miércoles, 8 de abril de 2020
(Iconoclastia e iconodulia, parte 2: La imagen del cine ante la destrucción y la adoración de la imagen
Montaje: Kerman Arranz
Documentación: Albert García Alzórriz, Dolors Magallón
Este montaje de fragmentos de películas (y de un videoclip), unas célebres (de Buñuel, Cocteau, Eisenstein, Fellini, Antonioni, Berlanga, etc.), otras menos conocidas (de Val de Omar, por ejemplo), se realizó para la exposición permanente -To Lose Your Head (Idols)- sobre la persistente adoración y destrucciones de imágenes en Cataluña, hoy, y en el mundo, ayer y hoy, en el Pabellón catalán de la Bienal de Arte de Venecia de 2019.
El cine ha modelado nuestro imaginario, y ha sido y es un fiel traductor de nuestra percepción del mundo, al mismo tiempo que ha encuadrado y organizado dicha percepción.
Estatuas, autómatas, muñecas, entes que pareces seres .y quizá lo sean- inmóviles o articulados, dotados de movimiento pero no de palabras, figuras mudas que crean una ilusoria impresión de vitalidad, seres que parecen depender de nosotros cuando en verdad nos llevan pendientes de ellos, ante cuya fascinante presencia no podemos dejar de reaccionar. Son entes o seres de otro mundo pero están entre nosotros. Representan a dioses y a humanos, pero no son humanos sino inmortales -hasta que intervenimos. Nos seducen, nos fascinan, nos provocan, no podemos dejar de pensar en ellos, de seguir su senda, su juego. Somos títeres entre sus manos. Nos manejan, como si fuéramos su sombra. A veces nos rebelamos, otras caemos. Los proscribimos, los condenamos, pero no podríamos vivir sin ellos. Forman parte de la comunidad, sobre la que intervienen. La vida es más satisfactoria, y a la vez más vacua gracias a ellos; creaciones nuestras que nos modelan, y de las que no podemos desprendernos. Si rompemos el espejo, nos quedamos sin nada; cae el acceso a otro mundo que nos libera de éste. Ya no hay escapatoria.
Notas:
Se pagaron los derechos y siempre se buscaron los propietarios de los derechos de las películas posteriores a 1952
Se permite la visión, pero no se puede cobrar por este montaje.
Los fragmentos se muestran sin sonido para evitar la confusión que generaría conversaciones al vuelo, fuera de contexto, y para potenciar la fuerza de la imagen plástica.
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