domingo, 11 de noviembre de 2012
Rheim Alkadhi (1973): Collective Knotting Together of Hairs (40 Kilometers of the Narrowest Margin) (2012) - Riwaq Biennale (Qalandiya International. Bienal de Ramala, Palestina, noviembre de 2012)
Los palestinos no tienen permiso para entrar en Jerusalén, salvo que se les conceda un permiso, otorgado excepcionalmente, una vez al año como máximo, normalmente por Navidad.
La artista Rheim Alkadhi (1973) ha hallado la manera de facilitar el contacto.
Vive y trabaja en un pueblo palestino a unos cuarenta quilómetros de distancia, gracias a una beca de la Bienal de Riwaq.
Desde el pueblo, se divida el paisaje circundante, aunque no Jerusalén.
Sobre la fachada de un edificio otomano restaurado, cuya fachada apunta hacia Jerusalén, en lo alto, a unos quince metros de altura, casi inapreciable, un pequeño huso, con un hilo negro, señala la dirección de la capital. A la altura de la vista, cabe la puerta de entrada del conjunto, una cartela: Rheim Alkadhi (1973): Collective Knotting Together of Hairs (40 Kilometers of the Narrowest Margin) (2012)
Los hilos son cabellos. Alkadhi ha pedido que las mujeres del pueblo que lo deseen, le entreguen un mechón. Los cabellos son atados unos con otros por la artista y las mujeres participantes en la obra. La fabricación de un cabello interminable concluirá cuando éste alcance la longitud de cuarenta quilómetros. Por ahora, tras tres meses de trabajo, tiene unos cinco quilómetros. La artista espera concluir la obra a final de año.
Este fino hilo negro (este cabello casi infinitamente largo) podría extenderse hasta llegar a Jerusalén. Saltaría toda clase de barreras. Es imperceptible. Frágil y no parece constituir amenaza alguna.
El pelo contiene el ADN de la persona. Por tanto, el cabello no solo es una parte del cuerpo de una persona, sino que es, o lleva, su clave secreta, lo que la constituye y la diferencia: lo que la personifica, personaliza, identifica.
Pero los cabellos son indistinguibles visualmente. Unidos, representan una comunidad: de entes idénticos y al mismo tiempo distintos: unidos en su diversidad.
El cuerpo de cada habitante del pueblo, juntos, formando una cadena, puede llegar hasta Jerusalén. Tiene un puente; física y espiritualmente, conecta el pueblo (en su doble aceptación de entorno construido y de habitantes de dicho entorno) con Jerusalén.
Trabajo en grupo: trabajo femenino (la costura, el bordado). Trabajo anónimo y callado que sortea barreras.
Un turbador trabajo sobre la organización del espacio, sus límites, sus barreras, y su habitabilidad.
El pelo es una de las pocas partes del cuerpo que sigue extendiéndose tras la muerte. Nada lo detiene.
Rheim Alkadhi: Tower to Bridge (2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario