Fotos : Tocho, Chicago, noviembre de 2021
Wrightwood 659 es una nueva galería privada de arquitectura abierta en Chicago en 2018 y vuelta a abrir en 2020.
Se trata del segundo proyecto del arquitecto japonés Tadao Ando en los Estados Unidos, tras la maravillosa sala, poblada de columnas en la penumbra del Art Institute.
La galería se ubica en una modesta y banal casa de ladrillos en el norte de la ciudad, en el área del gran Lincoln Park cabe el lago.
Solo queda la fachada del edificio original, atravesado por una escalera dispuesta en diagonal, que debería crear espacios de perfiles irregulares poco aptos para exposiciones, y que sin embargo ordena y estructura bien las plantas y el volumen.
La presente exposición Romanticism to Ruin: Teo Lost Works of Sullivan and Wright, está dedicada al rascacielos -un teatro, en verdad- Garrick, de Sullivan, construido en Chicago 1892 y derribado, entre protestas, en 1961, y a la sede y fábrica Larkin, en Buffalo, de Frank Lloyd Wright, concluida en 1906 y destruida en 1950.
La demolición del teatro Garrick llevó al rescate de numerosos elementos decorativos, relieves, esculturas, obras de forja, mosaicos, pinturas, posteriormente insertados, reutilizados en otros edificios, diseminando el teatro por toda la ciudad, como si el viento lo hubiera llevado a volver a crecer en edificios que hubieran sido impersonales sin estos injertos.
La empresa Larkin estaba dedicada a la venta por correo. Fue la empresa más próspera hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. Vendía de todo, jabones (su especialidad), especies, vajilla, muebles, más económicos que otras empresas, no porque la calidad fuera inferior o porque pagara mal a los trabajadores, sino porque vendía lo que producía, evitando el coste de excedentes y tiendas. La fábrica ofrecía numerosos servicios a los trabajadores, de manera no condescendiente como las fábricas patronales, las colonias obreras decimonónicas españolas. Sin embargo, la prosperidad tras la guerra llevó a que los ciudadanos prefirieran regresar a comercios físicos, a los grandes centros comerciales, gracias al crecimiento del número de automóviles, y a que la mujer pudiera, tras la revolución de las costumbres (provocada por el trabajo femenino fabril durante la Guerra), salir de casa sola sin tener que esperar encerrada la llegada de paquetes, una situación contraria a la que se vive hoy con la venta por internet.
En el primer caso, el proyecto “ explotó” y contaminó otros proyectos, sin cualidades hasta entonces, mientras que el segundo caso ilustra sobre la destrucción de un edificio y un sistema de vida por la desconexión con los nuevos hábitos. El edificio, la empresa, quedaron atrapados de su pasado, perdiendo la relación con el mundo.
Una gran exposición, muy bien documentada, lastrada quizá , en la parte dedicada a Wright, por un montaje, brillante por ls superposición de capas de documentos, pero convencional en la gama de colores, si bien la perfecta ubicación en el espacio facilita la multitud de lecturas sobre la creación y la recreación, la obra y la ruina y el papel de ésta en ls vida, a la que la exposición invita.
Agradecimientos al arquitecto Jorge Rovira por su recomendación.
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