“El ser humano no es más que un edificio derrumbado, un resto del pecado y de muerte, y su amor tibio, su fe decaída, su caridad obtusa y sus sentimientos incompletos, sus pensamientos insuficientes, su corazón roto, todo en él no es más que ruinas.”
(F.-R. Chateaubriand: El genio del cristianismo, 1802)
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