jueves, 18 de noviembre de 2010
¿El primer santuario de la humanidad, o el Edén? Gobekli Tepe (12000 aC, Turquía)
Fotos: noviembre de 2010
De pronto, el Mercedes se desvió de la carretera, entró en tromba en un pueblo cercano a la frontero siro-turca, zigzagueó por callejuelas empinadas y desiertas -eran las seis de la mañana-, se detuvo ante un portal metálico que se abrió automáticamente, y entró en un patio descuidado, mientras la verja se cerraba. El chófer y su ayudante, que hablaba turco (contratados por el director del hotel Baron de Aleppo, en Siria), salieron apresurado, cerraron la puerta de golpe, dejándonos solos en el coche. Apenas unos minutos más tarde, salían en tromba con decenas de paquetes de tabaco, que escondieron en la caja del cambio de marchas.
Retornamos a la carretera principal. Estábamos ya cerca de la tierra de nadie entre los dos países.
Más allá de la ciudad de Urfa -asediada por anillos de bloques baratos donde se concentran centenares de miles de kurdos desplazados, sin duda intencionadamente, por la construcción de pantanos y la inundación de extensas tierras-, se alza una colina. Un camino de tierra conduce a la cumbre, que un solitario árbol señala. Un vigilante con turbante, sentado, un té en la mano, ante una caseta metálica que le sirve de morada, deja pasar. Nada se vislumbra. El monte parece pelado.
Pero, tras un último quiebro, un gigantesco yacimiento arqueológico: Gobekli Tepe. Desde la cima, se descubre el inicio de los valles del Tigris y el Eúfrates que se adentran en Siria (antiguamente, el norte de Mesopotamia). El aire, insólitamente cálido, vibra tanto, que se cree ver construcciones en la lejanía, a través de la neblina que el calor levanta.
Gobekli Tepe ha trastocado radicalmente la historia, no solo del arte y de la arquitectura, sino de la humanidad. No se acaba de entender. Las mediciones no engañan. Estamos ante las ruinas de un poblado gigantesco, sobre la ladera de una colina que mira hacia el sureste, hacia Mesopotamia, antes de que Mesopotamia existiera. Hace catorce mil años, cazadores-recolectores construyeron los mayores santuarios (¿?) jamás hallados. Menos de dos mil años antes se pintaron las cuevas de Lascaux o de Altamira. Los frescos de las cuevas de Parpalló, en el Levante español, de aspecto "paleolítico", tardarían aún cuatro o cinco mil años. Las primeras ciudades, en el sur de Mesopotamia, se fundaron ocho mil años más tarde. En cuanto a Stonehendge, se trata de construcciones advenedizas, simples piedras erguidas. Son diez mil años posteriores a los inmensos recintos circulares de Gobekli Tepe.
Pues Gobekli Tepe se compone de restos, bien conservados, de un poblado con casas, de planta cuadrada o rectangular, de muros de piedra y suelos de yeso compactado, construidas hace unos diez mil años, cuando los pobladores se habían asentado. Mas estas moradas se dispusieron alrededor de unas construcciones de planta circular que ya existían casi cuatro mil años antes. Y, ésas, no eran viviendas, espacios domésticos. Los pobladores aún eran nómadas. Levantaron, empero, un sin fin de espacios descomunales -se han hallado cinco, por ahora, desde el inicio de las excavaciones, a mediados de los años noventa, pero pruebas geo-magnéticas dan fe de la existencia de unas quince construcciones más, aún por desenterrar-. Una mínima parte del yacimiento ha sido explorado.
La tierra que lo recubre fue vertida intencionadamente hace unos ocho o nueve mil años, recubrimiento todas las construcciones. El conjunto,sepultado, cayó en el olvido.
Los espacios circulares, de unos veinte a treinta metros de diámetro, y unos diez de altura, presentan estrechos y esbeltos monolitos de piedra rectangulares, hincados en la tierra, dispuestos como las marcas de un reloj. En el centtro, dos monolitos aún más grandes -pueden alcanzar unos diez metros de alto, en forma de cruz en Tau (el brazo horizontal corona el vertical-. Los monolitos laterales están cubiertos de relieves de animales reales: buitres de gran tamaño, zorros, toros, reptiles, arácnidos: ¿símbolos de los tres niveles del espacio, el aire, la tierra y el subsuelo? Los centrales solo presentan unas pocas líneas inclinadas a media altura. Vistos de lado, de pronto, se descubre que representan brazos cruzados sobre el vientre, cuyo ombligo se destaca poderosamente en la cara estrecha: el brazo horizontal figura la cabeza, el vertical el cuerpo, y los brazos están trazados naturalísticamente sobre la piedra. Son seres humanos descomunales, alrededor de los cuales se distribuye un bestiario celestial, terrenal y del inframundo. Una banqueta corridas, adosada al muro perimetral, y un gran recipiente de piedra, en el centro exacto, corroboran que estos espacios no son privados sino públicos. Tampoco son viviendas colectivas. ¡Acaso lugares de culto?
Los dioses animales y antropomórficos nacieron con las ciudades, hace unos seis mil trescientos años. Anteriormente, posiblemente, los dioses no existieran. No había necesidad de ellos. Pero los humanos temían y respetaban las fuerzas de la naturaleza. Y, posiblemente, a los ancestros o los antepasados.
Los buitres eran utilizados, como en la religión zoroástrica aún hoy, en remotos lugares de la India, para descarnar a los cadáveres, cuyos huesos son entonces recogidos. Son los animales más comunes en Gobekli Tepe, más visibles, y de mayor tamaño, representado erguidos, de lado, casi como si fueran humanos rapaces.
Quizá los "santuarios" fueran lugares donde los humanos se convertían en seres del pasado a quienes se rendía culto. Quizá, incluso, las dos figuras antropomórficas, que presiden los "santuarios", sean humanos que habrían pedido su mortal -carnal- condición, y se han crecido, se han acrecentado. Ningún texto -faltaban casi nueve mil años para que la escritura fuera inventada- da sentido, o da fe, a lo que el "santuario" simboliza. Un recinto en el que, posiblemente, distintas tribus o clanes se encontraban. Como si se supieran descendientes de unos mismos seres.
En lugares como Jericó, un poco posterior a Gobekli Tepe, se han hallado cráneos humanos cuyas facciones han sido modeladas con barro para devolverles su figura, colocando conchas en los cuencos de los ojos, quizá para evitar que los abran y se animen. Se han encontrado incluso estatuas de mediano tamaño (la mayor tiene un metro veinte de alto, más o menos), hechas de yeso, en las que destaca la cabeza, modelada sobre un cráneo o no, con ojos de azabache.
Precisamente, una estatua realista antropomórfica, a tamaño natural, de piedra blanca (y no de yeso), en cuya cabeza bien modelada lucen los óculos de piedra negra, fue hallada en Gobekli Tepe. Es de la misma época que los santuarios, a finales del paleolítico. Pero se trata de una efigie naturalista, que contrasta con los "tótems" que presiden los "santuarios". ¿Una imagen de un ser superior, antes de ser desencarnado por los buitres?
Es posible que Gobekli Tepe, situado en lo alto de un montículo, entre el cielo y la tierra (con estancias circulares, enterradas que emergen de la tierra, que quizá evoquen vientres maternos -tal es el significado de la expresión con la que se designa hoy lugar-), mirando hacia el sol naciente, fuera no solo un lugar de culto a los ancestros, sino el mismo lugar donde los mortales se volvían inmortales, la carne se trasmutaba en piedra, y los cuerpos decaídos se alzaban para siempre, dominando a los mortales recogidos a su alrededor.
El azar o la lógica contribuye a dotar de complejos significados a Gobekli Tepe. Según una leyenda, posiblemente musulmana, es decir tardía, la vecina ciudad de Urfa fue fundada por Abraham o fue donde Abraham nació en una cueva de la que mana un río (Abraham, quien, según la Biblia, nació en la ciudad mesopotámica de Ur -sin fa-). En el centro, un estanque -con agua de la cueva de Abraham- comprende innumerables carpas, algunas de más de un metro de largo. Carpas grandes casi como sirenas, o humanos. Los filamentos que crecen debajo de la boca evocan la barba de un un hombre sabio. Son carpas sagradas. Nadie las puede pescar so pena de maldiciones. Una mezquita cercana protege mágicamente el estanque.
En la mitología mesopotámica, los dioses ancestrales eran anfibios. Vivían en las aguas primordiales. Aguas dulces, fecundas, de cuyo seno la vida emergió. Salieron un día de las aguas para trasmitir a los humanos los conocimientos y técnicas necesarios para sobrevivir y hacerse con el mundo.
Esos dioses eran un pozo de sabiduría: sus pobladas barbas así lo simbolizaban. Estaban adaptados a la materia informe de los orígenes, las aguas primigenias, en las que se movían como peces en el agua. Eran carpas, gigantes, cuya cabeza asomaba a la superficie y cuya boca se abría y se cerraba rítmicamente para modular sonidos -inaudibles, como las voces divinas que el común de los mortales no alcanzan a oír- entrar en contacto con los mortales.
Fueron sabios originarios, Siete Sabios, tres de los cuales, en una era venidera, siguieron una estrella fugaz y brillante en el cielo nocturno, que los llevó de Oriente a Occidente, hacia una cueva parecida al antro de donde procedían.
El mundo, entonces, se originó en Urfa.
Los testimonios más antiguos de culto a poderes invisibles, de domesticación de animales, de cultivo de los campos es decir de los orígenes de la civilización, se han hallado en Gobekli Tepe.
Sin duda, solo se trata de una casualidad. O no.
De vuelta, deslumbrados por el sol implacable, poco antes de alcanzar la frontera, el coche, giró de nuevo bruscamente, llegó a un patio gris y grasiento, en medio de viviendas y talleres oscuros. La verja cerrada, los conductores empezaron a vaciar el depósito de gasolina por un conducto situado la parte inferior, para recogerla y llenar un par de grandes recipientes de plástico. Hicimos fotos. La sonrisa se les congeló. Dieron manotazos. La gasolina, comprada barata en Siria, era, sin duda, revendida en Turquía.
Al regresar a la carretera con apenas un litro de combustible, el motor empezó a fallar.
Una patrulla de policía aguardaba.
http://www.worldsfirsttemple.com/
Vídeo hallado en Google. Véase con prudencia. Lo esóterico ronda fácilmente. Pero algunas fotos son útiles. Este segundo, sin embargo, es objetivo y mesurado.
Una exposición magnífica y un complejo realmente impresionante. Me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que se cubriera deliberadamente. Salvando las distancias, la ciudad de Baelo Claudia también fue sepultada por sus propias habitantes.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir esta información de un modo tan objetivo y mesurado. Por desgracia, como bien indica, abundan los aficionados a proponer explicaciones esotéricas.
Un saludo.
Estimado Pfunes
ResponderEliminarMe alegro que este yacimiento, del que nada sabía hasta hace dos años cuando me lo comentaron en la misión arqueológica de Tell Massaikh, done participo, te haya gustado.
Cuesta mucho llegar desde Siria, ya que los coches alquilados en Siria no pueden entrar en Turquía, al igual que la mayoría de los taxis, y se necesitan dos autocares para llegar a Urfa, y de allí aún quedan 20km sin transporte publico.
Nos costó mucho -y no solo financieramente- llegar desde Siria. La frontera siro-turca es especial. Nada amigable. Y muy larga de pasar. Cuando se pasa. Vimos varios vehículos devueltos a Siria.
En efecto, las interpretaciones marcianas abundan en relación a Gobekli Tepe. Por suerte el yacimiento está en manos de muy buenos arqueólogos alemanes, nada dados al esoterismo.
Les queda mucho por excavar, antes de poder "musealizar" el yacimiento -con el problema de la inestabilidad de los grandes bloques esculpidos, mucho menos equilibrados, hoy, que los menhires, por ejemplo. Son prácticamente láminas de piedra.