¿Por qué se derriban? Se atacan, se mutilan, se fragmentan, se queman, se laceran, se taladran, se reducen a polvo. Concienzuda, fríamente, no en un rapto de locura o ceguera.
Las imágenes (estatuas, pinturas, etc.) se destruyen por dos razones: porque se las teme, y porque se desprecia a quien las respeta. En el primer caso, se considera que la imagen es un ser vivo que no debería existir. La imagen se confunde con un ser vivo. Es una creación humana. Mas solo dios está facultado para crear. El arte es así una herejía, una falta de consideración en el poder omnipotente de la divinidad, o un acto de soberbia y fatuidad.
Al mismo tiempo, se piensa, paradójicamente, que el ser humano nunca logrará crear seres vivos, por lo que las imágenes de la divinidad ofrecen una imagen siniestra de la misma: aparece como un ser disminuido o moribundo. Se ofrece así una "mala" imagen de la divinidad que no da cuenta de la inmensidad de aquélla. Dado que la imagen tiene que ser idéntica al modelo, la imagen así creada revela que la divinidad no es tal -solo es un ser débil-, o es una imagen inútil, irrelevante, incapaz de mostrar las cualidades de la divinidad.
Pero, por otra parte, la destrucción de las imágenes denota un conflicto con otras culturas o sociedades. Si las imágenes están entre nosotros es porque existen personas que sí creen en ellas y las adoran. Pero no deberían. Estas personas son consideradas inferiores, descreídas o adoradoras del diablo. Se las tiene que reducir. A fin de hacerles daño, y de ponerlas en evidencia, a fin de manifestar la superioridad del iconoclasta, se atenta contra lo que más aprecian: las imágenes. Así, se evita cualquier tentación por parte del iconoclasta, destruyendo las imágenes y humillando a los demás.
Sin embargo, este odio, desprecio y miedo de las imágenes se expresa no solo destruyéndolas, sino exhibiendo los despojos. Hoy en día, esta exhibición no se realiza mediante un ritual o una procesión -como las que los vencedores protagonizan llevando presos a los vencidos expuestos al escarnio y la vergüenza, posiblemente al maltrato o la muerte, una procesión mortuoria, un calvario-, sino mediante imágenes. La destrucción se lleva a cabo para ser filmada. Se trata de una acción real y representada al mismo tiempo.
El documental, por otra parte, no es un testimonio descarnada, sino una construcción. El montaje, intercalando planos generales y primeros planos, los efectos de luz y sonido, el uso de la cámara lenta, están al servicio de una representación coreografiada. El modelo es de la película de terror. La ficción -la acción imaginada- alimenta el documental sobre la destrucción de la imaginería. Es la imagen la que es el testigo de la destrucción de las imágenes. Testimonia su propia destrucción. Estas imágenes documentales son, por otra parte, un insulto máximo. No están destinadas a quienes destruyen o temen las imágenes -prohibiéndolas- sino a quienes les tienen aprecio. Éstos son considerados impíos o inferiores, y su inferioridad se manifiesta porque dan fe de lo que las imágenes documentales muestran. La destrucción de las imágenes no es, en suma, el objetivo perseguido, al menos el único perseguido: lo que en verdad cuenta es la destrucción de quien tiene fe en la capacidad de educar y seducir de las imágenes, la destrucción del otro, su aniquilación como ser humano. La destrucción de las imágenes solo denota el miedo a los humano, a los humanos.
(Escultura cuya visión ha sido prohibida hoy en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona -MACBA-, no por su mediocridad, sino por su supuesta capacidad de incidir en los ánimos de los visitantes y en el mundo alrededor)
Pues si que vamos bien, ahora resulta que el arte contemporáneo, el que se supone que menos puritano debería ser, el que remueve consciencias, el transgresor, en nuestra casa se sonrojan. Sería muy fácil, un aviso diciendo lo habitual: "advertimos que las obras que se exponen pueden herir su sensibilidad", etc.
ResponderEliminar¿Eso quiere decir que el MACBA nunca expondrá la obra de los hermanos Chapman?
A finales de los años 70, la Fundació Joan Miró, vetó mi cartel que en buena liza había ganado el concurso de carteles para informar sobre el a su vez "Concurs Internacional de Dibuix Joan Miró", porque consistía (a la manera de Duchamp y la Mona Lisa) en pintarle unos bigotes a un precioso retrato fotográfico de Joan Miró. Una idea simpática, que tenía que ver con el dibujo, y que hacía un guiño a la tradición vanguardista.
Ya ve usted puritanismo casposo venido del arte rompedor.
Saludos.
Como bien dice en un siguiente mensaje, la exhibición de la escultura fue inicialmente vetada por una figura que, según la artista, representa al rey Juan Carlos, cuyo nombre no aparece en el título y cuyo parecido es más que dudoso.
EliminarQue parece más una falla que una estatua, sin duda.
Y que nadie se hubiere fijado en ella, también.
Personas vinculadas al museo explican que el director recibió presiones de miembros del patronato, y que tuvo que lidiar con una solución, que acabó siendo peor que el veto pues dio la impresión que la dirección no controlaba el museo ni sabía lo que firmaba.
Vaya con la fundación Miró. Miró considerado superior a la Mona Lisa -ella pudo ser pintarrajeada, y Miró no-: eso sí que fue transgresor....
Recuerdos
Destruir, censurar, impedir que el arte llegue a los demás denota una supuesta superioridad. Me imagino a los yihaidistas, directores de museos admirando la obra que destruyen/prohiven... ese momento a solas con la obra, ese saber que con su deseo impiden que la obra llegue a los demás... son como dioses decidiendo como será el mundo, separando las aguas de la tierra, decidiendo que debemos o no ver... aunque no se dan cuenta que ese mismo acto de negación del arte... es arte en si mismo, son creadores de arte que como siempre debe ser interpretada por quién quiera y de la manera que quiera/pueda.
ResponderEliminarEs muy cierto, la destrucción y la censura manifiestan una actitud de superioridad, considerando a los demás inferiores a los que hay que proteger de ciertas imágenes.
EliminarLa destrucción forma parte del ciclo creativo. Desde siempre ciudades y monumentos han sido destruidos y reconstruidos. La diferencia con lo que ocurre hoy es que mientras la destrucción afecte a una obra de una cultura viva, la reconstrucción, transformación, restauración tendrá sentido pues dara pie a una obra distinta y tanto o más válida que la destruida.
Mas, hoy, la destrucción del arte mesopotámico no da lugar a nada. Solo a una pérdida irreparable, o a la simple reconstrucción de la ruina momificada. Nada vivo, nada vital puede reemplazar la ruina destruida -lo que no ocurre con la destrucción de un templo cristiano, musulmás o budista, pues se trata de religiones aun activas que pueden alentar la reconstrucción o transformación de un monumento. De ahí que la reconstrucción de Alepo, con todas las dificultades del mundo, sea emocionalmente más viable que la del yacimiento mesopotámico de Mari
Ahora que he leído la prensa ya entiendo que el veto no lo ha determinado la procacidad de la escultura, sino la sátira cruda al ex-monarca. Una imagen fallera llevada al extremo con todo “el caloret del verano”.
ResponderEliminarPues bueno, no se puede negar que se lo ha ganado a pulso, con independencia del criterio que tengamos sobre la calidad de la obra.
La diferencia estriba en que, pongamos por caso, a Joel-Peter Witkin se le ocurriera añadir a una de sus fotos el rostro de Corina junto al anterior representante de la Corona para que fuera al instante vetado.
Un saludo.
¿Quien se habría ganado a pulso y qué se habría ganado a pulso? ¿El director, la artista o el monarca? ¿La repulsa, la indignación o la ignomía?
EliminarMe imagino que figuras tan públicas como un rey están curados de espanto, y que una obra tan mala como este grupo escultórico no debe afectarle ni preocuparle para nada.
En verdad, lo que queda en evidencia, es la pobreza conceptual -y técnica- de la obra, aunque también es posible que la artista no hubiera pretendido ninguna trascendencia, que solo los comisarios, o el director le han otorgado.
Hum, Corina: un retrato suyo, eso sí sería provocativo....
Corina, Barbara Rey....Paloma San Basilio.... ufffffffff como decia alguien seria una falla
EliminarHum.... desconocía la real relación con Paloma....
EliminarQuería referirme al anterior monarca español, si es que fuera él el representado. Pero como muy bien dice el parecido es muy dudoso y debe estar totalmente curado de espantos. Y con más razón porque esta escultura no es una portada de la revista “El Jueves” o de “Charlie Hebdo”. Una escultura que ha adquirido fama mediática sin pretenderlo y otorgada por terceros a pesar del engendro fallero resultante.
ResponderEliminarGracias por su respuesta y un saludo.