Federico Fellini rodó varios irónicos anuncios publicitarios para la televisión al final de su vida.
Éste muestra lo que un licor promete: un sueño, viaje por el espacio y el tiempo, mostrando, a través de una ventanilla, convertida en una pantalla, imágenes de monumentos históricos mediterráneos, de Egipto y Grecia hasta la Italia medieval, que aparecen y desaparecen, según el viaje y, quizá, el genio de la botella, el espíritu de la bebida.
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