El reciente regreso, en el último festival de cine de Cannes, del cineasta español Víctor Erice a los largometrajes de ficción, con vistas a una distribución convencional, permite recordar las video-instalaciones y los cortometrajes que ha ido realizando desde hace más de treinta años (fecha de su hoy penúltima película, El sol del membrillo, de 1992), entre éstos Los vidrios rotos, sobre una fábrica portuguesa de azulejos abandonada, para la película colectiva Centro Histórico sobre la ciudad portuguesa de Guimaraes.
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