Antes de perderse en poemas herméticos o esotéricos, y, ciertamente por razones crematísticas, el poeta simbolista francés Stéphane Mallarmé (1842-1888) publicó, en francés, en la editorial Rothschild, en 1880, un extenso libro de mitología comparada, perfectamente legible, dedicado a dioses hindús, persas, griegos y romanos. El texto es una adaptación de un manual del historiador británico George W. Cox, en el que Mallarmé vierte consideraciones que desmarcan su manual, titulado Los dioses de la antigüedad, de dos textos de Cox.
Con este libro Mallarmé no habría pasado a ser considerado el fundador del arte moderno, pero quizá sería más o mejor leído.
En todos los casos, una obra curiosa dentro de la bibliografía de Mallarmé:
“Hoy como ayer los poetas no hacer otra cosa más que atribuir la vida a lo que ven y lo que escuchan alrededor suyo. ¿Qué importa la imagen? Al menos reviste en el estudio de los mitos del pasado, un encanto histórico que es a la vez curioso y emotivo. ¿Qué es el Sol? Un prometido que sale de su cámara o un héroe que se alegra de recorrer su senda. Tal es la idea que subyace en las leyendas de Heracles, Perseo , Teseo, Aquiles o Belerofonte , y de muchos otros…”
“
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