¿Por qué a las “clases” virtuales, a través de filmaciones en directo o grabaciones divulgadas por internet en ordenadores y móviles, las seguimos considerando como sistemas o métodos educativos en vez de calificarlos de lo que, en verdad, son, recreativos -casi siempre aburridos, es cierto?
Distraen, no centran.
La enseñanza exige comunicación verbal y visual en un mismo espacio, la posibilidad mutua de verse las caras (a los ojos), a una cierta distancia que evite la pérdida de atención a la vez que la molesta sensación de estar bajo el ojo avizor de una cámara. La enseñanza se da a cara limpia, sin máquinas intermedias, lo que permite centrar la atención en un rostro, un cuerpo de quien explica o de quien escucha, insertos en un espacio acotado y acogedor, rodeados por un espacio por el que resuenan, se expenden las palabras, que resuenan en nosotros, en íntima comunión con nosotros. En un diálogo, en un intercambio de ideas, los silencios valen al igual que las palabras. En un aula, los alumnos se dan cuenta de lo que el profesor sabe y de lo que duda, de lo que busca, encuentra y cavila cómo transmitir; mientras el profesor percibe cómo sus palabras rebotan, caen o son aceptadas.
Todo lo demás es distracción.
¿Inevitable en esos meses? La lectura y la escritura, la reflexión en silencio, suplen mucho mejor el desfile luminoso y vagamente cegador de imágenes parpadeantes en pantalla. Ésta disocia la imagen y la palabra; la primera se desdibuja casi patéticamente, la segunda adquiere un sonido de lata vacía.
Pero aquéllas, la lectura y la escritura, las líneas y las notas, angustian.
No somos capaces de concentrarnos en un texto para aprender de él. Necesitamos las pantallas para no tener que pensar, porque no podemos pensar.
No sé si con lo que escribe Ud. en esta entrada se puede interpretar, o es un abuso o error, "porque no podemos pensar" debido acaso a nuestra angustia actual ante la situación de pandemia. ¿O lo achaca Ud. a otros situaciones relacionadas con la adquisición del conocimineto?
ResponderEliminar¿Puede interpretarse de su texto, pregunto, que las enseñanza online con filmaciones y grabaciones del profesor disertando su clase -que lleva una preparación y un tiempo-, es una distración, con poca adquisición de conocimiento, que no prende en la mente de quien lo contempla y escucha, el alumno destinatario?
Aunque eso fuera así, profesor, de lo que desearía conocer su opinión, viendo, teniendo noticias del trabajo online y a distancia estas semanas de confinamiento, de profesores universitarios y de secundaria, con horarios que abarcan todas las horas del día y días de la semana, incluyendo fiestas y vacaciones, sospecho que su labor va más allá de la docente: su labor es social, consiste en mantener precisamente entretenidos, en el mejor sentido de la palabra, a miles de alumnos, manteniendo una cierta paz social familiar y la esperanza de que continúa el aprendizaje y la transmisión de conocimiento, y cómo no, toda la estructura educativa del país a todos sus niveles. Es decir, la normalidad.
Un saludo. Gracias por su esfuerzo
tiene usted razón.
EliminarEl texto no es claro.
Me refería a que las imágenes en pantalla dejan poco tiempo para la reflexión.
Y me preguntaba si la lectura de textos -artículos y libros- no sería más útil que clases a través de pantalla, siempre que se disponga de un espacio en el que aislarse para poder concentrarse.
Sé que aunque aconseje lecturas, también doy clases a través de vídeos y clases en directo por internet.
Intento que sean amenas. Hasta personas que se han ofrecido para ayudarme introducen efectos y montan de manera profesional hasta lograr un acabado que suple mis deficiencias técnicas y expositivas o comunicativas.
Pero cuando "imparto" clase ante la pantalla del ordenador solo me veo. Hablo a mi imagen. Los rostros de los estudiantes pueden aparecen -y pueden intervenir-, en clases en directo, pero la imagen es la que ve un miope de lejos sin gafas y la voz, metálica, está entrecortada.
El contacto directo en un aula hace que la clase tenga a veces un desarrollo imprevisible. Un estudiante pregunta. La respuesta lleva la explicación por derroteros inesperados. El mismo estudiante vuelve a intervenir. Le contesta otro estudiante. Intervengo, siquiera para ordenar el debate. Y una parte de dos horas de clase pueden haber aportado temas y desarrollos que la clase siguiente incorpora.
El poder ver las caras, de interés o de hastío, también ayuda a modular la explicación -lo que no ocurre ante la pantalla inmisericordemente reflectante. Pueden suscitarse debates, bien es cierto. Pero entre bustos parlantes aislados, como fichas que se activan. No se logra nunca, ni se puede lograr, un trabajo conjunto, en conjunto.
Estoy seguro que las clases por internet tienen sus ventajas y aportan puntos de vista que no se perciben o existen en aulas, a menudo mal iluminadas y con una acústica deficiente. Pero, al menos, estamos todos en un mismo barco, para bien o para mal.
Y el aprendizaje, pese a los problemas, creo que es más eficaz o serio.
Pero quizá sea solo un prejuicio mío.
Yo,que ya no tengo estatus de alumna,aprecio mucho sus clases y otras conferencias que estoy dedicándome a escuchar del M.A.N y la fundación Juan March etc .Ciertamente las clases son presenciales,pero a través de videos tienes la posibilidad de volver atrás,repasar etc y te puedes concentrar mejor.
ResponderEliminarCuando leo subrayo ,tomo notas etc y es necesario ,pero es un alivio que a veces te"cuenten" las cosas.
Es muy cierto que las conferencias filmadas pueden ser muy instructivas. De hecho, recuerdo una filmación de principios de los años sesenta, vista muy recientemente, con las consideraciones de Gaston Bachelard sobre el libro que acababa de publicar, el tan tardío La poética del espacio. Sus consideraciones verbales no tienen precio.
EliminarPero una conferencia o clase en directo, tanto para el que la imparte como para el que asiste, creo que es incomparable.
Bien es cierto, sin embargo, que a menudo, la filmación o grabación es el único remedio, como ocurre en estos momentos de coronavirus.
Me doy cuenta de que,al enviar el mensaje desde el movil desaparecieron algunas palabras y el comentario ha quedado algo incongruente.Por supuesto ,las clases presenciales son insustituibles y además,permiten un diálogo y una espontaneidad que aportan mucho.Es un poco como ir al teatro o a un concierto en vivo
ResponderEliminarTiene mucha razón: la misma diferencia que existe entre la filmación de un espéctaculo -que puede permitir descubrir detalles, aunque la contemplación de éstos no tiene porque ser necesaria, ya que pone en evidencia el "juego" del actor (que no se tiene que descubrir) o la destreza del músico -lo que puede distraer, pues no es su destreza lo que cuenta, el músico no es un animal de feria, sino como su manera de tocar da vida a la música- y un espectáculo contemplado en directo, en el mismo lugar donde acontece, esta misma diferencia, decimos, se marca entre una clase presencial y una clase virtual que solo se centra en la cara del profesor.
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