La fantástica construcción que un cartero, llamado Fernando Cheval, levantó, una vez jubilado, cerca de Lión, en Francia, en sus horas libres, sin tener conocimientos técnicos y, por tanto, sin temer equivocarse o faltar al gusto común, a finales del siglo XIX, no podía escapar al escrutinio de los surrealistas, Dora Maar y Picasso, entre otros, quienes visitaron el lugar en los años treinta y fotografiaron y dibujaron el mundo soñado que Cheval edificó. Las fotos de Maar y los dibujos de Picasso han sido recientemente descubiertos o redescubiertos.
Una ocasión para visitar esta edificación que pone en jaque cualquier consideración estética y constructiva, una visión proyectada y petrificada.
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