Las consecuencias de la muerte de Cilla Black aún colean (véase una entrada anterior)
De la búsqueda de temas que Lennon & McCartney escribieron para esta cantante, recién fallecida, pero nunca grabados por los Beatles, a la búsqueda de oscuros temas inéditos, no recogidos en ninguna antología ni en discos piratas.
Y es así como se puede encontrar El palacio del rey de los pájaros, en dos versiones, en parte improvisadas, grabadas -pero nunca producidas ni editadas-, de Paul McCartney, una tema instrumental inspirado en el Oso Rupert -o dedicado a él-, un personaje de cuento infantil británico de los años veinte (aun editado) que fascinaba al cantante de niño (véase entrada siguiente)
Éste, apenas el grupo los Beatles disueltos, en 1970, decidió componer más canciones entorno a este personaje. Éstas nunca fueron publicadas, pero, a principios de los años ochenta, escribió y produjo un dibujo animado, estrenado en 1985, ganador de un premio BAFTA al mejor cortometraje de animación, y finalista de los premios Grammy, en los que se incluyó una breve versión de la canción El palacio del rey de los pájaros. Este cortometraje quizá no se haya nunca proyectado comercialmente en España.
Dibujos en ocasiones empalagosos o excesivamente sentimentales, del peor Disney -en parte rescatados por las irónicas referencias a la imaginería kistch budista (los reyes de las ranas convertidos en bodhisattvas), quizá un guiño a las influencias de la música hindú en la obra de los Beatles en la segunda mitad de los sesenta, y por un sólido humor inglés autoparódico- y brillantes referencias a las películas musicales de Hollywood de los años treinta, se unen a algunas de las más hermosas y novedosas composiciones y técnicas de la animación occidental en la parte final (casi a la altura de los hallazgos felices de Yellow Submarine).
Se trata de un relativamente sombrío viaje iniciático, de un hogar a un palacio encantado, asediado por monstruos nocturnos:
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