jueves, 8 de enero de 2015
¿Un origen de la visión del mundo? Entre Súmer y Arabia
Obras de colecciones privadas.
Todas estas esculturas -fetiches votivos mesopotámicos del tercer milenio aC- guardan un aire de familia.
Sin embargo, pertenecen a culturas distintas, muy alejadas entre sí.
La primera es una efigie de hallada en Arabia Saudí, muy lejos de lo que hoy es el sur de Iraq. La segunda procede del Yemen; la última es un orante femenino sumerio (que se expone en el Institute for the Study of Ancient Worlds -ISAW- de Nueva York entre febrero y junio de este año).
Sin duda, la estatua sumeria es la más antigua. Pero la influencia del imaginario sumerio, y de su modo de hacer o representar, se extendió por toda la península arábiga, mucho más al sur.
Esas influencias resuenan de manera extraña hoy, y muestran cómo las fronteras no se interponen ante la imaginación. "Occidente" ha reivindicado sus raíces sumerias -hoy, aun, Mesopotamia aparece junto a Creta, Grecia y Roma como el origen del arte antiguo occidental en la mayoría de los museos, separada del arte asiático, y de la cultura islámica-. Arabia Saudí ha reivindicado unas raíces propias, alejadas de "Occidente". La realidad es que se halla en Arabia -cuya divinidad, Alá, guarda relación con las fenicias El, y la hebrea Elohim-, un arte originario marcado por Sumeria.
Quizá los seres humanos de África del Este, Europa, Próximo Oriente, Centro Asia y la India debamos casi todo a Sumeria, desde los credos hasta la visión del mundo
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