Los talleres y hornos cerámicos se ubicaban en la periferia de la ciudad de Atenas. ¿El motivo? La necesidad de mantener los hornos siempre encendidos fuera del alcance de las viviendas.
Otro de los motivos era la necesidad de ubicarse cerca de los cementerios. Éstos, al igual que los talleres de los ceramistas, no podían asentarse en el centro de la ciudad.
En Atenas, el barrio Kerameikos, acogía tanto a los artesanos de la cerámica como al principal camposanto.
Las ofrendas funerarias consistían en vasijas cocidas y pintadas. Los motivos procedían, en gran parte, de la mitología. Mas éstos no se escogían en función de la "personalidad" del difunto, o de alguna creencia particular en alguna divinidad ultra terrena.
Los talleres producían en serie. Fabricaban vasijas para el consumo interno y para la exportación. Así, los etruscos gustaban particularmente de la cerámica ática. Había talleres atenienses que solo trabajaban para la Magna Grecia, en el sur de Italia -donde también estaban asentados poderosos talleres con una imaginería y unas maneras de representar propias-, y para Etruria.
La cerámica griega que conocemos es casi exclusivamente funerario. Ha sido hallada en tumbas. Podía haber estado utilizada en un banquete funeraria antes de ser depositada en la tumba.
Estas vasijas no eran las que se usaban en la vida diaria. Las clases populares empleaban vasijas sin ornamentación, y los aristócratas, vasos de oro, plata y bronce.
La cerámica griega es una imitación de la vajilla que la aristocracia empleaba en vida. Comprendía copas, vasos y jarras de terracota, pintada o no, más económicos.
La economía no respondía solo o tanto a la consideración que los muertos no requerían costosas vajillas.
Los muertos y las vasijas de barro sufrían un mismo proceso. La inmersión en el muerto. Gracias al fuego, la tierra se volvía piedra. Se moría. dejaba de ser blanda, de amoldarse a las circunstancia, de doblarse, sin quebrarse, para convertirse en una materia seca, inerte y quebradiza. La cocción eliminaba el agua que el barro contenía. Éste estaba en el origen de la vida. Las primeras formas, los primeros entes fueron engendrados por una diosa madre, ligada a las aguas y al limo, o modelados por dioses creadores. Secadas, petrificadas, eran objetos inertes: aptos para acompañar a los muertos, o acoger sus cenizas.
Las cerámicas eran frágiles como los cuerpos incinerados. En ocasiones, vasijas y cuerpos habían pasado por la misma prueba del fuego en una pira. Vasijas de oro podían alumbrar a los muertos en su tránsito hacia el inframundo, y acompañarlos para siempre, mas la luz podía molestar a las potencias infernales. Las cerámicas, por el contrario, eran una metáfora perfecta de la condición del difunto: un ente entero para siempre, pero ajeno a las metamorfosis de la vida.
Espléndida y agradecida síntesis de la historia de la cerámica griega. Nos la haces cercana. La cerámica griega es uno de los grandes tesoros plásticos de las culturas humanas. Saludo.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarHay un problema con la presentación museística de la cerámica griega, que posee joyas: la suelen servir a granel, en vitrinas atestadas, lo que desanima hasta el más entregado