Herbert List, el fotógrafo alemán, exiliado de la Alemania nazi por ser judío, de las ruinas de la Grecia antigua, del Acrópolis ateniense, en particular, ha caído en parte en el olvido.
Sus imágenes de ruinas clásicas, "mediterráneas", se centraron en la destrucción del tiempo y de la locura humana cuando retrató en 1946 las ruinas de los museos de antigüedades -ruinas de ruinas- de Munich, devastados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, convertidos en nuevas acrópolis, retratos ambiguos, que desvelan el horror y las fascinación por las ruinas, una destrucción que expone casi obscenamente realidades o aspectos de la realidad hasta entonces ocultos y que, sin embargo, pese o debido al estado ruinoso, suscitan una atención casi morbosa por restos en los que todavía se percibe un poderoso hálito de vida y se descubre la extensión de la pérdida, de lo que era o pudo haber sido, siempre magnificado por la imagen, como si las cosas son por lo que eran y ya no son.
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