El nuevo museo de diseño de Barcelona, llamado Dhub, ubicado en un nuevo y espantoso edificio, de MBM, en la plaza de las Glorias, que se inaugurará en 2013, tras un coste que ronda los cien millones de euros, con una superficie desmesurada, acogerá las heterogéneas colecciones de los antiguos Museos de la Indumentaria, de Cerámica, y de Artes Aplicadas y Diseño.
Tanto las colecciones de indumentaria como las de cerámica, hasta ahora muy bien expuestas en sus respectivos museos monográficos, son de gran importancia. En concreto, el museo de Cerámica es uno de los más importantes de Europa.
Éste va a ser trasladado al Dhub a principios del año que viene. Se expondrán diez piezas en la colección permanente. El resto, desde piezas griegas y medievales, hasta Picasso, se almacenará. No caben en el enorme Dhub -enorme debido a un descomunal auditorio, innecesario-, proyectado para acoger, entre otras, las colecciones del Museo de Cerámica.
Ha sorprendido o indignado la noticia según la cual un alcalde habría presionado a otro, de otra ciudad catalana, para que hiciera entrar, sin concurso público, a una persona en la alcaldía.
Recuerdo, sin embargo, las elecciones municipales de Barcelona, creo que de 2003. El PSC obtuvo menos votos y, por tanto, menos regidores de los esperados. Una de las personas de la lista era una alto cargo de confianza o político del Área de Cultura. Se hallaba un puesto o dos por debajo del último miembro de la lista votado. Fue una sorpresa. Por tanto, puesto que no era un funcionario público -no habría podido presentarse, supongo, si lo hubiera sido-, no podía seguir en la alcaldía: no había sido elegido.
Pero el regido de cultura consideró que esta persona "que había dado su vida a la política, a la función pública" no podía quedar sin trabajo. Se quedaba sin nada. No podía ser. Dio la orden de que fuera readmitido, y se le otorgara un nuevo cargo -cargo que no le correspondía puesto que no había sido elegido- sin concurso alguno, por delante de otras personas, interinas, que aguardaban oposiciones para obtener un puesto más digno y mejor renumerado.
Y así ocurrió. Y nada pasó.
Y sigue.
Así que, ¿a qué viene esta extrañeza ahora? Las tradiciones, ahora que la Navidad se acerca, están para ser conservadas. Dónde iríamos a parar, si no.
Desmesura, megalomanía, egolatría... Hay políticos que acceden al poder como el emperador que accedía al panteón de los dioses en vida. Quizás algún día se escriban epopeyas sobre ellos... pero será el día en que alguien descubra las ruinas de la que fue nuestra civilización.
ResponderEliminarLa libertad sigue siendo un sueño.
Buenos días
ResponderEliminarSupongo que es bueno pensar que los mitos se construyeron a partir de historias menos mezquinas, pero me temo que los humanos hemos sido siempre así.
En el fondo, se trata de una historia patética: el deseo ciego de una persona de ayudar a un amigo -con el dinero de otros-. El deseo de ayudar, y de quedar bien; quizá de lavar una conciencia -la mala conciencia por haber sido elegido por la suerte, dejando en la cuneta a otra persona, a la que, sin embargo, posiblemente, se deseara secretamente dejar en la cuneta. La historia de una humillación lograda, humillación por hacer sentir que la suerte, el relevantamiento de alguien ha dependido de la buena voluntad de uno, que ha mostrado así su poder y su buen corazón.
La política es humana. Los políticos, sin embargo, se creen, a veces, por encima de las pasiones, altas y bajas, humanas. En el fondo, como cualquiera de nosotros, posiblemente