jueves, 8 de agosto de 2019
RAYYANE TABET (1983): FRAGMENTS (ORTHOSTATS) (FRAGMENTOS, ORTOSTATOS, TELL HALAF, 2017-)
"Frottages": Dibujos al carboncillo, 107 x 70 cm, 2017-2019
Cada vez más, las exposiciones de arqueología incluyen obras de arte contemporáneo, sobre todo desde la muestra sobre cultura (en) sumerio, Antes del diluvio. Mesopotamia, 3500-2100 aC, organizada por Caixaforum de Barcelona y Madrid, en 2012-2013.
Una posterior exposición, encargada por la historiadora y museóloga Jennifer Y. Chi, Archaelogy and Aesthetics. From Ancient to Modern, en el Institute for the Study of Ancient World (ISAW) en Nueva York, en 2015, siguió y amplió esta corriente.
Esta exposición incluía, entre los orantes sumerios, obras del artista iraqí -asentado en los Estados Unidos-, Michael Rakowitz, reproducciones miméticas de obras mesopotámicas desaparecidas del Museo Nacional de Iraq, en Bagdad, cuando el saqueo de 2004, realizadas con materiales y envoltorios, económicos, industriales, desechables de objetos de uso diario -cartones, plásticos, papeles, latas "tetrabriks", de conservas, leche, detergentes, productos de limpieza, etc.-, rescatados de la basura.
Una próxima exposición en el Oriental Institute de Chicago -que pronto comentaremos- insertará obras similares de este mismo artista entre los relieves neo-asirios de Khorsabad.
La gran exposición dedicada a la cultura hitita -Imperios Olvidados: Empires oubliés. de l´empire hittite aux Araméens-, actualmente (hasta el 12 de agosto) en el Museo del Louvre de Paris, con obras del imperio neo-hitita (en lo que hoy es Turquía y el norte de Siria), del primer milenio aC, pero también de pequeños reinos, como Damasco, influidos por los hititas -una cultura mesopotámica no semítica-, así como de reinos que resultaron de la desintegración del imperio, derrotado por el imperio neo-asirio, se abre con una gran instalación del joven arquitecto y artista libanés Rayyane Tabet (asentado en San Francisco) (expuesto recientemente en la muestra Habitar el Mediterráneo, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno, 2018-2019).
Esta instalación consta de una treintena de dibujos de grandes dimensiones que reproducen los relieves figurados (ortostatos) que componen un amplio zócalo que rodeaba templos y palacios, cuyas figuras sobrenaturales y guerreras protegían los recintos sagrados y reales.
Dichos dibujos están realizados apoyando directamente el papel sobre el relieve y frotando el carboncillo sobre el papel. Son verdaderas huellas, que se exponen como si fueran los mismos ortostatos. y sin embargo, desdibujados, borrosos y sombríos, son sombras del pasado.
Estos testimonios no son solo históricos sino personales. El bisabuelo del artista trabajaba en la misión arqueológica alemana que, a principios del siglo XX, descubrió -y desmanteló- el yacimiento. Tenía un encargo muy preciso: controlar que el arqueólogo en jefe no robara los descubrimientos.
Estos ortostatos ya no están en el lugar, porque fueron retirados o expoliados. Solo quedan marcas en los muros que aún se mantienen, marcas que los dibujos de Tabet recuerdan. Dibujos que evocan lo que el tiempo, la incuria, la ambición y el estudio desmonta, borra o destruye. La arqueología descubre -pero inevitablemente diluye- lo que expone a la luz.
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