sábado, 1 de marzo de 2025

Cementerio -o al final de la carrera de arquitectura






Fotos: Tocho, febrero de 2025
 

Llegó la hora. Inmisericorde. Desinfección. El pasado, barrido. Los trabajos, al cubo de los despojos.

Los estudiantes de arquitectura pasan seis años como mínimo produciendo maquetas para distintas asignaturas de la carrera: felices o desafortunadas, torpes o casi demasiado perfectas, faltando al gusto o zalameras, imprecisas o montadas al milímetro, de cartón o de materiales más duraderos -pero cuyo vida y cuyo destino acaba en un cubo. Horas, días de trabajos manuales, que no solo dan lugar a veces o a menudo a obras atractivas, sino a obras que traduzcan o visualicen ideas o contenidos, maneras de concebir y plasmar espacios.

Son centenares de maquetas, algunas de gran tamaño que se tienen que preservan durante un curso o dos, por si se fueran reclamaciones y peticiones de revisión de resultados académicos. Ocupan mesas, estanterías, sillas y taburetes. Conquistan poco a poco o de súbito el espacio de las salas y los despachos.

Y llega la hora de hacer tábula rasa. Las maquetas se echan al suelo. Se desparraman o montan piras. Se pisan, se pisotean descuidadamente, o no. Molestan. Sin testimonios a los que no se concede valor alguno. Tan solo alguna maqueta, algún año, como en las fallas de Valencia, es perdonada y guardada. Seguramente hasta nueva orden.

Años de trabajo condenados. Olvidados, o echados  por la borda antes de que el polvo recubra las maquetas malheridas.

Y lo estudiantes devienen arquitectos.

Sus trabajos, a los sumideros. 

Sin contemplaciones.

La educación tiene algo de producción en serie donde no cabe la clemencia y la añoranza.

Quizá esta frialdad -la ausencia de sentimientos, quizá cierto sentimentalismo- explica que algunas construcciones se alcen como lo hacen en la vida real. Sin miramientos por lo que las rodea. Pisoteando. 


3 comentarios:

  1. La inmisericorde DANA académica y su riada destructora de sueños.

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    1. Muy buena imagen: una riada se lo lleva todo y solo deja un campo de ruinas

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  2. Si yo fuera la encargada de tirarlas me costaría no llevarmelas a casa .¿No se podrían exponer fuera de a facultad para que la gente disfrutara de verlas ,hiciera fotografías ( es interesantísimo fotografias maquetas )y permitir que quien quisiera se pudiera llevar la que quisiera ? Al menos el trabajo tendría algún eco en otras personas .El problema sería quizá que alguien sin escrúpulos aprovechara para usar la información para sus trabajos

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