El título de la instalación, obra del artista británico Coley, procede del célebre libro de Ruskin, Las Siete Lámparas de la Arquitectura, en la que este autor defiende el esfuerzo, el sacrificio de la comunidad y de los constructores a la hora de levantar una catedral, entrega que constituye el verdadero carácter sagrado de estos edificios.
La instalación -de la que existen dos versiones, una primera referida a la arquitectura sagrada de Birmingham- comprende reproducciones a escala de todas las iglesias y templos de la ciudad de Edimburgo: casi trescientos lugares de culto. Reducidos a volúmenes sin ornamentos -profanos-, evocan la austeridad franciscana, el despojamiento de la arquitectura conventual, al mismo tiempo que manifiestan el excesivo trabajo para construir tantas maquetas, una entrega para el arte que remeda -y quizá ironiza sobre- la entrega a lo sobrenatural que toda obra -religiosa- conlleva.
Nathan Coley expone en estos momentos en una galería de arte londinense
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