Foto: Tocho, Yacimiento de San Agustin, Alto Magdalena, Andes de Colombia, diciembre de 2023
Los santuarios o recintos sagrados de la llamada cultura del Alto Magdalena (nombre cristiano del río de mayor longitud de Colombia, que circula paralelamente a los Andes) o de San Agustin (nombre de la pequeña ciudad colonial cercana), hace unos dos mil años, estaban unidos por calzadas empedradas. Cada cinco losas o lastras de piedra de gran tamaño, presentaban en la cara apoyada en la tierra un hueco esculpido de distinto tamaño. Cuando se golpeaban, emitían diversos sonidos que por medio del fenómeno del eco resonaban a lo largo del camino. En función del ritmo y de la repetición de los golpes, que constituían un lenguaje sonoro, los santuarios podían comunicarse y transmitirse informaciones útiles para las comunidades, como un calendario de ceremonias, o el inicio o la finalización de rituales, amén de advertir sobre quienes emprendían el camino..
Una lección, una manera de componer caminos, que se ha perdido.
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