Nicolas Sage, arquitecto y pintor francés, influido por Morandi y por Antonio López, fascinado por pequeñas ciudades europeas, a veces decrépitas, pero que mantienen el porte, como Palermo, ciudades a veces excesivamente literarias, en las que la piedra ha ahuyentado a las personas, ciudades petrificadas, que se recorren al atardecer, cuando las sombras tienen el empaque de los muros de piedra cegadla por el sol, o de noche, por calles gastadas iluminadas por la luna, pero que escapan a una visión tópica o nostálgica por la precisión del dibujo y una cierta atmósfera alucinada, más propia de la pesadilla que del sueño del pasado.
¿Una ciudad vacía sigue siendo una ciudad?
ResponderEliminarPara pensarlo a partir de estas imágenes.
Saludos,
J.
Excelente reflexión. Para un griego o un romano no lo era; por eso se distinguía entre la polis -la comunidad- y la astu -la ciudad construida, la piedra sin la presencia humana-, entre la urbs -la ciudad construida- y la cives -la comunidad.
EliminarLa ciudad vacía no es una comunidad.