Una amiga mía tuvo que dejar su piso tras el asedio durante años en los que el propietario dejó de cuidar la finca que se llenó de cucarachas. Tras irse el bloque fue vendido a un fondo de inversión.
Supongo que quienes manejan esos fondos no son, en efecto, quienes promueven esos anuncios. Se comenta que el Ensanche de Barcelona está asediado por compradores, capaces de aguantar lo que haga falta para volver a vender a precios mucho más altos cuando la situación económica mejore. De lo que hablaba en el comentario anterior, ocurrió, precisamente, en el Ensanche de Barcelona
Este anuncio, entonces, es una amenaza a los habitantes de los pisos, pero en su lectura me parece una manifestación de esclavismo, pues compran personas, si es necesario.
He visto este anuncio y cuando lo leí se me pusieron los pelos de punta.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Este anuncio es tan impúdico...
EliminarYo llevo tiempo viéndolos por Madrid.La primera vez no me lo podía creer.Luego se las arreglan para presionar a los inquilinos para que se vayan
ResponderEliminarUna amiga mía tuvo que dejar su piso tras el asedio durante años en los que el propietario dejó de cuidar la finca que se llenó de cucarachas. Tras irse el bloque fue vendido a un fondo de inversión.
EliminarNo tienen algunos ni pudor ni delicadeza ni mucho menos moral. Y acaso son unos pelagatos intermediarios los que están tras el cartel. Ve a saber.
ResponderEliminarSupongo que quienes manejan esos fondos no son, en efecto, quienes promueven esos anuncios.
EliminarSe comenta que el Ensanche de Barcelona está asediado por compradores, capaces de aguantar lo que haga falta para volver a vender a precios mucho más altos cuando la situación económica mejore.
De lo que hablaba en el comentario anterior, ocurrió, precisamente, en el Ensanche de Barcelona
Este anuncio, entonces, es una amenaza a los habitantes de los pisos, pero en su lectura me parece una manifestación de esclavismo, pues compran personas, si es necesario.
ResponderEliminarEn efecto, comprar un piso aunque esté ocupado legalmente implica comprar los habitantes para luego echarlos.
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