lunes, 19 de febrero de 2018

"Ídolos" placa ibéricos (IV-III milenios aC) (A la búsqueda del tiempo pasado -en la prehistoria)











Fotos: Tocho, Museo Arqueológico, Sevilla, febrero de 2018


Mientras objetos parecidos caben en la palma de la mano, el "ídolo" del Cerro de la Cabeza -cuyas dos imágenes encabezan esta lista- no se dejaría coger tan fácilmente. Sus "ojos" desorbitados y radiantes (idénticos a motivos inscritos en delgadas láminas de oro funerarias), semejantes a los de una lechuza -el color negro de la placa de esquisto evoca bien la noche cuando el pájaro levanta el vuelo, y la franja vertical entre los "ojos" pudiera verse con un acerado pico-, imponen. Se trata de uno de los "ídolos" placa mejores y de mayor tamaño de la península Ibérica.
Esos entes  -o esos seres-, hallados en yacimientos sureños de la Península, tanto en España como, sobre todo, en Portugal, tienen pocos referentes en otras culturas Mediterráneas. Los posibles parecidos con placas de las primeras dinastías egipcias han sido desechados hace tiempo.
¡Son efigies divinas? Durante muchos años, tal ha sido la interpretación más habitual. Se consideraba que eran manifestaciones de una supuesta diosa madre común en todo el Mediterráneo durante el Neolítico. Otros estudiosos, en cambio, pensaron que, dado que las placas han sido halladas en tumbas, podrían haber representado a ancestros a los que se rendía culto.
Toda vez que la gran mayoría de placas presentan motivos geométricos regulares incisos, que se repiten en todas las placas, y que combinan triángulos, con tramas o dameros cuadrados, en blanco y negro, y franjas horizontales, verticales y, ocasionalmente curvas, que recubren la casi totalidad de la superficie de la placa, por una o por ambas caras -pese a que la forma trapezoidal de las placas casa mal con las tramas ortogonales-, dejando libre la franja más estrecha -con uno o dos agujeros, quizá para portar la placa como un pesado colgante, por un ser vivo o un difunto-, donde se inscriben dos "ojos" o "soles", la interpretación de las placas como figuraciones antropomórficas -dioses o diosas, ancestros, "notables", etc.- parece lógica, pero no es la única, ni parece atender a todo lo que pueden evocar esas incisiones tan reiterativas -aunque cada una presenta matices.
Los motivos podrían provenir de tejidos. Los tejidos antiguos no servían solo para cubrir. Eran portadores de mensajes que debían ser fácilmente descodificados. Los motivos, tanto en los tejidos, como en las placas, bien pudieran ser casi una escritura, portadora de una información necesaria tanto para la supervivencia del difunto, como mantener unidos a los vivos y a los muertos. Esos datos debían ser reconocibles y descifrables, los miembros de una misma comunidad, relacionados con quieres eran o habían sido depositado en tumbas -junto con las placas-, debían reconocerse en esos motivos cuando, por ejemplo, practicaban rituales e honor de los antepasados en el interior de las tumbas. Algunos especialistas sostienen que dichas placas, sin dejar de ser figuraciones sobrenaturales, son también escudos heráldicos que comunican lo que une a los miembros de un grupo, y lo que les diferencia de otros. Son signos de identidad, una identidad que perduraría tras la muerte, mostrando que los lazos aquí y allí, en la tierra y bajo tierra, no se perdían tras la muerte. 
De este modo, dichas placas serían signos de esperanza que mantendrían el recuerdos de quienes fallecieron, al mismo tiempo que permitirían "medir" -quizá a través de los motivos grabados- el tiempo pasado desde que el difunto se fue.

Véase: https://iberian.its.uiowa.edu/background.php

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