El dios del cielo, An, se cansó de los humanos. Las criaturas que su hijo, el dios Enki, había modelado con barro, que poblaban la tierra, se habían convertido en un problema. El ruido que causaban que ascendía impedía que el dios del cielo descansara.
La decisión fue tomada tras un conciliábulo en el palacio de An: una serie de plagas se abatiría sobre la tierra para despoblarla. Como, tras cada plaga -sequías, hambrunas, epidemias-, la humanidad se recuperaba, el dios del Cielo dejó ir el peor de los males: un diluvio que, si no hubiese sido por un sacerdote de Enki, un Noé sumerio, que construyó un arca y se refugió en su interior con los mejores artesanos, y ejemplares de todos los animales, hubiera logrado los propósitos del dios del cielo: las aguas disolvían, en efecto, las figuritas de barro que somos.
Unos estudiosos han cuestionado que los hombres fueran ruidosos. Ruido sí ascendía desde la tierra. Mas, éste era la pulsión, el palpito de la tierra al que los hombres se habían acoplado. Esta íntima unión entre la madre tierra y los humanos acabó por inquietas -y suscitar los celos- del dios del Cielo. Los humanos, tan unidos a la tierra, debían desaparecer.
El ruido, sin embargo, podía tener otro origen, que aunara ambas interpretaciones.
Como analiza brillantemente el sumerólogo Piotr Michalowski, el célebre Poema de la creación (llamado Enuma Elish) babilónico, de finales del segundo milenio, narra los inicios del mundo. Éste surgió el día en que las dos divinidades primigenias se unieron. Ambas eras divinidades de las aguas: las aguas dulces de los ríos, y las salobres del mar. El dios Anzu y la "salada" diosa Tiamat mezclaron sus aguas, de cuyo seno fueron emergiendo los distintos dioses del empíreo. Aguas fecundas, pues.
Tiamat, en forma de serpiente descomunal, era una diosa madre.
Madre, en sumerio, se decía ummu (o ama): el sonido de la consonante eme evoca el balbuceo de un recién nacido. Tiamat era calificada de mumu. Un afortunado -quizá obvio- juego de palabras. Ocurre que ummu significa ruido. Tiamat era, entonces, una ruidosa diosa madre.
En Mesopotamia, el ruido era una consecuencia de la creación divina: una especia de zumbido, de aleteo, que anunciaba una próxima creación o procreación. Quizá un gemido de parto.
La creación divina se significaba por el rumor que desprendía.
Los hombres creaban en silencio. Los dioses, por el contrario, eran estentóreos. El silencio se asociaba -se asocia aún- a la muerte, o a la creación fugaz, a la creación incapaz de dar vida, un simple símil de vida, una falsa vida. El silencio simboliza la extinción de la vida. Por el contrario, el ruido, los gritos, son signos de vitalidad. El objetivo, la creación de vida, se ha alcanzado, cuando se produce un estallido de alegría.
Por eso, cuando los humanos empezaron a ser muy ruidosos, el dios del Cielo, An, se preocupó y se indignó. Los mortales intentaban comportarse como los inmorales, equipararse a ellos. El clamor, prerrogativa divina, parecía pasar a manos, en boca de los morales.
El diluvio iba a devolver el silencio de los cementerios a la tierra. Tierra de nuevo estéril, acallada, enmudecida. Tierra que ya no tendría nada que decir ni hacer. Tierra yerma.
A fe que el dios de los cielos estuvo a punto de acallarnos. Dejándonos sin palabras, recuperándolas.
Pero el Cielo sigue despierto y atento....
Un texto muy hermoso.
ResponderEliminarV.Propp ,en su "Ensayos sobre el folcklóre " analiza el cuento de la princesa que no podía reír ,el fenómeno de la risa y la capacidad que se le atribuyó para crear .No es exactamente ruido,pero se le puede parecer.
Un saludo
Muchas gracias por el comentario y la citación.
EliminarLa risa es creadora -y liberadora.
En Grecia, la risa que Baubo logró despertar en la diosa Démeter, permitió que la tierfa, que había enmudecido junto con la diosa, volviera a dar frutos.
Y Amaterasu,la diosa japonesa del sol y el arroz sale de su cueva ante las risas y el jaleo de los otros dioses .
ResponderEliminarHe recordado que también en el himno homérico a apolo se menciona la risa cuando nace el dios:" ..sonrió la tierra debajo "
" Cuando Ilitia, que preside los dolores del parto, hubo entrado en Delos, a
Leto le llegó el parto y se dispuso a parir. Echó los brazos alrededor de una
palmera, hincó las rodillas en el ameno prado y sonrió la tierra debajo: Apolo salió
a la luz, y todas las diosas gritaron. "
¡Muchas gracias por estas citas! Me olvido a menudo que los dioses también reían; el nacimiento de Apolo conllevó una explosión de alegría, como si un salvador, una luz hubiera nacido.
EliminarMe imagino que "sonrió la tierra bajo ella" hace también alusión a la práctica de hacer un agujero en la tierra para que el niño se deslice hacia él durante el parto ;tiene un componente práctico ,pero seguramente también simbólico pues en muchos lugares era una manera de simbolizar que el recién nacido era aceptado adoptado , por la tierra
ResponderEliminarPensaba que quizá se refiera a qué incluso el mundo subterráneo, oscuro, propio de los muertos, también se iluminaba; que la luz del feliz acontecimiento llegaba hasta dónde la luz no suele llegar, lo que acrecentaba aún más la singularidad del evento.
EliminarSi;la primera vez que lo leí pensé también que era una imagen poética,pero me quedé con la sensación de que podía ser algo más y al leer este post y recordar el ensayo de V.Propp se me vino a la cabeza que la sonrisa de la tierra (no sé qué término griego se utiliza en el original )podía aludir a la risa creadora.El himno es religioso, habla de un mito y me imagino que,como en los cuentos ,pudo conservar alguna fórmula ritual o alguna imagen muy arcaicas .Además ,la diosa sonríe antes de que nazca Apolo ,no después .
ResponderEliminarComo los dioses son como seres (sobre)humanos, seguramente la sonrisa de Leto sea real, pero es verdad que la sonrisa divina es creadora, o al menos, no causa destrucciones. Las diosas que protegen a los héroes los "envuelven" con su sonrisa.
EliminarMuchas gracias por el comentario.