El artista (pintor, dibujante, grabador, cartelista, autor de cómics) argentino Antonio Segui, recientemente fallecido, se inspiró en la obra de expresionistas alemanes como Grosz y Otto Dix, cuya negrura y sarcasmo matizó con las imágenes del gran artista norteamericano Richard Lindner y del pop art para componer, en Buenos Aires y en París, una visión sarcástica de la vida urbana: personajes encorbatados y con sombrero, con traje chaqueta y zapatos de tacón, obtusos, aparentemente seguros de si mismos, caminando, con grandes zancadas, como si supieran hacia donde se dirigen, sin perder el tiempo, a toda prisa, en todas direcciones, en un laberinto de construcciones, en parte creado por el incesante y desorientado movimiento de las figuras, hasta que edificios y ocupantes acaben por constituir un mosaico desordenado y sin sentido, cada vez más extenso y partido, casillas que cohabitan ignorándose, incapaces de constituir una ciudad.
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