Una gran lona para cubrir una fachada ha sido censurada. Presenta una fotografía en blanco y negro. Representa a un torero, Morante de la Puebla, disfrazado de Dalí. Su interés artístico es opinable o discutible, pero no parece que el problema tenga que ver con el juicio estético.
Qué el arte de juzgue por el contenido y no la forma o la relación entre la forma y el contenido, es una manera de ver y juzgar la obra de arte que ha llevado a la condena de obras formalmente inocuas. Bien lo saben quienes arrasan esculturas y relieves en el Próximo Oriente o mandan retirar obras en, por ejemplo, Figueras, no porque sean banales, sino porque podrían ser "mal" interpretadas, lo que da que pensar que existe una única manera recta de interpretar (algo imposible o absurdo, pues para poder interpretar cabe la libertad del intérprete y la posibilidad de escoger entre varias interpretaciones).
En este caso, la imagen muestra a un ser humano, un varón -lo que no creo sea un problema hoy en Barcelona- vestido de torero -quizá pudiera perdonarse- que simboliza -o así se lee- una corrida de toros.
¿Por qué no?
Pero si somos coherentes, perseguiremos todas las escenas taurinas de, por ejemplo, Picasso, lo que puede llevar a dejar "su" museo medio vacío; y que tiemble Miguel Barceló.
Confío que los censores acudan entonces al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) -y la Fundación Miró, de paso- y prohíban todas las escenas de sacrificios animales (no sé si los sacrificios humanos sufrirían el mismo fuego purificador), por lo que se deberán esconder (o destruir) la casi totalidad de las imágenes religiosas cristianas (con escenas de mutilaciones a veces difíciles de contemplar), es decir lo que hoy consideramos obras de arte.
No fuera que se pensara que Barcelona apoya los sacrificios y las crucifixiones.
Cómo escribe el filósofo Gregorio Luri, "no sabemos vivir sin conciencia del pecado (...) La sociedad, amigo, es un infierno de salvadores."
Es una barbaridad, una nueva inquisición. Habrá que prohibir gran parte de lo que se muestra en el románico del MNAC, también las performaces de Jordi Benito, la iconografía del barroco y todo lo politicamente incorrecto, cómo si el arte le debiera algo a los politiquillos de saloncito.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Si somos coherente, creo que habría que prohibir toda obra de arte, ya que es la expresión de una tragedia, un conflicto humanos, desde la venganza de Medea (Barcelona no apoya el infanticidio) hasta la vida de Santa Eulalia, patrona de Barcelona (Barcelona no apoya la violencia "de género").
EliminarQué lamentable!
ResponderEliminarDe todos modos no olvidemos que lo "políticamente incorrecto" nació de la izquierda más pacata, de la progresía puritana, y cuyo origen se ha pervertido en la creencia que la inventó el pensamiento conservador.
Saludos.
El arte vanguardista ha sido ¿siempre? pacato desde la abstracción para huir de las tentaciones del naturalismo sensual, hasta las aberraciones de las acciones vienesas que pretendían mostrar que eran capaces de ir "más allá", creando obras insostenibles, por lo que no se podían contemplar -nadie podía aguantar la visión de semejantes escenas- lo que es una manera de repudiar el arte, de convertirlo en invisible, en algo fuera de todo, por tanto fuera de cualquier circuito, sin incidencia alguna en la vida.
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