La perspectiva caballera logra sumar la tercera dimensión, la profundidad, a la representación de las dos dimensiones de la altura y la anchura, todas a escala con las medidas correctas, pero a costa de la forma de los elementos en las caras perpendiculares al plano de representación, inevitablemente deformadas.
Desde el neolítico -algunos grabados en lastras de piedra o en paredes rocosas sugieren que ya incluso en el paleolítico-, independientemente del lugar y las culturas, el ser humano ha reproducido las cosas y los seres de su entorno, real o imaginario, a través de la delineación de los contornos (el perfil, la silueta s lo que define a un ser y un ente, somos una línea que se cierra sobre sí misma, un cercado que contiene un mundo) y de la proyección vertical u ortogonal, representando los motivos de frente y de perfil, o en planta.
Tan solo los egipcios conjuntaron ambas proyecciones en una misma representación. Aconteció también que el tamaño objetivo de los motivos fue sustituido por un tamaño simbólico (los motivos socialmente más elevados reproducidos a mayor escala) en la mayor parte de las representaciones antiguas, y en las imágenes sobrenaturales, que representaban, no lo que veía el artista, sino lo que la divinidad percibía, el tamaño venía determinado por su distancia al ojo de la divinidad -los motivos a mayor escala estando más cerca de la divinidad-. Pero estas variaciones antiguas no se apartaban de la importancia, la exclusividad de las proyecciones ortogonales y verticales para dar cuenta de la forma y las proporciones de los motivos representados. Las representaciones arquitectónicas "deconstruidas" de los años noventa no se apartaron de estas representaciones "binarias" -planta y alzado-, sino bien quisieron fundirlas en una misma imagen. La cacofonía resultante es hoy una curiosidad de finales del siglo XX.
En suma, se sigue proyectando, hoy, como se proyectaba hace decenas de miles de años, con las plantas representadas en la parte inferior del plano representativo, y los alzados en la parte superior, una ordenación de los motivos que no está exenta de simbolismo. La planta es la base, pero son los alzados (los nombres de las proyecciones son significativos) los que dan cuenta de la forma de las cosas. Las secciones, cuyo nombre evoca bien una partición, se suelen disponer a los lados, como una fruta madura partida que se abre y cuyos gajos caen a lado y lado.
Planta y Alzados, de la compositora norteamericana Caroline Shaw, debe de ser la única composición musical dedicada al sistema representativo arquitectónico.
Obra de encargo, está dedicada a la representación de la biblioteca de Dumbarton Oaks, cabe Washington (EEUU), a la que Strasvinky también dedicó una obra en los años cincuenta. La música recorre las líneas que dibujan y anuncian el edificio, que lo contienen.
Una perfecta introducción a la endiablada asignatura de Proyectos de los estudios de Arquitectura, y a la práctica común del arquitecto.
"Commissioned by Dumbarton Oaks, and premiered by the Dover Quartet in the music room of Dumbarton Oaks on November 1, 2015.
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[program note written February 2016]:
I have always loved drawing the architecture around me when traveling, and some of my favorite lessons in musical composition have occurred by chance in my drawing practice over the years. While writing a string quartet to commemorate the 75th anniversary of Dumbarton Oaks, I returned to these essential ideas of space and proportion — to the challenges of trying to represent them on paper. The title, Plan & Elevation, refers to two standard ways of representing architecture — essentially an orthographic, or “bird’s eye,” perspective (“plan”), and a side view which features more ornamental detail (“elevation”). This binary is also a gentle metaphor for one’s path in any endeavor — often the actual journey and results are quite different (and perhaps more elevated) than the original plan. "
Sugerente pieza... ayuda a dibujar.
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