domingo, 30 de junio de 2024

OLIVIER GREIF (1950-2000): RONDÓ PARA PIANO “42nd STREET” (1970)


 Sobre este compositor de obras de piano francés, raramente interpretado, colaborador de Luciano Berio, educado en Londres, Nueva York (donde devino amigo de Andy Warhol, Mick Jagger y Salvador Dalí -una relación a explorar), y París, muerto inexplicablemente, véase su página web:



jueves, 27 de junio de 2024

MAX COULON (1994): E PUR SI MUOVE (CASAS EN TRÁNSITO)













 El artista francés Max Coulon no se escuda en sutilidades: sus casas tienen pies, casi tan grandes como ellas, con los que deben de desplazarse como un elefante en una cacharrería.

Casas con pies, en vez de cimientos. Casas capaces de desaparecer.

Las casas suelen ser consideradas como espacios seguros. Las adaptamos a nuestras necesidades y nuestros gustos. Solemos encontrarnos a gusto en ellas. Forman parte de nuestro entorno. Lo delimitan y abren un espacio en el que nos recogemos -y acogemos a quienes permitimos que crucen el umbral. La casa es nuestro mundo interior.

Mas, un quiebro en la vida: una separación, un fallecimiento. O una intrusión . Y de pronto, la casa se nos vuelve extraña. La casa en la que vivíamos y convivíamos ya no está. Se nos ha ido. No reconocemos donde nos encontramos. Paredes y estancias vaciadas, huellas de cuadros retirados, camas que no se ocuparán más, armarios  y alacenas donde la mitad de los útiles han sido retirados, y nos aparecen demasiado grandes.

 Todo es demasiado grande. Pero es opresivo al mismo tiempo. La casa en la que creíamos que viviríamos siempre, que cambiaría con nosotros, se ha desvanecido. Y solo queda un lugar inhóspito y vagamente inquietante. 

Las casas nos pueden rehuir. Huyen de nosotros, llevándose una parte de los recuerdos. No siempre abandonamos las casas. A menudo son las casas las que nos plantan. Y parten para no volver. Quedamos a la intemperie, seguramente no física pero sí emocionalmente.

La casa no tiene raíces ni apegos. Somos nosotros los que la dotamos de lo que nos inspira seguridad. Creemos que la casa es inmutable y nos protegerá y, de súbito, nos deja desvalidos, sin puntos de referencia.

Ya solo nos queda cerrar la puerta, dejando atrás una casa que no reconocemos, que nos ha dado la espalda.

Lo que más desasosiego causa es que otra persona la ocupará, sin que la casa emita objeción alguna. Ya solo la podremos contemplar de fuera. Ha dado un paso fatídico, excluyéndonos. Las casas no dan un paso en falso. Nosotros, siempre. 

miércoles, 26 de junio de 2024

Actor

 “La vida es una corriente tumultuosa e inconsciente, donde los actores representan una tragedia que no comprenden”

(Pío Baroja: El árbol de la ciencia)

martes, 25 de junio de 2024

Universidad ¿hoy?

 “Aquel ambiente de inmovilidad, de falsedad, se reflejaba en las cátedras. (…) Pudo comprobarlo al comenzar a estudiar (…). Los profesores del año preparatorio eran viejísimos; había algunos que llevaban cerca de cincuenta años explicando.”

No es la descripción de la universidad, hoy en día.

La cita pertenece a la  novela El árbol de la ciencia, publicada hace ciento trece años por Pío Baroja 

Muy recomendable 

Construcción





 

Sin palabras 

Foto tomada hoy en Barcelona

jueves, 20 de junio de 2024

CLAIRE TABOURET (1981): CASAS INUNDADAS



















 

Casas unifamiliares solitarias, desocupadas, vacías o cerradas, ubicadas en el bosque, de noche, bajo una luz azul.
Parecen construidas en lagunas, a menos que se encuentren inundadas. El agua no es su medio natural, porque no están construidas sobre el agua, apoyadas en pilares. No son palacitos.
Parecen víctimas de una crecida, un desbordamiento, una alteración natural que las convierten en construcciones que ya no ofrecen protección alguna.
 Las aguas están quietas. Las cosas se reflejan como en un espejo. Aguas muertas que impiden el acceso a las viviendas, o la huida. Son apariciones de otro tiempo en mundo bajo las aguas; aguas que no aporten vida sino que la anegan, la niegan. Aguas cuya inmovilidad parece esconder un peligro que no se sabe de dónde puede emanar. Son lugares por donde no se puede andar, en los que la tierra no constituye un firme, en los que las casas devienen arcas, o tumbas. 
Claire Tabouret es una pintora francesa que recrea espacios inciertos o turbios, hoy de actualidad. Las aguas no son una defensa sino una amenaza latente. 

Sobre esta artista, véase su página web:


Expone en la bienal de arte de Venecia este año.

martes, 18 de junio de 2024

ELLSWORTH KELLY (1923-2015): AUSTIN (2015-2018)

 















Austin no es solo el nombre de una ciudad sino que designa un centro de arte dedicado a la obra del pintor norteamericano Ellsworth Kelly, formado en París, y fascinado por Matisse. 

Este centro, a su vez, en una escultura del propio artista.

Se trata de una basílica inmaculada, como una capilla en una isla civlafics, con una planta en forma de cruz griega, y bóvedas de cañón cubriendo los cuatro brazos, que, pese a acoger una serie de cuadros titulada Las estaciones de la Cruz, de vidrieras que se han tratado de imitar vanamente en la esperpéntica prosecución del templo expiatorio de la Sagrada Familia, en Barcelona, iniciado por Antoni Gaudí, y continuado por ordenadores, y de un tótem ubicado donde se emplazan las cruces en los templos cristianos, no se trata, o al menos así lo sostenía el artista, de un edificio sagrado, que Kelly nunca creyó que se llegara a construir, precisamente por la imagen religiosa que lo envuelve. Austin remite a la capilla del Rosario, en la Costa Azul francesa, proyectada por Matisse, tras la Segunda Guerra mundial, con la ayuda del arquitecto Augusto Perret, y ornamentada por el artista (frescos, mosaicos, vidrieras, casillas y objetos litúrgicos .

En el interior, el astro sol hace de las suyas cuando enciende y abandona las vidrieras, calculadamente orientadas hacia el curso solar. 

domingo, 16 de junio de 2024

El arquitecto y el maestro de obras

 El arquitecto ¿tiene que construir? La construcción ¿es la finalidad del trabajo del arquitecto? Construir, es decir verter el proyecto en la materia, dotar de volumen y materialidad los trazos en un plano ¿son tareas propias del arquitecto?

El siglo XVII, en Europa, aportó un cambio en las tareas del arquitecto y en la propia concepción de su papel. Las academias artísticas, aparecidas a finales del siglo XVI en Italia, primeramente para artistas plásticos y posteriormente para arquitectos, fueron agrupaciones desgajadas de los gremios medievales, porque dieron primacía al pensar sobre el hacer: se convirtieron en centros donde se debatían ideas frente a los gremios donde se aprendían técnicas constructivas. La mente empezó a imponerse sobre la mano. En cierto que los primeros arquitectos académicos proyectaban y construían. Los tratados de arquitectura que estudiaban y redactaban no eran las únicas obras que producían o sobre las que reflexionaban. Seguían dirigiendo la puesta en obra de sus proyectos, pese a que el modelo del arquitecto seguido era el que el romano Vitrubio impuso, un arquitecto o ingeniero militar, autor de un tratado (de arquitectura griega o helenística), más que un constructor (no queda claro que hubiera construido, aunque recientemente se hallan hallado restos de una posible obra suya, una basílica que no se sabía o se sabe si llegó a edificarse o fue un proyecto no materializado y que posiblemente no se proyectó para ser materializado).

Las primeras academias mutaron a mitad del siglo XVIII. Primeramente porque a su función propiamente discursiva, un lugar donde debatir sobre lo que és la arquitectura, se sumó una función educativa. Las academias abrazaron la formación de cursos reglados de arquitectura, por lo que los arquitectos dejaron de formarse en talleres gremiales -una formación eminentemente práctica- para empezar a recibir una formación teórico-histórico-práctica. Una formación que se encontró con una doble vía difícilmente armonizable: la consciencia intelectual frente a la formación material. Las ideas ante las obras, el proyecto frente a la construcción.

Fue entonces cuando la academia exigió que las obras públicas dejaran de ser ideadas por maestros de obras, es decir por constructores sin formación histórica y teórica, diestros en la obra pero desconocedores o indiferentes ante cuestiones teóricas, actuantes antes que reflexivos. Los proyectos tenían que ser pensados, ideados por arquitectos académicos. Unos arquitectos para los que se defendía una formación principalmente histórica y teórica, en la que la historia del arte y la arquitectura; la gramática -el arte del pensar bien se expresa en el arte de escribir bien-, la estética y la filosofía jugarán un papel principal en detrimento de enseñanzas científicas y constructivas, propias de ingenieros. Los académicos defendían la separación de la arquitectura de la ingeniería: ambas enseñanzas tenían cursos comunes previos a cursos específicos. La formación común inicial se debatía. Un arquitecto era concebido como un ser reflexivo, pensativo, contemplativo, distinto del activo ejemplificado por el ingeniería y caricaturizado por el maestro de obra sin conocimientos de historia y teoría. 

En España existen los estudios de aparejadores y de arquitectos. Aparejar significa componer parejas, es decir hallar elementos que casen de manera armónica sin causar disonancias, problemas ni rechazos; entes o materiales que se acoplen bien y se fundan en una nueva entidad indisociable. Este trabajo debe realizarse parcamente: es decir sencilla y eficazmente, sin gestos gratuitos de cara a la galería. Aparejar viene de parco, en efecto. Una persona parca es quien no pierde el tiempo en gestos inútiles, una persona de pocas palabras, que obra antes que habla, que obvia la palabrería, sino que sabe solventar tareas rápida y eficazmente, sabe responder en pocas palabras a preguntas en ocasiones difíciles, hallando soluciones elegantes y efectivas. 

La conversión del aparejador en arquitecto técnico hizo que los estudios de arquitectura pasaran a denominarse de arquitectura superior, una expresión incorrecta, gramatical y éticamente. Superior es un adjetivo comparativo. Se es superior a algo o a alguien. El arquitecto es superior ¿a qué o a quien? ¿Al arquitecto técnico? Si un arquitecto no era superior a un aparejador, sino que ambos ejercían tareas de igual importancia, incomparables, como idear y edificar, sin que medie ninguna superioridad de una sobre otra, la expresión arquitectura superior implica que existe una arquitectura inferior: la enseñanza o el conocimiento del técnico, que curiosamente queda denigrado cuando se le quería realzar a la altura del arquitecto, un movimiento impropio e inútil, pues ambos ejercen o ejercían tareas de igual relevancia en campos distintos: el campo reflexivo y el campo activo.

Si se repensara las formaciones de arquitectos y  aparejadores o maestros de obras, recuperando denominaciones justas, a los arquitectos se les formaría, como se defendía en el siglo XVIII y hasta finales del siglo XIX, en conocimientos teóricos y artísticos, mientras que los conocimientos técnicos se verterían en los estudios de aparejadores. El arquitecto idearía y reflexionaría sobre la finalidad de su proyecto, sobre las consecuencias de su gesto y de su obra construida si ésta llegara a encarnarse bajo la batuta del aparejador. Mientras éste hallaría las soluciones más adecuadas para dar cuerpo a las ideas del arquitecto, pudiendo impedir o detener su materialización si percibiera problemas éticos o técnicos.

De este modo, ambos, arquitectos y maestros de obras colaborarían en un proyecto común: habilitar, humanizar el espacio para acercarlo a las necesidades físicas y espirituales del ser humano. Mientras esto no ocurra, la arquitectura construida seguirá siendo, a menudo, un ejercicio vano -la vanidad del arquitecto desconocedor de la ética se impone- y erróneo -como vamos descubriendo en tantas obras fracasadas.

Se desactivaría, a la vez, el anacrónico omnipotente poder medieval de los colegios de arquitectos, que podrían volver a ser  en lo que fueron en Roma: centros asistenciales para arquitectos en quiebra.

La arquitectura para quien la piensa, la obra para quien la trabaja.

PS: esperemos que más pronto que tarde la Escuela de Arquitectura de Barcelona abandone el galimatías, éticamente dudoso, de su denominación con ínfulas  -Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona- para pasar a llamarse llana y precisamente Escuela o Facultad de Arquitectura de Barcelona, o Escuela Pública de Arquitectura de Barcelona, al tiempo que el delirante nombre de Escuela Politécnica Superior de Edificación de Barcelona, más abstruso o absurdo que un texto de arquitecto o crítico de arte contemporáneo, revierta, sencillamente, en la denominación, no pretenciosa e incomprensible, libre de complejos, de Escuela de Aparejadores de Barcelona. 

Amén


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sábado, 15 de junio de 2024

MARÍA TRÉNOR (1970): EX-LIBRIS (2009)

Exlibris short film from Maria Trenor on Vimeo.


Sobre la mejor cineasta de animación española, véase, por ejemplo, este enlace

AZORIN (1873-1967): “LAS PUERTAS”, LAS CONFESIONES DE UN PEQUEÑO FILÓSOFO (1904)



 



Ecos de Baudelaire, explícitamente citado en esta “novela”, y de Proust. Junto con Doña Inés (1925), del mismo autor, uno de los más hermosos textos de la literatura española del siglo XX.

jueves, 13 de junio de 2024

¡Premio!

Hoy que la palabra premium lo invade todo y se aplica para calificar desde una sopa de lata hasta un helado industrial, sustituyendo a un adjetivo calificativo como excelente, superior o bueno (que es un término del vocabulario de la ética y se refiere al resultado de un acto realizado desinteresada, graciosamente y sin esperar beneficio alguno), podríamos preguntarnos acerca de lo que esta palabra conlleva.

¿Qué es un premio? Praemium, en latín, conjuga el adverbio prae, que significa antes, y el verbo emere (el presente en primera persona es : emo), que se traduce tanto por coger como comprar y hasta sobornar.

Un premio es lo que se coge antes que los demás: se tiende la mano velozmente, visto y no visto, y se agarra el botín (emere también significa quedarse con el botín). Un praemium se birla, a la vista de todos, sin que intervenga otro mérito más que la rapidez de los reflejos, la avidez y la mirada de rapaz, o se adquiere tras sobornar a quien posee el bien, toda vez que el premio no está destinado a quien se lo queda o quien lo reciba, tras la maniobra. Un premio se gana en contra de los demás, por la fuerza -se apodera de aquel ejerciendo el poder- o la zalamería. 

Praemium puede designar un premio, tal como lo entendemos hoy, ciertamente. Mas, en este caso, el premio es una recompensa por el esfuerzo realizado sin esperar nada a cambio, por los desvelos, penurias y penalidades pasadas y soportadas. Un premio es una compensación por tantos males padecidos. No cubre la entrega física y emocional.

Los premios de arquitectura pertenecen a dos clases: premios que un jurado concede sin que medie pago alguno, y premios entregados a quienes han pagado por recibirlo.

El arquitecto puede trabajar por la vanagloria, pero en principio -signifique lo que signifique esta expresión-, trabaja para mejorar la vidas de los demás, ofreciendo un abrigo, un lugar donde morar, o mejorando lugares desaseados, en los que la vida rehuye, convirtiéndolos en espacios acogedores. 

La arquitectura podría ser el ejemplo del trabajo moralmente cualificado: un servicio público que se lleva a cabo sin esperar medalla alguna, ni frases laudatorias. Se realiza porque se tiene que realizar.

La imagen del arquitecto echando la mano a la bolsa para quedarse con un premio, previo pago, es perturbadora; mas, se repite año tras año.

¿Tiene “sentido” un premio de arquitectura que es, en verdad, un premio con el que el arquitecto “se hace”? 

miércoles, 12 de junio de 2024

FRANÇOISE HARDY (1944-2024): YOU’RE MY HOME (ERES MI HOGAR, 2018)


 Ya nada será igual

Falleció a medianoche 

In menoriam…

martes, 11 de junio de 2024

De cara a la pared

Los arquitectos jóvenes se quejan de las dificultades que encuentran para poder presentarse a concursos de arquitectura y más aún para poder construir.

Con motivo de la capitalidad mundial de la arquitectura de la ciudad de Barcelona en 2026, las autoridades competentes han decidido responder a estas quejas, con un concurso -presidido por un jurado internacional- para que los arquitectos jóvenes se ejerzan como pintores de pared adecentando medianeras urbanas .

La propuesta es acertada. Estos jóvenes han estado formados sin duda en las entrañables clases de manualidades en primaria y en la ESO: esas maravillosas prácticas que les permitían hacer una lámpara con envases de yogur, y alguna cajita preciosa con una lata de atún, preciados regalos tan apreciados por los emocionados padres.

Por otra parte la ciudad se caracteriza por la multitud de medianeras bien visibles de todas las tallas en todas partes.

Los arquitectos jóvenes podrán así adiestrarse y encontrar un trabajo de por vida.

Una propuesta tan comprensiva 


https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20240611/barcelona-concurso-internacional-arquitectos-paredes-medianeras-103633318








lunes, 10 de junio de 2024

Jaffar

 La devolución de obras expoliadas continúa, pese a los litigios entre museos de distintos países o incluso dentro de un mismo país.

El escultor Federico Marés, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, en Barcelona, creó, tras la guerra civil, un museo en dicha ciudad, en el que depositó su colección de arte y su gabinete de curiosidades, que se puede seguir visitando.

Su colección comprendía obras que se hallaban en la academia. 

Desde los años setenta la Academia pleitea con el museo para recuperar las obras salidas de su colección. Las últimas devoluciones, al parecer, llevadas a cabo por el ayuntamiento, dueño del museo, se llevaron a cabo discretamente hacia 2010. No se habría hecho nunca público este contencioso.

Cabe recordar quizá  que el grueso volumen sobre la historia academia escrito por el escultor contiene páginas plagiadas de obras anteriores sobre la institución redactados por otros autores.


Sector técnico-artístico



 Dos perspectivas del llamado Sector Técnico artístico del Núcleo Universitario, que comprendía proyectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y de la Facultad de Bellas Artes, que hoy forman parte del Campus Sur ñ, obras de los arquitectos Eusebio Bona, Pelayo Martínez y José María Segarra -primer director de la por el aquel entonces (1961)  recién inaugurada Escuela de Arquitectura.
Cuando la pesadilla del nuevo edificio de la escuela de arquitectura, de José Antonio Coderch, era aún muy lejana.

Desconocía estas perspectivas halladas casualmente

Sin duda, no son extrañas para los estudiosos.


Véase: https://ddd.uab.cat/pub/ensayo/ensayo_a1962n14.pdf


domingo, 9 de junio de 2024

El primer arquitecto moderno inglés (1930)





















 La sombra de Le Corbusier es alargada.

Llega más allá de las fronteras de la arquitectura.

El primer arquitecto moderno inglés admiraba a Le Corbusier, Charlotte Perriand y los muebles de tubo de acero cromado de la Bauhaus.

Completaba sus trabajos de interiorista con los de diseño e gráfico. Diseño y produjo muebles de tubo, de vidrio y metal, y alfombras con motivos abstractos. 

Sus interiores, pulidos y luminosos, estaban a la altura de los que las fotografías impresas de las revistas de decoración de los años veinte y  treinta mostraban.

Expuso con éxito en Londres en 1930. Un artículo en la revista The Studio lo presentaba como el primer diseñador moderno inglés. 

Tres años más tarde, abandonó su trabajo de diseñador e interiorista. Tenía veintitrés años. 

De hecho, se sospecha que muebles suyos, vendidos hoy en mercadillos como diseños industriales anónimos, son obras suyas. No existe ninguna catalogación de los muebles que diseñó. Apenas quedan algunas fotografías.

Quizá ocurra porque el primer arquitecto moderno inglés no era arquitecto ni siguió con su trabajo de arquitecto.

De pronto, cambió de estilo y de profesión.

Y devino célebre y mundialmente conocido, hasta la extenuación, con una producción admirada que llegó casi a la producción en serie -como cuando, decenios años, trabajaba como diseñador industrial: devino el pintor Francis Bacon.

Una exposición, hoy, en Francia, recuerda esta súbita y drástica transición, dedicada a los pocos años en que devino el primer arquitecto moderno inglés 


https://www.etapes.com/2024/04/17/francis-bacon-et-lage-dor-du-design-a-lespace-de-lart-concret-a-mouans-sartoux/