Circulan mensajes por internet que aseguran y demuestran que el Ejército Islámico de Iraq y del Levante (ISIL) o Estado Islámico (IS) es una invención de países occidentales (Estados Unidos, sobre todo) para justificar el bombardeo y la toma de control de países como Siria e Iraq, y que las imágenes violentas son ficciones cinematográficas elaboradas con actores.
Unos amigos de Barcelona participamos en una misión arqueológica internacional cerca de la frontera siro-iraquí, no lejos de la ciudad de Deir-es-Zor, entre 2007 y 2010. La misión comprendía a sirios y extranjeros, y pagaba un sueldo -aún lo hace, si bien el dinero no siempre llega o tiene que retirarse en zonas controladas, según palabras de los aterrorizados miembros sirios- a trabajadores sirios que mantienen la casa de la misión.
El equipo arqueológico se ha desplazado desde entonces al norte de Iraq, entre Mosul e Erbil. Además de extranjeros occidentales, incluye a sirios refugiados en Iraq, y a iraquíes, sobre todo del Kurdistan de Iraq. Llevamos tres campañas. Hasta el pasado mes de Junio.
Hace meses, el hijo de un miembro sirio fue secuestrado en Alepo. Tras semanas de angustia, fue liberado. No quiero contar cómo. Desconozco si alguien supo quien cometió el secuestro.
Hace semanas, un documentalista extranjero que se preparaba para un reportaje sobre la misión en Iraq, y las condiciones de vida de las mujeres en el norte de Iraq -el área más peligrosa del mundo, según cuenta un organización no gubernamental, para las mujeres sospechosas de infidelidad, víctimas de crímenes de honor- ha sido secuestrado. Y se sabe, en este caso, bajo qué siglas se escriben las amenazas de muerte.
El yacimiento arqueológico asirio-helenístico fue ocupado por el ISIL -sea quien sea-. Hoy ha sido reconquistado por milicias kurdas. Pero no se puede saber en qué estado ha quedado.
Las entradas y salidas en y de la ciudad de Erbil pasan por extremos controles de carretera. Faltan alimentos (que no pueden alcanzar los mercados porque las carreteras están tomadas). Escasea el carburante. No hay electricidad. El agua está cortada. Las clases universitarias no han podido empezar por falta de alumnos y profesores que no pueden desplazarse por la ciudad -que carece de transporte público- y no quieren arriesgarse caminar. Enseñantes y miembros iraquíes de la misión han sido amenazados de muerte.
Como también ha ocurrido en la Universidad de Bagdad.
Para iraquíes y kurdos, y refugiados iraquíes, hundidos -amigos y compañeros de trabajo-, no hay duda posible. Conocen el país y la gente, comparten lengua y religión. Se conocen.
Y saben que, por desgracia, no existe tal ficción o invención -por "realista" que fuera. No entienden las noticias que circulan. No pueden creer que se dude de los rostros, no siempre encapuchados, con los que se han enfrentado.
Queremos creer en ficciones para no asumir la realidad.
Pero ésta se impone de inmediato.
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