Marie Amar (París, 1962) retrata, en fotografías de un cierto tamaño (unos 100x80 cm), polvo acumulado durante años, capas de telas de araña convertidas en frágiles esculturas traslúcidas, residuos imperceptibles, muebles abandonados, alacenas vacías, puertas que bostezan por el abandono, desvanes de los que cuelgan telas protectoras convertidas en espectros, y que recuerdan que esos espacios, un día, estuvieron llenos de vida.
La serie titulada
La Maison (La Casa, 2005), junto con
Poussière (Polvo, 2011) es quizá su mejor obra.
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