Días antes de que la exposición dedicada a celebrar el cincuentenario de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, que la Fundación Joan Miró de Barcelona inauguró finalmente en 1980 -y que comprendía planos de todos los pabellones y una muestra de artes decorativas de estilo art deco presentadas en aquella Exposición Internacional-, los ceramistas Serra hallaron, en un desván de su taller, un "jardín de salón" sin barnizar de los años veinte.
Estas cerámicas eran pequeñas jardineras: se asemejaban a maquetas de casas con un jardín o un patio que hacía las funciones de tiesto. Las plantas y flores componían un jardín en miniatura de interior.
El ceramista catalán Josep Lllorenç Artigas había moldeado unas sesenta piezas, todas distintas entre los años 1924 y 1929, más o menos. Éstas estaban pintadas por el artista francés Raoul Dufy, mientras que la jardinería corría a cargo del arquitecto y paisajista Nicolás Rubió Tuduri.
La jardinera que la familia Serra había hallado era inédita. Pero estaba inacabada.
Nicolás Rubió Tudurí, contactado (era el tío del comisario de la muestra, el arquitecto y catedrático Ignasi de Solá Morales Rubió) -Llorenç Artigas era ya demasiado mayor para poder informar sobre estas piezas-, sostuvo, emocionado al ver el jardín, que estas piezas siempre habían estado pintadas y barnizadas. Ésta no podía exponerse pues tal como se había hallado.
Pidió que se le comprara esmaltes en frío (el jardín ya había sido cocido por lo que no soportaría una segunda cocción, imposible, por otra parte, dado el poco tiempo que mediaba antes de la inauguración). Pero su mano, al coger el pincel, temblaba demasiado, por lo que preguntó al joven arquitecto Manuel Arenas si podía pintar al dictado unos motivos sencillos, según las indicaciones del anciano arquitecto, quien, temblorosa y generosamente, firmaría la obra. Luego, escogió, en una conocida floristería de la calle Balmes de Barcelona, algunas plantas para decorar el jardín de salón y darle sentido.
No sabemos qué ha ocurrido con esta pieza.
Fue la última creación de Rubió Tudurí. Moriría meses más tarde.
La posible exposición sobre cerámica y arquitectura, que quizá el Museo de Diseño de Barcelona organice en 2016, podría incluir algunas de estas piezas emblemáticas de estilo art deco, verdaderas casas de cerámica.
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