miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Coac ha hecho crac










Tiempo ha, el Colegio de Arquitectos de Cataluña pagaba en permanencia una suite en el mejor hotel de Barcelona, casi cada día del año, para que un directivo y su santa, que vivían fuera de la ciudad, se alojaran cuando bajaban a Barcelona tres días a la semana, siempre de manera imprevista.
Ocurrió que los responsables del Colegio y de la Delegación de Barcelona, situada en el mismo edificio que alberga el Colegio, no se podían ni ver. Por eso, la Delegación alquiló,un inmenso piso principal noble, a unos cien metros del Colegio, dónde se trasladó, a fin que los directivos no se vieran en el trance de cruzarse en el ascensor del Colegio.
Eran tiempos en que China era la tierra de las naranjas. Los arquitectos construían rascacielos por doquier. El Colegio abrió una oficina en China. La instaló, no en un modesto despacho, sino en una villa ajardinada en un barrio señorial, que era el pasmo y la envidio de las asociaciones de arquitectos de todos los países.
Colorín colorado
Noticia amarilla. El cuento se acabó.
 Nadie ha pagado. Salvo los trabajadores despedidos.






Hace aún más tiempo, cuarenta y cinco años, la fachada acristalada continua del Colegiio de Arquitectos, que mira a la plaza de la Catedral, se decoró con una obra que Joan Miró pintó directamente sobre el vidrio. La obra tenía el interés que tenía, menor, sin duda, pero revelaba el talante y la proyección del Colegio.
Se trataba de una exposición de Miró: Miró l´altre. La obra y la sala, envuelta por los grandes escaparates de vidrio, eran lo mismo. Las pinturas formaban parte del contenedor. No podían desprenderse, sino destruirse, al acabar la muestra.

Hoy, la fachada vuelve a pintarse.
Se cubre de anuncios de rebajas. ¡Regalos! ¡Regalos!
La sala de exposiciones, conocida por algunas muestras memorables, se ha convertido en un Todo a Cien para turistas. Se vende de todo: dragones de colorines gaudinianos, camisetas, etc. Faltan sombreros mejicanos coronados por la torre Agbar, y paellas dor. todo se andará.
Algunos colegiados opinan que si de hacer caja se trata, una actividad muy respetable, mejor sería convertir los bajos del Colegiio en un antro "de alterne". La fachada posee tres esquinas. Quizá se podrían emplear a antiguos responsables. Y no como madames.

El Coac siempre ha sido una institución de vanguardia, adelantada a los tiempos, captando las tendencias venideras. En 1969, mostrada una "performance" de Miró; hoy, vende abalorios baratos a granel a turistas de calzón corto.
Y a "gaudir", que son  dos días

4 comentarios:

  1. Acaso sea nuestro venerado CoAC reflejo de los tiempos:

    UNO: unos cuantos cometen auténticos despropósitos sino ilegales, cuando menos inmorales y estúpidos... y cuando se descubre (tampoco hacía falta ser Einstein) que la carroza era una calabaza, se van a casa (o a Madrid, a ocupar un cargo de mayor relumbrón) tan tranquilos. Alguien paga, por supuesto: trabajadores y colegiados.

    DOS: de Miró al todo a cien. Todo vale, sin matices. Abrir un local de alterne en el CoAC sería como aceptar un Eurovegas o la cosa esa que harán (?) al lado de Port Aventura, auténticos territorios comanches donde las leyes se variarán para que los sacrosantos inversores extranjeros (el Tío Gilito, Mister Marshall, los sucesores de Al Capone), pobrecitos míos, no se cabreen.

    La opción escogida por el Coac es vergonzosa y vergonzante... si tuvieran lo que hay que tener ya habría un farolito rojo en la fachada!!!

    TRES. Y los colegiados/propietarios/socios del Colegio?... pues más o menos como el resto de la población, chupando un palo sentados sobre la calabaza/ex-carroza.

    ResponderEliminar
  2. El choque deja turulato a quien pasa por la plaza de la catedral.
    Aun no venden "forfaits" para Eurovegas,Barcelona World, y the "Gaudí experience" ante el Parque Güell. Todavía...
    Y, sí, saltar a una poltrona en Madrid es una buena solución. Después del esplendor creado, ¿quuien no contrataría a los responsables de tanto brillo?

    ResponderEliminar
  3. En el Punt d'Informació Turística incrustado en la recepción ya se venden forfaits variados, para experiencias Gaudinianas y flamencas.
    Creo que a nadie viene mal una cura de humildad, incluso a nuestro gremio. Me parece que indignaciones elitistas, desde la presunción de un destino superior al de los mortales, no son la actitud más adecuada.
    Saludos,
    Santiago

    ResponderEliminar
  4. ¡Ay, caer en que el arquitecto, además de mortífero, es mortal!
    Gracias por la información, corro a comprar entradas para The Gaudí Experirnce. A la vejez, viruelas

    ResponderEliminar