Los estudiosos, hoy en día, no suelen dudar de la existencia histórica de un profeta llamado Jesús, mientras que la existencia de la figura llamada Cristo, es decir de un humano llamado Jesús considerado también como una divinidad, es cuestión de fe.
Jesús fue, seguramente, un profeta más de los numerosos que, en el siglo I dC, recorrían Israel, advirtiendo de la llegada de tiempos apocalípticos.
Jesús era judío, seguidor de la Torá, y en absoluto opuesto al Templo. En ningún momento, Jesús quiso romper con el judaísmo, ni promover ninguna religión nueva. Posiblemente nunca se le hubiera pasado por la cabeza romper con la Sinagoga; tan solo renovar, purificar ciertas prácticas. Jesús no era cristiano.
De Jesús, sin embargo, muy poco se sabe.
Los primeros textos que se refieren a Jesús son las epístolas de Pablo, escritas unos veinticinco años más tarde que la muerte de Jesús. Pablo (Saúl) no conoció personalmente a Jesús; no es seguro que tuviera contactos con seguidores directos suyos. Educado por un rabino, Pablo tuvo también una formación neoplatónica. Hablaba y escribía en griego.
Los textos de Pablo son muy anteriores a los Evangelios. Existen diferencias entre Pablo y los evangelistas. Pablo no debía de conocer todo lo que los Evangelios cuentan.
Se ha dicho que Pablo fundó el cristianismo. No parece, sin embargo, que hubiera roto con la Sinagoga. Quienes sí marcaron diferencias tales que están en el origen de una nueva religión, fueron los autores de los Evangelios. La noción de Hijo de Dios, de una figura que es hombre y dios a partes enteras -una creencia inasumible por el judaísmo, pero más cercana a ciertas consideraciones romano-imperiales- es ya propia de los Evangelios. El primer evangelio posiblemente no sea anterior al año 70. El Evangelio atribuido a Juan (los nombres de los evangelistas son meras atribuciones sin fundamento) data del primer tercio del siglo II.
Roma saqueó el templo de Jerusalén en el año 70. Las advertencias apocalípticas se habían consumado. Yahvé había roto con su pueblo elegido.
Fue entonces cuando se redactó el primer evangelio.
Sería necesario afinar la datación del primer Evangelio, de Marcos. Se redactó a finales de los años 60 o a principios de los años 70.
¿Existiría una relación entre la caída del Templo y el retraimiento de Yahvé, y el enunciado de una nueva religión, en la que el hijo del Dios furibundo, de algún modo, sin reemplazarlo ni desplazarlo, dio un paso adelante?. Desde entonces, la creencia en Yahvé ya no era necesaria, desde una nueva óptica, ya que la creencia en su hijo conllevaría la creencia en su Padre, en tanto que el Hijo y el Padre eran (son) la misma figura -salvo por el hecho que un padre y un hijo diferían en el tiempo.
El saqueo de Jerusalén y la destrucción del Templo, posiblemente alejó a algunos judíos de la Sinagoga hasta que alumbraron un nuevo credo que les devolviera la esperanza.
Roma creó indirectamente el Cristianismo, y el Cristianismo l devolvió con creces la intervención.
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