sábado, 9 de octubre de 2021

Urbanidad






Fotos actuales: Tocho, octubre de 2021


Seguramente nadie que haya descendido hacia el puerto de Barcelona, caminando por la vía Layetana (o Pau Claris), llegando al cruce con la calle Caspe, en la esquina a la derecha, no haya levantado la vista ante un majestuoso edificio de gran altura, sobrio, elegantemente compuesto, con una fachada lisa y quebrada a la vez, salpicada, a la altura de la calle, de pequeños relieves clásicos. Se trata del edificio Sant Jordi, o Tecla Sala (perteneció a la empresaria textil Tecla Sala -1886-1973-, cuya fábrica en Hospitalet es hoy un centro cultural), del arquitecto catalán Francisco Folguera (1891-1960), y la obra maestra del Art Decó de la ciudad, construido entre 1929 y 1931.

Fue restaurado hace quince años, sede del gobierno autonómico, y a la espera de una nueva rehabilitación que no llega nunca, a cargo del estudio addenda architects, financiada por Zúrich, mientras los grafitis invaden los bajos, un testimonio del peculiar trato del espacio público y una muestra del gusto, la cultura y la pericia técnica que imperan o se imponen. 

Curiosamente, la vista ocurre el mismo día en que la nueva editorial Rosamerón, del filósofo Gregorio Luri, entre otros socios, dedicada al ensayo, encarga un libro sobre la urbanidad y la barbaridad ( los bárbaros no destruyeron Roma, no supieron ni pudieron preservarla, tan solo), el trato y el maltrato del espacio público, la indiferencia ante éste y la exigencia de utilizarlo como guste, el “derecho” a usarlo -en todos los sentidos de la palabra: disfrutarlo, gastarlo, echarlo por la borda. 


Agradecimientos a los arquitectos Aureli Santos y Lluís Giménez por los datos brindados.

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