Uf.
Los arquitectos, constructores, promotores que somos, digamos, anchos de miras y no tenemos complejos (aunque podamos tener varios urbanísticos a cuestas), ya podemos respirar tranquilos.
Vuelve el nego$io.
Después de Port Aventura, parque temático promovido por el mítico hombre de negocios modélico Javier de la Rosa, otro elegante hombre de negocios, entre cuyos logros destacan el hundimiento de empresa constructora, el respaldo de la floreciente Bancaja (Bankia) y tener negocios por el yernísimo de un pasado presidente de gobierno español, va a construir no uno sino seis parques temáticos (con casinos, hoteles, y todo lo que haga falta) al lado de, precisamente, Port Aventura.
Como bien dice el Consejero del Interior del gobierno catalán , la propuesta se adapta mucho mejor al país que el conjunto de Eurovegas. ¿Cómo no? ¿No vivimos en un país, España, y una comunidad, Cataluña, que son un inmenso parque temático? Así, mientras nos distraemos con toros, sí, toros, no, fútbol, procesiones, fiestas populares, bailes tradicionales, esencias patrias y pop más patrio aún, los próceres hacemos negocios. Se dice hacer país. Levantamos el país. Recalificamos terrenos, construimos parques temáticos, puertos deportivos, aeropuertos sin aviones, autopistas que no conducen a ningún sitio, hoteles donde no se puede, enladrillamos los pueblos y ciudades con casas pareadas o sueltas, controlamos ITVs, -es un suponer-, y todo eso por solo una modesta comisión del tres por ciento. Por favor, que nos dejen trabajar.
Ya era hora.
¡Miam!
Manos en la masa
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