Corrían los primeros años de los años 80.
La defensa de una tesis doctoral en una conocida universidad pública iba por mal camino. El tribunal parecía que no atendía a las presiones recibidas del director de tesis, un antiguo rector, para que aprobasen el doctorando.
Fue entonces cuando aquél se levantó y en voz alta amenazó al tribunal con denunciarlo por haber aprobado, tiempo ha, la tesis de un doctorando que no la había escrito. Éste era ministro de defensa.
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