Reunión en París con una arqueóloga francesa que dirige una misión en Siria y ahora en Iraq: gracias a los miembros sirios de la misión, algunos que viven en Alepo, se puede saber qué hoy esta ciudad es irrecuperable. La destrucción de los edificios y las infraestructuras -se salva por ahora la ciudadela, no así el resto de los principales monumentos, la mezquita omeya incluida- es tal, que se deberá arrasar para reconstruir una nueva Alepo, como ocurrió con Berlín. La ciudad milenaria ya no existe ni existirá más.
En efecto, el proceso de reconstrucción según un modelo urbano muy distinto al que existía hasta 2011 será financieramente viable: especuladores de Arabia Saudí -junto con algunos de Turquía- están adquiriendo las ruinas y pagando a los habitantes que malviven entre escombros para que partan a fin de hacerse con los terrenos para encabezar la reconstrucción cuando acabe la guerra. Una guerra sigue siendo un excelente negocio.
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