El monumento a los mártires en la periferia de Bagdad fue construido en los años 80 por el escultor Ismail Fatah Al-Turk (1934-2004) para honrar a los muertos en la sangrienta guerra entre Iraq e Irán.
El monumento está formado por una cúpula partida que se abre en el momento de la muerte, liberando el espíritu aún retenido.
Debajo de la gigantesca cúpula de azulejos azules, posada en lo alto de una explanada blanca, sin construcción alguna alrededor, a través de una escalera de caracol de gran diámetro, se desciende a una inmensa sala de planta circular en cuyo perímetro se inscriben el nombre del millón de muertos de la guerra antes citada, y delante, en unos péneles las fotos en blanco y negro de miles de jóvenes y de niños incluso, chiitas, a menudo, que “desaparecieron” de golpe bajo el régimen sunita de Saddam Hussein, entre ellos estudiante de arquitectura. Las familias ya no supieron más de ellos. A veces, decenas de años más tarde, descubrieron que fueron colgados.
Finalmente, centenares de fotos, ya en color, recientes, recuerdan a los iraquíes, familias enteras, asesinados, aún hoy, por el Estado Islámico:.
Cuesta ascender de nuevo al sol
Fotos y filmación: Tocho, enero de 2023
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