común a los mortales, y que Ishtar asumía, era revertida cuando Ishtar, y las almas tras de ella, remontaban y ascendían hacia el empíreo, retornando al origen. De este modo, Ishtar era una diosa redentora. Esta faceta o esta virtud se acentuó en el primer milenio aC, en particular en el norte de Mesopotamia, en el Imperio Asirio.
Sus dos santuarios principales se hallaban en las ciudades de Nínive y de Arbales; o, mejor dicho, existían dos Ishtar, de Nínive y de Arbales, a las que un rey neo-asirio como Asurbanipal (s. VII aC), rendía culto, y a las que dedicó encendidos himnos.
El templo más importante era el é.gashan.kalam.ma: la Casa de la Señora de la Tierra. Se trataba del templo de Ishtar-Ninlil (siendo Ninlil la esposa del dios del aire y de las aguas del cielo, Enlil, hijo del dios-padre An, el Cielo). Ishtar-Ninlil era una divinidad central. En tanto que Enlil gobernaba (en) el cielo en sustitución de su padre, el Cielo, que pasaba el tiempo dormitando -el Cielo siempre es inmutable-, Ishtar era la gran diosa en lo alto del panteón.
El templo cumplía una función muy particular, que mostraba cómo la religión mesopotámica (o las religiones del Próximo Oriente antiguo) habían evolucionado. Ishtar era la madre del rey asirio; esta afirmación no es gratuita, ni es una metáfora. Los reyes, de pequeño, estaban al cuidado de sacerdotisas de Ishtar que los amamantaban, y vivían en el recinto del santuario de la diosa. La relación entre Ishtar y el rey, era la misma que la que una madre establece con su hijo. La madre le aconsejaba y le advertía. En su templo, Ishtar profetizaba; es decir anunciaba los tiempos venideros; enunciaba lo que iba a ocurrir; al contrario de otras divinidades, sobre todo anteriores, que advertían de lo que podía acontecer si no se tomaban determinadas decisiones o no se emprendían ciertas acciones, lo que Ishtar contaba era cierto: iba a ocurrir. El templo de Ishtar, así, se convertía en el origen del espacio, organizado a partir de él, y del tiempo. Nada ni nadie podía torcer lo que Ishtar había previsto. Los profetas bíblicos no se distinguían de los reyes neo-asirios inspirados por Ishtar.
Este templo, sede de las profecías, se hallaba en el "acrópolis" -un tell- de Arbeles. Ciudad "santa"; la ciudad neo-asiria principal, antes que Nínive y Assur. Arbeles, como se cantaba en un himno dedicado a su grandeza y su bondad, era el prototipo de Babilonia. Crónicas sumerias, ya en el tercer milenio aC, se referían a Urbilum. Las ciudades mesopotámicas más importantes se miraban en ella. Era, de algún modo, la Jerusalem del norte, similar a la Jerusalem celestial, terrenal e ideal al mismo tiempo, la ciudad donde residía la divinidad principal, que había establecido estrechas relaciones con su pueblo.
Hoy, Arbeles, es decir, Erbil (o Irbil), sigue estando en una encrucijada de caminos: la vía que lleva de los montes Tauro al golfo Pérsico, y la senda que comunica Occidente con Centro-Asia. El "acrópolis" (la ciudadela) aún existe, si bien está desierto; el templo de Ishtar debe de hallarse sepultado bajo capas y capas de barro.
Erbil ha crecido como una ciudad sin ley. Es lo más parecido a una ciudad del oeste norteamericano a principios del siglo XX: vibrante, caótica, sede de todos los trapicheos; segura, en tanto que ha escapado a los atentados que asolan Iraq, e insegura, puesto que aspira a ser la capital comercial de Centro Asia, controlando el paso de los gasoductos y oleoductos, y de todos los bienes que circulan a la vista de todos o bajo mano.
Se diría que el futuro del Próximo Oriente se dirime en Erbil: la ciudad de Ishtar, diosa guerrera y vengativa.
"Arbeles, ciudad eterna, corazón
y hálito de la sagrada Asiria.
Arbeles, oh Arbeles, ciudad
sin igual, Arbeles,
Ciudad del buen hacer, Arbeles
Ciudad de ceremonias, Arbeles.
Ciudad del templo de la alegría
Arbeles. Santuario de Arbeles, renombrada
morada, gran templo, santuario
delicioso.
Puerta de Arbeles, pináculo de
las ciudades santas.
Ciudad prototípica, Arbeles, morada
de la alegría, Arbeles.
Arbeles, templo de la razón y de
los consejos,
Unión de la tierra, Arbeles.
Fundadora de ritos profundos,
Arbeles.
Arbeles tan elevada como el cielo.
Tus cimientos, sólidos como los del cielo.
Los pináculos de Arbeles son elevados,
tu imagen es Babilonia, te comparas
con Assur.
Oh elevado santuario, santuario
de los destinos, gran puerta del cielo, tributos
de todas las tierras se recogen en tu interior.
Ishtar mora aquí, Nanaya,
la hija de Sin (la Luna), Irnina,
el origen de los dioses, la primera diosa (son epítetos de Ishtar, presentada como la diosa primigenia).
Ciudad del acuerdo,
ciudad de Nanaya también, la diosa de las alturas. Los que
dejan Arbeles y los que entran están contentos y se alegran.
El corazón está contento que Arbeles se alegre.
Los habitantes estallan de alegría"
(Himno neo-asirio dedicado a la ciudad de Arbeles)
martes, 29 de mayo de 2012
Hiroshi Yoshii: Meat or Die (2009-)
Una mítica serie japonesa, creada en 2009, en la que dos dinosaurios carnívoros hambrientos recorren Nueva York en busca de comida viva en un futuro no muy lejano.
Dos cerditos les suelen hacer la pascua
Véase la web de la serie: http://meatordie.com/,
así como la del creador Hiroshi Yoshii: http://www.yoshii.com/yoshii.com/Home.html
domingo, 27 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (IV): EL RÍO KABUR (II)
Estatua del II milenio aC, del norte de Mesopotamia. Museo Arqueológico de Erbil (Iraq)
Foto: Tocho, mayo de 2012
Una diosa recorría las planicies del Próximo Oriente antiguo: subida a un carro tirado por fieras, o andando, acompañada de animales salvajes (tales como toros bravos o leones), circulaba, casi siempre en invierno. Un viento gélido que barría las llanuras anunciaba su venida. A su paso, la tierra quedaba aterida, muerta (de miedo). Luego, cuando el infernal carruaje había desaparecido, la tierra levantaba la cabeza, y llegaba la primavera; el mundo brotaba de nuevo, como en los inicios de la creación.
Un bramido, como de guijarros removidos por las frías aguas de los ríos, anunciaba la llegada de la diosa. Diosa que destruía el mundo -su hálito gélido helaba la naturaleza, y a los humanos-, pero que también la revivía.
Se trataba de una divinidad que creaba y recreaba el mundo. Una diosa-madre, en suma.
Una diosa de los inicios ligada a las aguas fértiles y que inundaban al mismo tiempo era Tiamat, la gran diosa de las aguas oceánicas que agitaba el mundo con su cuerpo sibilino. Sus movimientos ondulantes, y el fuego de sus fauces asolaban, pero también removían el mundo hasta que lo reanimaban. Un clamor se alzaba cuando Tiamat actuaba.
Mesopotamia del norte adoraba a una diosa llamada Ishtar, conocida en Grecia como Artemisia, Diana en Roma. Ishtar era una diosa guerrera, sedienta de sangre; pero también colmaba todos los deseos. Ishtar se anunciaba a través del planeta Venus, de las estrellas matutina y vespertina. Se trataba de una diosa que espoleaba la naturaleza y a los hombres. A Ishtar (y a Inana, su equivalente en el sur de Mesopotamia) se le rendía un ardoroso culto, puesto que se sabía que la vida del mundo dependía de su buen querer. Las lluvias, y las sequías, estaban en manos de esa diosa.
Es muy posible, comenta Maria-Grazia Masetti-Rouault, que Ishtar fuera una hipóstasis (una emanación, una cara) de Tiamat; Tiamat con otro nombre; una Tiamat ya con forma humana.
Mas la Ishtar que se adoraba en el norte de Mesopotamia era particularmente temible. Creativa, generativa, sin duda; pero también muy destructiva, como las aguas desbocadas de los riscos durante una crecida.
Como todas las diosas de la vida, Ishtar estaba ligada al poder caprichoso de las aguas, de las lluvias y de los diluvios, de las aguas benéficas, y de las que inundan, o de las sequías.
Esta Ishtar tan tumultuosa era Tiamat revivida. Tiamat había sido reducida -aniquilada- por el dios solar Marduk. Su cuerpo, mutilado, había conformado el orbe. Era "natural" que Tiamat/Ishtar quisiera vengarse, y se levantara en armas.
Su poder creador y destructor era el de las aguas caídas del cielo, que se precipitaban por los ríos. A su paso, la tierra temblaba ante el rugido de las aguas. Este ruido, que precedía la destrucción previa a la recreación del mundo, era provocado por las aguas tumultuosas: las aguas del río Kabur, que manaban de los infiernos (Tiamat(Ishtar era una diosa infernal), y separaban, como ya vimos, el mundo de los vivientes de la planicie de los muertos, más allá de los montes Tauro.
Por eso, el río Kadur tenía una importancia muy superior a su aspecto. Toda la vida del norte de Mesopotamia estaba suspendida a sus deseos. Ishtar las manejaba a su antojo.
Era imprescindible rendir culto a Ishtar, satisfacerla. Una Ishtar tan fría y tan ardiente como las aguas descendidas de los ricos bajo el sol del estío.
La gran capital religiosa del imperio neo-asirio era Arbeles. En su acrópolis se alzaba el gran templo de Ishtar.
Arbeles, hoy, se llama Erbil (el templo quizá se halle en las profundidades del tell de la ciudadela)
El tumulto que Ishtar causaba aun resuena en la vital y destructiva Erbil, que nace y muere casi ritualmente, perseguida y levantada de nuevo.
Seguiremos
David OReilly (1985): The External World (El mundo exterior) (2007) / RGB XYZ (2008)
Deberíamos ponernos de rodillas ante lo que parece una versión de una obra de Ionesco en la era del manga. Uno de los cortos de animación más premiados de la historia.
Véase la web de este genio bizarro: http://davidoreilly.com/
sábado, 26 de mayo de 2012
viernes, 25 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (III): EL RÍO KABUR
Fotos: Tocho, mayo de 2012
El río Kabur separa Iraq de Turquía. Se trata de un afluente del Tigris. Ancho y con un curso de agua rápido, favorecido por pequeños saltos de agua, discurre en un lecho muy amplio, cuyas riberas están ciertas de una densa vegetación que, sin embargo, sobresale poco.
Un temido puente metálico cruza el río. Es "el" puente. Situado en tierra de nadie, los puestos fronterizos de Iraq y de Turquía lo enmarcan Los esperas son míticas, infernales. Puedo dar fe de éstas: esperamos ocho horas, detenidos, sin poder siquiera retroceder, el viernes pasado: Turquía había cerrado la frontera debido a incidentes en su territorio, ocasionales disparos, causados por las tensas relaciones entre el Kurdistán iraquí y Turquía.
Lo que aguarda al que trata de entrar en Turquía es aún peor. Así como los guardias fronterizos iraquíes no causan problemas, la entrada en Turquía sucede a exhaustivas, imprevisibles y caóticas inspecciones que obligan a ir de una ventanilla a otra sin que se sepa qué va a ocurrir ni que cabe hacer en cada momento. Un infierno.
Un infierno, en el sentido literal de la palabra.
Dos río llevan el mismo nombre: un afluente del Éufrates, que discurre en su totalidad por Siria, y el Kabur entre Turquía e Iraq.
Para los griegos, Mesopotamia estaba delimitada por los ríos Éufrates y Tigris: Mesopotamia significa, precisamente, Tierra entre Ríos, en griego. Sin embargo, en el imaginario mesopotámico, al menos en la Mesopotamia central, centrada alrededor de Babilonia, los límites del espacio los establecían, no el Éufrates y el Tigris, sino ambos Kabur, cuyo curso, casi de norte a sur, traza dos líneas verticales, que enmarcan, al este y al oeste, la franja de tierra central en Mesopotamia.
Los ríos Kabur, pese a su aparente modesta, eran ríos poderosos que organizaban el mundo visible.
Kabur era el nombre de uno de los ríos infernales, que se ha comparado con el Estigio greco-latino: separaba el mundo de los vivos, del espacio de los muertos, ya que en Mesopotamia, al contrario que en otras culturas, las almas de los difuntos no se recogían debajo de la tierra de los vivos, en el inframundo, sino allende los confines del mundo, más allá de los ríos y las montañas. El espacio de los muertos circundaba la tierra de los vivientes.
Kabur era también un epíteto de la diosa primigenia Tiamat, tal como se cita en el Enuma Elish, el llamado Poema de la Creación babilónico. Tiamat era la diosa de las aguas salobres (Thalassa -mar-, en griego, deriva del babilónico Tiamat). Se trataba de una diosa madre en forma de dragón o de serpiente descomunal. La lucha entre el dios solar Marduk, dios supremo del panteón babilónico, e hijo de Enki (o Ea), el dios de la arquitectura, constructor del universo, a partir de finales del II milenio aC, y la fuerza primigenia de las aguas y la noche, encarnada por Tiamat, alcanzó proporciones cósmicas. La derrota de Tiamat, de la noche por el día, acabó por configurar el cosmos, ya que Marduk concluyó el universo con partes del cuerpo de Tiamat: así, sus lágrimas dieron luz a los ríos Tigris y Éufrates.
Tiamat era, así, concebida como una diosa primigenio, que mandaba sobre el universo originario -o lo encarnaba-: era la diosa de los vivos y los muertos; alumbraba, y acogía, a ambos. Sus dominios se extendían por la tierra de los vivientes, por el mundo visible, y por el invisible. Todos los vivientes, los que lo son y los que lo fueron, estaban bajo el manto de Tiamat. La vida de la tierra dependía de ella.
El sustantivo kabur, como agudamente observó Michalowski, tenía otro significado. Kabur significa, en acadio, "ser ruidoso". Kabarum es un verbo acadio que se traduce por hacer ruido, o estar ocupado. Designa los efectos de la acción: acción que, debido a su intensidad, genera ruido. Kabur es, por tanto, el rumor de la actividad, una actividad esencial: la vitalidad.
Quien estaba más ocupada era, necesariamente, la diosa de la creación por excelencia: Tiamat, la diosa de las aguas fecundantes que, al discurrir (al pensar y al actuar) causaban un ruido de fondo, constante, consecuencia y prueba de su actividad incesante. La creación, la configuración del mundo, surgido de las aguas, no se efectuaba en silencio. La vida activa y creativa producía sonidos. El silencio, por el contrario, se asociaba a la muerte. La vida, empero, no lo olvidemos, no estaba disociada de la muerte: Tiamat dibujaba un círculo, en el que vida y muerte estaban asociados. Y su actividad, la actividad de sus aguas, generaba ese rumor de aguas vivas.
Kabur era también el ruido que los humanos producidos cuando nos afanamos. Así, el rumor que emanaba de la tierra y que tanto molestaba al dios del Cielo, que le llevó a tomar la decisión de acabar con la humanidad mediante un diluvio, era el mismo que la diosa madre producía mientras mantenía vivo el universo: kabur -madre, en acadio, se decía mummu, y mu, era ruido o rumor, en sumerio. La madre vital, necesariamente, era ruidosa, porque la vida conlleva un rumor vital que prueba que la vida se ufana, y late en la tierra. De algún modo, kabur es el latido de la tierra viva, y de los vivientes, vida que se ejercita en la incesante acción diaria. Así, al menos, se desprende del mito del diluvio: el cielo se cansó del kabur de los humanos. Este kabur era consecuencia del talante creativo de los humanos. Actuaban como la diosa-madre, puesto que los efectos que causaban eran los mismos. Kabur era la pulsión vital, las ansias creativas con las que dioses y humanos conformaban el mundo, puliéndolo incesamentemente, como las aguas del Kabur pulen guijarros y lavan la tierra de impurezas, manteniendo, al mismo tiempo, puentes de contacto entre los vivos y los muertos. Sin éstos, la creación vital no tendría sentido: la creación que tiene a preservar la vida, y a mantener el recuerdo de los muertos, a oponerse al olvido que la muerte causa.
El río Kabur, entonces, es esencial en el imaginario mesopotámico: la vida depende de él. Cruzarlo conlleva abandonar la vida y adentrarse en el espacio de los muertos, en busca de los secretos, inalcanzables, de la vida, o de la inmortalidad.
Toda vez que somos deudores de la cultura mesopotámica, nuestro vida, la imagen que nos hemos forjado de ella, nuestra manera de percibir el mundo, está aún conectada con ambos ríos lejanos que encuadran y alimentan nuestro espacio vital. De algún modo, todos deberíamos, en sueños, cruzar un día los ríos Kabur. Y, quizá, no volver, no despertar más
Agradezco a la Dra. Maria-Grazia Masetti-Rouault todos sus comentarios, aquí resumidos, sobre la importancia del río Kabur que, fatigosamente, cruzamos, en ambos sentidos, hace unas semanas
Véase también el texto fundamental de Piotr Michalowski, destacado por Masetti-Rouault:
MICHALOWSKI, Piotr: Presence at the Creation: http://www.scribd.com/fullscreen/50833081?access_key=key-15lfyyol2ln2qrytspmm
miércoles, 23 de mayo de 2012
Simbolismo arquitectónico
Torre inclinada de Bankia en Madrid
Felicidades al arquitecto Philip Johnson (1906-2005) por su intuición cuando proyectó las torres que antes fueron.... de Kio.
Pocas veces la arquitectura ha simbolizado tan bien el estado de quienes representa.
Torres más altas (no) cayeron
.... a menos que Johnson fuera gafe.
Nueva de Bagdad (News from Baghdad): Concurso para la rehabilitación del barrio sunita de Adhamiyia
Presentación ante el jurado de los cinco equipos proyectos finalistas del concurso para la rehabilitación del barrio sunita de Adhamiyia, en el Ayuntamiento (Al-Amana) de Bagdad.
En junio de 2009, el Ayuntamiento de Bagdad organizó un concurso internacional de arquitectura para la remodelación del barrio chiita de Khadimiyia.
Este barrio se enfrentaba a un grave problema. Alberga, en el centro de un hermoso tejido urbano de principios del s. XX, pero de origen medieval, can casas de adobe y galería labradas de madera, en mal estado pero restaurables, y una tupida red de callejuelas zigzagueantes, en medio de un bazar cubierto, un santuario chiita, del siglo XVI: dos millones de peregrinos acuden del mundo entero cada mes, y cuatro millones un par de veces al año, para rodear el santuario, quedándose un mínimo de dos días.
La población del barrio, de unos doscientos mil habitantes, se multiplica por diez o por veinte.
Los problemas de alojamiento y atención son acuciantes. El barrio se paraliza dos veces al mes.
Se trataba de ofrecer soluciones a esta situación, antes de que el barrio, el más antiguo y mejor preservado de Bagdad -pese a que Saddam Hussein abriera una vía de acceso que corta la trama medieval, en los años ochenta, y derribara todas las construcciones que se apiñaban alrededor del santuario, para despejar espacio para los peregrinos- sucumbiera ante la presión, sobre todo desde que el embargo ha cesado y los viajes por motivos religiosos son posibles.
Sin embargo, Iraq había estado desconectado del mundo, a causa del embargo -y de la inexistencia de internet, aún hoy deficiente-, por lo que las bases del concurso y su difusión presentaron notables lagunas. Por otra parte, escasos eran los arquitectos extranjeros que quisieron proyectar en Bagdad, cuya imagen era (y ¿es?) aún muy sombría, quizá con razón en aquel año (el número de atentados ha descendido notablemente en 2012, si bien éstos han dejado de ser noticia, lo que no significa que no se produzcan).
El concurso se llevó a cabo en dos fases: una primera curricular, y una segunda tras la entrega del Proyecto.
Ganó un equipo de arquitectos asentado en los Emiratos Árabes, Diwan, que construye una parte importante de los rascacielos y centros comerciales que se levantan en los estos países del Golfo. Proponía arrasar todo el barrio, y reconstruir una parte del barrio "tradicional", como se hace, por ejemplo, en algunas ciudades del oeste norte-americano, que tras unas fachadas vagamente antiguas esconden centros comerciales, desterrando a la población y al comercio habitual (muy activo en Khadimiyia).
Pese a que el arquitecto en jefe es amigo del alcalde de Bagdad, la presión de la UNESCO detuvo su puesto en obra.
Ésta, sin embargo, está a punto de empezar.
¿Los motivos? El fallo de un segundo concurso, para la remodelación del barrio sunita de Adhamiyia, situado justo enfrente del barrio chiita. Un puente une incluso estos barrios, enfrentados, en manos del poder religioso, y sobre los que el Ayuntamiento de Bagdad puede ejercer un control relativo. De hecho, funcionarios del Ayuntamiento no pudieron fotografiar este barrio sunita, de cuatrocientos mil habitantes, ni proporcionar una información gráfica y escrita veraz a los concursantes. Por otra parte, su acceso está prohibido. Se trata aún del barrio´considerado más peligroso de Bagdad. Un recorrido, en noviembre de 2011, en coche, permitió, a escondidas, tomar algunas imágenes, aunque no descender del vehículo, ni penetrar hasta el centro del barrio.
Este segundo concurso fue anunciado en 2011. También consistió en dos fases: ocho equipos, de un total de veinte, fueron escogidos. El proyecto se entregó en junio de 2011. Tres meses más tarde, el Ayuntamiento pidió que los concursantes viajaran a Bagdad para entrevistarse con el jurado. Los visados, tramitados por el Ayuntamiento, tardaron casi ocho meses en llegar.
La reunión tuvo lugar los días 5 y 6 de abril de 2012.
El jurado comprendía solo arquitectos: veinte profesionales, que representaban a todos los sectores, laicos y religiosos afectados. No hubieron presiones políticas ni religiosas.
Cada equipo dispuso de media hora de presentación y debate.
El jurado, entonces, se tomó diez días para deliberar.
Un equipo español, formado por los arquitectos AV62Arquitectos, Pedro García del Barrio, y Pedro Azara, ha obtenido el primer premio de doscientos cincuenta mil dólares.
Este equipo recibirá entonces, tras la entrega del Proyecto ejecutivo, se supone que el año que viene, como mínimo, el encargo de la ejecución de las obras. Quizá duren entre diez y veinte años.
El Ayuntamiento quiere que las obras se inicien el año que viene, a fin de mostrar, no solo que los proyectos se pueden y se tienen que construir (contrariamente a una crítica habitual), sino que las autoridades actuales chiitas no marginan a la población sunita. De hecho, se trata del mayor proyecto en Iraq, y posiblemente uno de los más importantes en el Próximo Oriente, ya que a la rehabilitación del barrio se le suman los equipamientos de barrio (escuelas, centros cívicos, asistenciales, etc.) y para toda la capital: puentes, parques, una ópera, museos, bibliotecas, archivos, un auditorio, una sala de conferencias, un bazar, centros comerciales, centros de enseñanza primaria, secundaria y universitaria, hoteles, transportes públicos fluvial y terrestre, etc., situados, muchos en una terrenos cabe el río Tigris, disponibles tras el próximo derribo de un gran palacio de Saddam Hussein. El santuario sunita y su cementerio tienen que ser también objeto de una cuidada rehabilitación.
El proyecto ganador trata de preservar al máximo el tejido urbano. Se desmarca pues de la manera cómo el proyecto ganador del concurso de Khadimiyia aborda la rehabilitación de este barrio (que derriba). Ambas aproximaciones, que tanto contrastan, son defendidas como dos opciones de restauración urbana válidas según el Ayuntamiento de Bagdad, que deben de ser aplicadas simultáneamente, cada una en su área.
Las obras, quizá, empiecen en 2013, cuando Bagdad sea la capital árabe de la cultura.
ENGLISH RESUME:
The spanish architectural team formed by AV62Architectos, Pedro García del Barrio and Pedro Azara, has won the first prize (250000 dollars) of the international architectural competition for the renewal of the suni neigbourhood of Adhamiyia in Baghdad (400000 inhabitantes), and the construction of public equipments and infracstructures, such as bridges, a tramway, an opera house, museums, archives, concert hall and auditorium, hotels, a bazar, a mall, schools, etc., after a presentation of the project to the jury, at the Mayoralty of Baghdad, on the 4th and 5th April.
Eight teams were chosen on the first part on the competition, thanks to the CV.
Four other teams, iraqi and international, have received prizes.
The jury was formed by twenty architects from the University, the Maroyalty and the suni religious authorities.
The decision was officially taken in May. The team has to go to Baghdad for meetings with authorities -Mayor, Prime Minister-.
The project might begin to be implemented next year.
http://www.alhurra.com/content/article/199990.html
http://www.uragency.net/2012-03-11-16-31-52/2012-03-11-16-33-57/3221-2012-05-21-14-49-28.html
الى /الشركات المتقدمة لمسابقة الاعظمية التراثية
م/ نتائج المسابقة
تهديكم امانة بغداد اطيب تحياتها
نود اعلامكم بإن نتائج مسابقة الأعظمية كانت كالاتي:
الفائز الاول : مكتب AV 62 الاسباني
الفائز الثاني : مكتب القطيف الهندسي
الفائز الثالث : city architecture & landscape studio
التسلسل الرابع : مكتب اوبربو
التسلسل الخامس : مكتب سامي الموسوي
000 مع التقديـــر
أمانة بغداد – دائرة التصاميم
Mayoralty of Baghdad - Designs Office
Iraq, Baghdad, khilany Square, Al-kholfaa Street
00964 8189010 / 9 lines
Website : www. bm.gov.iq
Email 1: tasamem@amanatbaghdad.gov.iq
Email 2: designs_bm@yahoo.co.uk
lunes, 21 de mayo de 2012
CRÓNICAS DE ERBIL (II): LA CIUDADELA
Puerta de entrada, levantada por orden de Saddan Hussein, y que hoy va a ser derribada.
A través de un velo de polvo en suspensión, como un trémulo vapor exhalado por la tierra, al fondo de las amplias y rectas avenidas que cruzan la ciudad de Erbil (Región del Kurdistán, Iraq) y se dirigen al centro, se divisa la masa sombría, irreal y amenazante de una alta fortaleza. Se asemeja a una aparición venida de otra época: la ciudadela de Erbil; formas recortadas a jirones en un papel de seda arrugado. La tierra parda, como el pelaje de una fiera, la envuelve y retrae a los visitantes. Los flancos de la montaña, o quizá de un animal enorme que dormita, impresionan. No se sabe si palpitan, bajo una apariencia engañosamente quieta.
Situada sobre una colina artificial (o tell) circular, en el mismo centro de la ciudad, rodeada por un triple anillo de calles, todas las arterias de Erbil confluyen hacia esta mole impenetrable.
El tell es el resultado de milenios de ocupación en un mismo emplazamiento. tiene unos cuarenta metros de alto, y laderas empinadas de barro. Nunca ha podido ser excavado, pues está coronado por lo que parecen murallas continuas, situadas justo en el perímetro exterior de la parte alta del montículo, pero que son, en verdad, las fachadas de las casas contiguas que se alzan sobre el tell y se asoman al vacío.
Una gran arco, al final de una rampa que bordea el tell, da acceso al interior de la ciudadela.
Ésta no es propiamente una una ciudadela, sino la ciudad antigua, rodeada, al pie del tell, por la densa tramas de los bazares cubiertos. Todas las construcciones son de adobe. Las más antiguas remontan a finales del siglo XVIII. La más reciente, cuando ya casi nadie vivía en la "ciudadela", se construyó en 1961.
Sin embargo, se sabe que las primeras casas de Erbil, en los estratos inferiores del tell, deben de remontarse al neolítico. Los políticos de Erbil gustan decir que se trata de la ciudad más antigua permanentemente habitada, más antigua incluso que Alepo y Damasco (Siria) y Jericó (Palestina). Una familia, aún mora en el tell, ayudada por el ayuntamiento.
La ciudad antigua se organiza -o se organizaba- a partir de una estrecha trama de callejuelas dispuestas de manera arborescente, a partir de un tronco común que conecta con el gran arco de entrada. Casas nobles otomanas, de dos plantas, algunas de gran tamaño, organizadas a partir de numerosos patios hacia los que se abrían puertas y ventanas -escasas y recientes son las aperturas al exterior, sobre todo las ventanas que miran hacia la ciudad, abiertas al vacío, de las casas en el límite superior del tell-, compuestas por estancias ornamentadas al estilo persa, y algunas mezquitas, componen una masa parda por la que las calles se abren y zigzaguean dificultosamente, despistando al visitante ocasional. Oh, no debían de ser moradas suntuosas, pero sí cómodas. La oscuridad reinante, en estancias sin ventanas, cuando se cierra la puerta que da al patio, sorprende hoy, pero debía enfriar los ánimos, o invitar al ensueño. Vivir en la ciudadela de Erbil se asemejaba a estar en otro mundo, alejado de los ruidos cotidianos.
La ciudadela fue lentamente abandonada a partir de los años veinte del siglo pasado. La falta de agua, de electricidad, de desagües, y la sensación que el tiempo se había detenido, llevaron a las ricas familias de Erbil a descender a la ciudad y levantar los barrios residenciales pudientes, lejos del centro. Las casas fueron ocupadas por una población campesina misérrima. Poco a poco, por falta de mantenimiento, se fueron desmoronando. Sobre éstas o en medio de éstas se levantaron, aprovechando ladrillos de adobe sin cocer, casuchas cada vez más desdibujadas.
En los años ochenta, el presidente Saddam Hussein mando abrir de cuajo la trama urbana por medio de una gran avenida, a fin de controlar una población kurda (opuesta a los árabes -los kurdos son, al igual que los persas y los hititas que habitaban en Anatolia, indoeuropeos) cada vez menos dócil. El arco de entrada fue derribado y reemplazado por un conjunto, de ladrillo, que recuerda, no sin grandeza, la arquitectura mussoliniana (hoy, este arco va a ser derribado, y el arco "original", del que quedan pocos testimonios, aunque sí los cimientos, reconstruido, a fin de borrar toda huella del pasado asociado a Saddam Hussein).A finales de los noventa, la ciudadela fue bombardeada -aunque no con la violencia con la que se asoló la ciudadela de Kirkuk. Las casas, que ya se desmoronaban, se hundieron; algunas se incendiaron.
El 2006, el renacido gobierno autónomo kurdo expulsó a los últimos residentes de la ciudadela (más por ser árabes que por ser pobres). Desde entonces, trata de restaurarla. Las casas en mejor estado son regaladas a instituciones extranjeras para que construyan centros culturales (como el IFPO -el Instituto Francés del Próximo Oriente). Las autoridades sueñan con un centro cultural, comercial y turístico en las alturas compuesto de equipamientos culturales, restaurantes, museos (algunos ya abiertos), centros de ocio, de artesanía, comercios turísticos, oficinas, sedes institucionales, incluso casas de alquiler para personalidades de paso por Erbil. Las casas levantadas a partir de los años veinte sobre las ruinas de las mansiones otomanas van a ser derribadas y reemplazadas con construcciones que recuerden un pasado esplendoroso, que se pretende reconstruir a partir de las trazas de la cimentación.
El espacio que liberó la avenida de Saddan Hussein va a ser colmatado, tratando de coser el tejido urbano.
La tarea es ingente. Las fachadas de las casas colgantes se abren; los muros, todos de ladrillos de adobe se deshacen antes de ser apuntalados. Solo quedan algunos paramentos reducidos casi a la base en muchas construcciones. La mayoría deben ser enteramente derribadas y reconstruidas a partir de escasos documentos gráficos.
Sobre el tell de Erbil se alzaba, en el segundo milenio aC, un templo dedicado a la diosa Ishtar: sin duda, un recinto sagrado importante. Partiendo de la hipótesis que el templo debía de emplazarse en el centro, las autoridades kurdas pretende abrir un gran pozo que ponga al descubierto el supuesto templo -que se imaginan entero, como si del Partenón se tratara- que podría ser visitado mientras los turistas descendieran en esta gran falla. Algunos arqueólogos, sin embargo, se han negado a participar en esta excavación , por considerarla excesivamente aventurada.
Y, sin embargo, tal como se presenta hoy en día, y antes de su completa rehabilitación, la ciudadela es fascinante (aunque su visita está muy restringida y no es pública): una ciudad muerta, o fantasmagórica, entre muros derribados, alzados como muñones, y árboles de troncos y ramas retorcidos abriéndose paso entre montículos de ladrillo. El suelo cede por doquier. Los callejones que se retuercen, los muros que se tambalean, la superposición absurda de masas inconexas y de arcos que sobrevuelan sin que se sepa porqué componen un escenario por el que se camina, un tanto inquieto, como si se hubiera perdido la cabeza. Algunos interiores se mantienen casi intactos: salas de música con frescos cuyos colores están ilusoriamente vivos; mientras, de algunas otras casas apenas se reconoce su volumen. Ya no se distinguen los espacios interiores de los patios: los techos se han hundido. Las callejuelas se pierden entre muros peligrosamente inclinados que amenazan, como una figura herida que resiste, más por tiempo tan solo, dejarse ir para siempre. Es imposible que la vida vuelva a la ciudadela. Se deshace como un castillo de arena; que es lo que es; y esta es su grandeza: un sueño que se desvanece. Casas que, un día, dejaron de ser acogedoras; repudiadas por sus ocupantes.
Al caer la tarde, uno sale apresurado; a fin de evitar verse definitivamente atrapado por ese mundo de fantasmas, fantasmas no tanto de las casas muertas sino de las que se pretende devolver a la vida, transformándolas en cascarones, quizá sólidos, pero carentes incluso de pasado, de recuerdos.
Le quedan pocos años de vida a la ciudad de Erbil, antes de verse convertida en un remedo de lo que se quiere creer que fue.
Fotos: Tocho, mayo 2012
Agradecimientos a David Michaelmore, responsable del plan general de recuperación de la ciudadela.