Universidad de Bagdad (Walter Gropius, TAC & Hisham Munir, 1957-)
Fotos de Tocho, de uso libre
Las huellas y las consecuencias de la segunda guerra del golfo, la instauración del Estado Islámico (el Estado Islámico sigue presente, pese a su derrota) y el estado de guerra permanente desde la guerra entre Iraq e Irán, son aún muy visibles, desde la corrupción hasta la desidia, los controles, la presencia del ejército, las tanquetas, la polución desaforada, el ametrallamiento de los muros, la islamización integrista, las abismales desigualdades sociales, la falta de trabajo (el 60% de la población vive del estado, sin nada que hacer), la invasión de productos chinos, los constantes cortes de electricidad y el bramido incesante de los generadores eléctricos alimentados por diésel, y los intimidantes, desesperantes muros de hormigón (mucho menos visibles, sin embargo, en la capital). Y sin embargo, Bagdad, una de las capitales más contaminadas del mundo, aunque sin llegar a los niveles mortíferos de ciudades sureñas como Nasiriyia, con un cielo empañado de una neblina entre terrosa y grisácea, es una urbe llena de vida.
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