Cuenta la historiadora de las religiones, dra. Maria Grazia Masetti (EPHE, París) que recientes estudios han demostrado que el Antiguo Testamento es un texto mucho más reciente de lo que se pensaba. Se suponía que había sido puesto por escrito, ordenado y compuesto -a partir de tradiciones orales, en algunos casos- tras el regreso a Jerusalén del exilio en Babilonia, en el siglo VI aC. hoy, sin embargo, se piensa que el Antiguo testamento no se compuso y se redactó -incorporando relatos orales- antes del siglo III aC. Eso explica el tono novelesco del texto, influido, seguramente por la novela griega o helenística. Se cree, pues, que la Biblia refleja una influencia griega, contrariamente a lo que se pensaba hasta ahora, cuando se negaba, salvo quizá en el Libro de la Sabiduría, cualquier relación entre el texto bíblico y la literatura griega. El antiguo Testamento sería un texto de ficción -los hechos narrados solo existen en el espacio de la ficción, tras el espejo- con contenido moral.
La Dra. Masetti ha emitido la hipótesis que no existió un solo dios, dios de las tormentas del monte Sinaí, Yahvé, en el Antiguo testamento, sino dos. El segundo dios de las aguas venidas del cielo fue Moisés. Moisés -una figura enteramente legendaria- se enfrentó a Yahvé. Pero manifestó el mismo poder que Yahvé: arremolinó negras nubes de tormenta en lo alto del monte Sinaí para dialogar con Yahvé, e hizo correr una fuente inextinguible en medio del desierto. Las aguas le obedecían. Pero, en este lucha entre divinidades, perdió ante Yahvé, y no pudo reinar en Israel.
Ya, la inscripción de las Tablas de la ley -tablillas escritas santificadas, expuestas en sagrarios o capillas, existían en Asiria, de donde procede este hecho- fue llevada a cabo por la divinidad Asmodeus -como hemos visto en una entrada anterior-, enfrentada a Yahvé, con quien Moisés se confundiría.
Entre las fábulas más duras del Antiguo Testamento, se halla el relato narrado en jueces, que todos los historiadores describen como insoportable: sin duda, uno de los textos más sanguinarios de la historia. Un viajero es acogido en una casa para pasar la noche, atendiendo a la ley de la hospitalidad. Unos gamberros de la ciudad vecina asaltan la casa, de noche, para raptar y violar al viajero. El dueño de la casa les suplica que no lo rapten, para no faltar a la hospitalidad debida. Les entrega, a cambio, su mujer. Ésta será violada y torturada durante toda la noche. De madrugada logrará agarrarse, antes de expirar, al umbral d su casa, sin que el dueño de la misma hubiera hecho nada para protegerla, tras haberla librado a los violadores. Tras ordenarle sin éxito que se levantara, su esposo recogió el cuerpo, lo degolló y troceó con un cuchillo de carnicero, y envió los doce trozos de carne por todo Israel, para que apreciaran su respeto por la ley de la hospitalidad (Jueces, 19)
10 Pero el hombre no quiso pasar la noche, así que se levantó y partió, y fue hasta un lugar frente a Jebús, es decir, Jerusalén. Y estaban con él un par de asnos aparejados; también con él estaba su concubina. 11 Cuando estabancerca de Jebús, el día casi había declinado; y el criado dijo a su señor: Te ruego que vengas, nos desviemos, y entremos en esta ciudad de los jebuseos y pasemos la noche en ella. 12 Pero su señor le dijo: No nos desviaremos para entrar en la ciudad de extranjeros que no son de los hijos de Israel, sino que iremos hasta Guibeá. 13 Y dijo a su criado: Ven, acerquémonos a uno de estos lugares; y pasaremos la noche en Guibeá o en Ramá. 14 Así que pasaron de largo y siguieron su camino, y el sol se puso sobre ellos cerca de Guibeá que pertenece a Benjamín. 15 Y se desviaron allí para entrar y alojarse en Guibeá. Cuando entraron, se sentaron[k] en la plaza de la ciudad porque nadie los llevó a su casa para pasar la noche.
16 Entonces, he aquí, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba[l] en Guibeá, pero los hombres del lugar eran benjamitas. 17 Y alzó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad; y el anciano dijo: ¿A dónde vas y de dónde vienes? 18 Y él le dijo: Estamos pasando de Belén de Judá a la parte más remota de la región montañosa de Efraín, pues soy de allí. Fui hasta Belén de Judá, y ahora voy a mi casa[m], pero no hay quien me reciba en su casa. 19 Sin embargo, tenemos[n]paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva[o] y para el joven que está con tu siervo; no nos falta nada. 20 Y el anciano dijo: Paz sea contigo. Permíteme suplir todas tus necesidades; pero no pases la noche en la plaza. 21 Y lo llevó a su casa y dio forraje a los asnos; y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.
22 Mientras ellos se alegraban[p], he aquí, los hombres de la ciudad, hombres perversos[q], rodearon la casa; y golpeando la puerta, hablaron al dueño de la casa, al anciano, diciendo: Saca al hombre que entró en tu casa para que tengamos relaciones[r] con él. 23 Entonces el hombre, el dueño de la casa, salió a ellos y les dijo: No, hermanos míos, no os portéis tan vilmente; puesto que este hombre ha entrado en mi casa, no cometáis esta infamia. 24 Aquí está mi hija virgen y la concubina de él. Permitidme que las saque para que abuséis de ellas y hagáis con ellas lo que queráis[s], pero no cometáis semejante infamia contra este hombre. 25 Pero los hombres no quisieron escucharle, así que el levita[t] tomó a su concubina y la trajo a ellos. Y ellos la ultrajaron y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana; entonces la dejaron libre al amanecer.26 Cuando amanecía[u], la mujer vino y cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su señor hasta que se hizo de día.
27 Al levantarse su señor por la mañana, abrió las puertas de la casa y salió para seguir su camino, y he aquí que su concubina estaba tendida a la entrada de la casa, con sus manos en el umbral. 28 Y él le dijo: Levántate y vámonos; pero ella no respondió[v]. Entonces la recogió, y colocándola sobre el asno, el hombre se levantó y se fue a su casa[w]. 29 Cuando entró en su casa tomó un cuchillo, y tomando a su concubina, la cortó en doce pedazos, miembro por miembro, y la envió por todo el territorio de Israel. 30 Y[x] todos los que loveían, decían: Nada como esto jamás ha sucedido ni se ha visto desde el día en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta el día de hoy. Consideradlo, tomad consejo y hablad.
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