Austin no es solo el nombre de una ciudad sino que designa un centro de arte dedicado a la obra del pintor norteamericano Ellsworth Kelly, formado en París, y fascinado por Matisse.
Este centro, a su vez, en una escultura del propio artista.
Se trata de una basílica inmaculada, como una capilla en una isla civlafics, con una planta en forma de cruz griega, y bóvedas de cañón cubriendo los cuatro brazos, que, pese a acoger una serie de cuadros titulada Las estaciones de la Cruz, de vidrieras que se han tratado de imitar vanamente en la esperpéntica prosecución del templo expiatorio de la Sagrada Familia, en Barcelona, iniciado por Antoni Gaudí, y continuado por ordenadores, y de un tótem ubicado donde se emplazan las cruces en los templos cristianos, no se trata, o al menos así lo sostenía el artista, de un edificio sagrado, que Kelly nunca creyó que se llegara a construir, precisamente por la imagen religiosa que lo envuelve. Austin remite a la capilla del Rosario, en la Costa Azul francesa, proyectada por Matisse, tras la Segunda Guerra mundial, con la ayuda del arquitecto Augusto Perret, y ornamentada por el artista (frescos, mosaicos, vidrieras, casillas y objetos litúrgicos .
En el interior, el astro sol hace de las suyas cuando enciende y abandona las vidrieras, calculadamente orientadas hacia el curso solar.
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