martes, 24 de diciembre de 2013

La Sagrada Familia, y uno más (II)

Por fin la ciudad se ha puesto de acuerdo. Operadores turísticos, comerciantes, guías, arquitectos reputados y grandes pensadores opinan al unísono que el templo expiatorio de la Sagrada Familia, originariamente de Antoni Gaudí, debe ser completado tal como fue proyectado, aun a costa de arrasar manzanas y desplazar centenares o miles de ciudadanos que viven en la periferia del templo, a fin de obtener el espacio necesario para que el templo extienda tentáculos y pináculos. La otrora denostada obra, recientemente, hasta recibió el premio de la ciudad a la mejor creación arquitectónica contemporánea.

El arquitecto que soñaba con el ser el nuevo director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona lo ha escrito claramente: expropiando solo casi setecientas viviendas, y pagando de las arcas públicas doscientos cincuenta millones de euros para una obra privada, se puede tener a una Sagrada Familia unida y completa.

Es cierto que habría que realojar todos los vecinos afectados. Mas, toda grandiosa obra ¿no exige sacrificios? ¿humanos? En este caso, por otra parte, quizá no fuera necesario que la sangre corriera; se les podría asignar la cripta o, vestidos de Quasimodo (que suena muy japonés, Qua-Sim-Mo-Dô), ubicar en lo alto de las torres.

Sí, es una obra privada, que se construye sin permiso. Se trata de un templo expiatorio encargado por fieles de agua bendita que han fallecido todos, y las obras prosiguen pese a que los planos originales se han perdido. Minucias éticas. También es cierto que cabría, quizá, preguntarse si las necesidades a las que el santuario responde, su causa final, siguen existiendo: ¿alguien requiere hoy un templo expiatorio, en estos tiempos profanos -sí, trágicamente profanos y descreídos, sin duda?  Vaya preguntas más absurdas.

Si somos valientes y seguimos levantando tan delicada obra, ¿por qué ser pusilánimes? El templo expiatorio no es la única obra inacabada de Gaudí. El parque Güell también se interrumpió, y no puede contemplarse en todo su esplendor. Se trataba de toda una ciudad jardín de la que solo se levantó una mínima parte. Creo que se debería  arrasar todo el barrio del Carmelo (ya cayó una vez en un hoyo, así que los vecinos están acostumbrados a que los hundan) para que los turistas -aquí no hay fieles devotos a los que acudir- puedan admirarse de las bondades de la obra completada.

Por otra parte, ¿acaso el Modernismo, verdadero motor económico, es decir turístico, de la ciudad, se limita a Gaudí? También existieron otros grandes arquitectos, con obras malogradas o mutiladas. Por ejemplo, Eric Sagnier no pudo completar la ciudad-jardín del Tibidabo, promovida por próceres barceloneses (Andreu, Roviralta, etc.). Derribar toda la parte alta de la ciudad, desde la avenida Diagonal o, al menos, desde la avenida General Mitre, no sería un precio excesivo. Tras la exposición antológica dedicada recientemente a Sagnier, la fama y buen nombre de este arquitecto ne cesa de crecer. Además, lo que no logra el Bus turístico de Barcelona....

¿Modernismo? ¿solo vale el Modernismo? Barcelona ¿no es una de las ciudades sobre la que el dios de la arquitectura moderna, Le Corbusier, posó su vista -aunque llevara gafas de culo de botella? ¿qué ha quedado del proyecto Maciá, con el que se urbanizaba de nuevo la ciudad y se planificaba el crecimiento de la misma? Nada, tan solo un plano a escala casi natural, y bocetos.
Se tendría que recuperar tan magno proyecto. Será necesario, previamente, arrasar toda la ciudad, dejando la catedral y algún otro monumento -¿La Sagrada Familia?-, y levantar descomunales torres en planta de cruz, mas ¿alguien puede calcular las decenas o los centenares de millones de turistas que vendrían a prosternarse ante el único proyecto urbanístico íntegramente construido de Le Corbusier?  París, que rechazó un proyecto semejante, perdería la primacía turística. No sé aún cómo un grupo de intelectuales, arquitectos, hoteleros y tenderos no se unen para promover la encarnación inmediata de este sueño.
Una de las frases promocionales de la ciudad vecina de Sant Cugat, casi un barrio de Barcelona, es Pedre i Sang. No sabemos qué acertada es esa expresión.

2 comentarios:

  1. Teniendo en cuenta que cada vez más la ciudad de Barcelona está perdiendo espacio público se podrían construir “campos de refugiados” barceloneses en zonas despobladas de Cataluña.
    Violeta

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    1. Sería muy rentable: se organizarían visitas de turistas a estos campos. Vean a nativos

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