La estética (del griego aesthesis: sentido, lo sensible) es el estudio del mundo a través de los sentidos. Es también el estudio de cómo podemos estudiar a través de los sentidos, de cómo y porqué podemos confiar en ellos, en los datos del mundo que nos traen, que tienen que ser veraces -aunque no siempre comprobables- para que podamos tener confianza (o de) en ellos y en lo que nos dicen sobre lo que nos rodea. Los sentidos se fijan en la apariencia de las cosas, en cómo éstas se manifiestan, se nos muestran y nos llaman la atención; los sentidos -o, mejor dicho, nuestra razón, aliada con los sentidos- nos descifran lo que el mundo tiene a bien decirnos. Toda vez que algunas impresiones sensibles particularmente sorprendentes o agudas se plasman, a veces de inmediato, se traducen en obras de arte de cualquier género, la estética es también el estudio de las condiciones que se tienen que cumplir para interpretar correctamente una obra a través de la percepción sensible, así como el estudio de lo que la obra nos cuenta -o nos puede o quiere contar.
El mundo es arisco e inmisericorde; insensible. No atiende a sentimientos; no los tiene. Nace, crece, se despliega, se desvanece y muere, antes de despuntar nuevamente sin atender a nuestras necesidades y nuestras plegarias. El mundo nos rechaza. O, más bien, se muestra indiferente ante nosotros. No nos tiene en cuenta ni puede atendernos. Al igual que los dioses del Olimpo, el mundo no simpatiza con nosotros.
Vivimos en el mundo como unos extraños, a menos que nos sometamos a sus leyes. Pero, entonces, dejamos de poder despegarnos y poder observarlo -y estudiarlo- desde cierta distancia, con perspectiva. El arte nos miente. Nos anestesia ante el dolor que el mundo nos provoca o puede causarnos en cualquier momento. Nietzsche utiliza la palabra anaestheticis (La ciencia jovial, 326) para designar los paliativos -"aturdimiento, prisa febril del pensamiento, situación tranquila, buenos y malos recuerdos, intenciones, esperanzas..".- par designar los paliativos contra el dolor. No menciona al arte, si bien en su obra de juventud El nacimiento de la tragedia, la figura de Apolo y las artes bajo su responsabilidad, hechas de mesura, contención y luminosidad, son descritas como velos que cubren la hiriente y dolorosa realidad acerca de la vida que Dionisos simboliza, y la hacen soportable, conscientes, sin embargo, de su irrealidad, aunque nadie se lleva a engaño: Apolo es un dios ficticio, que maneja la ficción, que los hombres se dan voluntaria y conscientemente para soportar la dureza, el desgarro ineludible de la vida de los que no dudaban). El arte es un velo que se interpone para que nos hagamos ilusiones, y creamos de buena fe que seremos capaces de entrar en su juego, como cuando tratamos de entrar en el salto de la comba. Los sentidos dolidos por el mundo, las imágenes dolorosas que éstos captan -el rechazo que sienten que el mundo manifiesta ante nosotros- se lamen sus heridas con las imágenes que el arte, que se despliega ante nosotros, os muestra, oscureciendo, disimulando o deformando lo que en verdad deberíamos descubrir descarnadamente, sin la anestesia -el amortiguamiento, el adormecimiento de los sentidos, para no sentir, no descubrir la verdad- que el arte nos proporciona.
La estética es el estudio de cómo el arte apacigua los sentidos contándole historias para que nos durmamos y no descubramos, no caigamos en las historias para no dormir que el mundo nos desvelaría.
Pero quizá el arte no nos engaña sino que nos ayuda a dar un sentido .
ResponderEliminarEn ese caso sería como la religión
ResponderEliminarQuizá el arte es lo que nos hace humanos
ResponderEliminarEs que estos días estoy repasando "Lo sagrado y lo profano " Lo sagrado es lo real,lo que emerge del mundo caótico .El humano religioso necesita vivir cerca de lo sagrado .Claro ,supongo que a Nietzsche le espantaria Eliade ,pero ¿Porque su experiencia del mundo ha de ser más verdadera que la del hombre religioso ?
ResponderEliminarParece que los humanos necesitamos ordenar el mundo.Levy strauss decía que una clasificación mala es mejor que nada porque es un principio de orden .Hasta el renacimiento el mundo era un lugar ordenado.El arte reflejaba la armonía del cosmos .Había horror (siempre hay horror) pero se pensaba que había un orden que estaba oculto y que se manifestaba a los santos .Ahora no tenemos ni orden ni nada :-)
ResponderEliminarSeguramente la práctica y la contemplación artísticas nos hace humanos. Detenerse, mirar, llevar a cabo un gesto, una acción sin finalidad práctica visible, deben de ser acciones comunes a los humanos y propias de éstos.
ResponderEliminarMe pregunto si Nietzsche no era profundamente religioso. Su concepción del eterno retorno, su defensa del paganismo, su creencia en la necesidad del arte son actos de fe. Su crítica al cristianismo es debido precisamente al carácter excesivamente profano, el alejamiento de la trascendencia de esta religión. Anunció que Dios había muerto. El arte lo sustituía, sin embargo.
El arte anterior al Renacimiento, en Occidente, reflejaba la armonía del cosmos pero también el desorden humano, el horror de la vida humana -ejemplificada a través de la vida de los mártires (que se retiraban o se entregaban para cortar con la vida -y ganar el paraíso). Se creía, ciertamente, en la vida ultraterrena, pero también se temía no llegar nunca a ella, y quedar, por el contrario, preso del infierno, o del gris purgatorio.
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